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La calle Palmar continúa acosada por la delincuencia

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Ubicado en la calle Palmar esquina con Cassinoni, el Edificio Iberia albergaba unaimportante boca de venta de drogas. Foto: Leonardo Mainé

Inseguridad

Aunque desmantelaron una boca, vecinos siguen siendo amenazados.

El apartamento 304 ubicado en el edificio Iberia fue allanado el pasado 21 de octubre, oportunidad en la que se desmontó una boca de venta de drogas que proveía a varios adictos y generaba inseguridad para los vecinos. Según lo informado en ese momento, el allanamiento y desalojo de los narcos significó para los habitantes de la zona el fin de un calvario que sufrían desde mediados de este año, cuando un joven adicto a la pasta base prestó su vivienda a un narcotraficante a cambio de drogas, transformándola en un activo punto de venta.

La Fiscalía informó en su momento que mientras funcionó la boca dentro del edificio se incrementaron los hurtos, rapiñas y se produjo un homicidio en el interior de un vehículo perteneciente al responsable de la distribución de los estupefacientes.

Quince días después, a pesar de la intervención policial, el panorama de seguridad para los vecinos parece ser el mismo desde que el apartamento fue vaciado.

Quienes frecuentan la zona, porque viven o trabajan allí, aseguran que la situación no cambió y tienen miedo de hablar ante las posibles represalias que se puedan tomar contra ellos. Ante las consultas de El País, no quisieron fotos ni grabadores; aunque accedieron a conversar sobre lo que sucede en la zona pidiendo la reserva de sus nombres.

Atemorizados.

Una comerciante de la zona asegura que la situación sigue deteriorada, que hay personas que consumen pasta base, roban y aunque se denuncia, no pasa nada. "Tengo dos hijos chicos, prefiero no hablar mucho", comenta nerviosa y refleja el sentir de varios habitantes del barrio.

"La gente que está merodeando por acá siempre es la misma, cuando estaba la boca en el edificio era como tener el ojo de Gran Hermano en la puerta, ahora ya no están. Pero el ambiente es más o menos parecido. Estas cosas pasan en toda la zona", detalló una de las vecinas.

El clima es cada vez más complicado en la zona. Foto: Leonardo Mainé
El clima es cada vez más complicado en la zona. Foto: Leonardo Mainé

Por su parte, otro vecino sostuvo que fue amenazado de muerte en más de una oportunidad. Además, contó que las mismas personas que fueron retiradas de la boca de venta de drogas volvieron al barrio a amenazar a los habitantes de los apartamentos del edificio Iberia tras ser liberados por el juez: "Al magistrado no le importa, porque él no vive acá", comentó.

Según relató el hombre a El País, comerciantes y vecinos de Palmar y Cassinoni denunciaron la complicada situación que vivían durante meses hasta que alguien logró contactarse con el director de Convivencia del Ministerio del Interior, Gustavo Leal, y fue entonces cuando la Policía tomó cartas en el asunto. Sin embargo, a los pocos días sentados en la vereda de uno de los comercios ya había personas fumando pasta base. Y durmiendo en la calle como antes del operativo.

Sigue igual.

El vecino se mostró preocupado por la falta de personal en la comisaría de la zona y sostuvo que cuando se los llama no responden.

Por otro lado, el 1° de noviembre una usuaria de Twitter denunció que delincuentes asaltaron a su hermana en la calle y la tiraron para robarle la cartera. La patearon en el suelo dejándole marcas en el abdomen. No era la primera vez que sufría un asalto en esa zona, detalló. Ya había sido robada en otras cuatro oportunidades, pero lo que le sorprendió fue la violencia el asalto.

Luego de los allanamientos y detenciones realizados el 21 de octubre, el 23 del mismo mes el narco M.B., de 23 años, fue condenado a dos años de prisión por los delitos de tráfico interno de armas de fuego, municiones y materiales relacionados con un delito de suministro de sustancias estupefacientes prohibidas.

En los allanamientos del 21 de octubre se incautaron drogas y armas. Foto: Ministerio del Interior
En los allanamientos del 21 de octubre se incautaron drogas y armas. Foto: Unicom

Luego de admitir los hechos, el imputado acordó con la Fiscalía una condena que le permitirá cumplir un año en prisión y otro de libertad vigilada.

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