Registro Civil

Otro de los invitados trompeó varias veces en la cara al ladrón.

Un hombre privado de libertad se iba a casar en el Registro Civil de Salto a la hora 14:30 del miércoles. Pero su traslado desde la cárcel se demoró una hora y por eso fue que la boda se realizó rápidamente, ante la jueza de paz a cargo, Natalia López.

No bien terminó la ceremonia y sin que nadie se diera cuenta, un amigo del novio se vio tentado por la banda protocolar con la bandera uruguaya que quedó encima de un escritorio y decidió robarla, en un descuido de la jueza y de los otros funcionarios judiciales.

La información publicada por la Suprema Corte de Justicia informa que cinco minutos después de que la mujer se retiró de su despacho, una funcionaria le preguntó por la tradicional banda, porque llegaba la hora de hacer otro casamiento y no estaba en donde debía estar. Por desconfianza intuitiva se procedió entonces a salir a la vereda del local oficial de la calle Rincón casi Artigas. López preguntó allí a quienes seguían tirando arroz con papelitos a los recién casados si alguno de ellos había visto la banda.

Pero considerando que nadie le respondía más que con silencio o respuestas huidizas, hizo intervenir a los policías (presentes en el lugar porque estaban custodiando al preso y novio) para que todos los invitados ingresaran a la sede judicial. Ya entre cuatro paredes, y sin necesidad de conjeturas o profundas inducciones, el hurto quedó al descubierto. Con sus propios ojos la jueza comprobó que entre las ropas de uno de los invitados salían los hilos dorados de la banda ceremonial. Inmediatamente se le exigió la devolución del símbolo, y no bien el ladrón acató la orden pasó a ser esposado por los policías, para conducirlo a la Fiscalía a declarar. Antes de eso, otro invitado se acercó al detenido y lo golpeó en la cara, lo que ameritó el arribo de más apoyo policial.