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Docente acusado de abuso sexual de una menor dejó su tobillera en una habitación y se fugó en Rivera

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Dejó la tobillera en una habitación y escapó; tenía arresto domiciliario a la espera de fallo de un Tribunal. Foto: Fernando Ponzetto
Centro de monitoreo del Ministerio del Interior para el control de uso de tobilleras por casos de violencia domestica, Montevideo, ND 20171219, foto Fernando Ponzetto - Archivo El Pais
Fernando Ponzetto/Archivo El Pais

INTENSA BÚSQUEDA

Los investigadores sospechan que el hombre podría estar escondido en Santana do Livramento. La Jefatura de Policía de Rivera se comunicó con la Policía Federal de Brasil para pedir colaboración.

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La Dirección de Monitoreo Electrónico (Dimoe) del Ministerio del Interior recibió la notificación en la madrugada del jueves: una de las tobilleras electrónicas que usaba un hombre por denuncia de violencia doméstica había sido desconectada. Enseguida se dispuso un operativo. Mientras algunos policías se dirigieron a la vivienda del hombre, otros fueron a prestar custodia a la casa de la víctima.

Los efectivos llegaron a la vivienda del denunciado, en la ciudad de Rivera, y se acercaron a la ventana. Desde ahí miraron hacia su interior y notaron que no había muebles en la casa. Luego la rodearon, siguieron observando y vieron que la tobillera estaba colgada en una habitación y que no había ninguna persona en el lugar. El denunciado había escapado.

Pero esta persona no solo tenía una tobillera electrónica por una denuncia de violencia doméstica. Además, sobre él pesa una condena y una investigación en curso por dos casos de abuso sexual contra una misma menor; uno de los abusos es especialmente agravado.

Delito de abuso sexual.

La investigación en torno a este hombre, un docente de Física de Rivera, comenzó en 2019. La fiscal de 2° Turno de ese departamento, Alejandra Domínguez, había solicitado el inicio de una investigación penal contra el docente por un delito de abuso sexual.

La denuncia contra el profesor había sido realizada por la madre de su alumna a comienzos de aquel año, cuando supo que el hombre le enviaba a su hija fotos desnudo y videos pornográficos. Incluso, había indicado la madre en ese entonces, llegó a “manosearla” cuando estaban en el liceo.

Durante las audiencias judiciales Domínguez pidió a la Justicia la formalización del hombre y que, mientras continuaba con la investigación, fuera enviado a prisión preventiva como medida cautelar. Sin embargo, la Justicia entendió en ese entonces que no había riesgo de fuga por parte del hombre y, si bien hizo lugar a la formalización, determinó que esperara el juicio bajo el régimen de libertad vigilada, de acuerdo a lo que informaron a El País fuentes del caso.

Durante la investigación la fiscal encontró elementos para ampliar la formalización contra el docente, e imputarle un delito de abuso sexual especialmente agravado.

A finales de octubre de 2020 comenzó el juicio oral por los dos delitos. La fiscal solicitó la condena de 10 años de penitenciaría para el hombre por un delito de abuso sexual y un delito de abuso sexual especialmente agravado.

El 11 noviembre la Justicia falló sobre el caso y condenó al docente a cuatro años de penitenciaria por un delito de abuso sexual, pero no se logró la condena por el abuso sexual especialmente agravado. La resolución fue apelada por la fiscal y ahora el caso está en manos de un Tribunal de Apelaciones que deberá decidir si hay pruebas para lograr una sentencia por los dos delitos. Por su parte, la defensa del hombre también apeló para solicitar la absolución.

Patrullero. Foto: Estefania Leal
Patrullero de Policía. Foto: Estefania Leal (Archivo)

En enero de este año la fiscal Domínguez solicitó una nueva audiencia para pedirle a la Justicia que el hombre esperara el fallo del Tribunal en prisión efectiva.

Según narraron las fuentes, la representante del Ministerio Público tenía elementos para sospechar que el docente estaba trabajando en la ciudad brasileña de Santana do Livramento, por lo cual existía el riesgo de que se fugara, teniendo en cuenta los delitos por los cuales se lo había acusado.

Sin embargo, la Justicia no hizo lugar a este último pedido de prisión efectiva. En esa instancia la jueza determinó que en vez de libertad vigilada, como venía cumpliendo, el docente pasara a tener la medida cautelar del arresto domiciliario total.

La magistrada, detallaron los informantes, entendió que la persona ya llevaba un dispositivo electrónico por el caso de violencia doméstica. Y, además, que había asistido a todas las instancias judiciales. Estos dos elementos hacían que el riesgo de fuga, que se utiliza para pedir la prisión efectiva como medida cautelar, no pareciera tal.

Consultada por El País, la fiscal Domínguez indicó: “Pedí audiencia en enero para revocar la medida cautelar y pedir de vuelta la preventiva, teniendo en cuenta que había condena. La jueza entendió que el hombre siempre se presentó (a las instancias judiciales) y en vez de la prisión preventiva dispuso cambiarle la cautelar al arresto domiciliario total. Él tenía tobillera por un tema de violencia doméstica con la expareja y la jueza entendió que eso era suficiente”.

Pero el pasado jueves la Fiscalía se enteró de que ese dispositivo había sido desconectado y enseguida solicitó a la Justicia una orden de detención para el hombre. Cuando los efectivos policiales llegaron a la casa del docente, se encontraron con una casa vacía y una tobillera electrónica colgada en la habitación.

Según informaron fuentes policiales a El País, los investigadores sospechan que el hombre podría estar escondido en Santana do Livramento.

La Jefatura de Policía de Rivera se comunicó con la Policía Federal de Brasil para que pueda colaborar en la búsqueda. Además, la fiscal Domínguez solicitará una requisitoria internacional por la fuga del docente.

Violencia doméstica.

La denuncia por violencia doméstica que pesa sobre el hombre fue presentada por su expareja en enero de 2020.

Ambos habían mantenido una relación durante 18 años y producto de la misma tuvieron dos hijos, menores de edad al día de hoy.

La relación se había terminado en agosto de 2019. Por este caso el docente tenía un dispositivo electrónico, ya que tenía la prohibición de acercarse a la víctima.

Actualmente hay 1.700 tobilleras para proteger a víctimas de violencia doméstica y de género. El año pasado el Ministerio del Interior compró 500 tobilleras que se sumaron a las 1.200 que ya se tenían adquiridas.

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