GUERRA NARCO

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El jueves 23, efectivos de la Dirección de Lucha contra el Tráfico Ilícito de Drogas realizaron un allanamiento en una vivienda del Cerro. Los policías incautaron dos kilos de pasta base en poder de una adolescente supuestamente vinculada a una organización de ese barrio. La menor fue detenida y por orden judicial internada en el Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa) en espera de audiencia. El caso es investigado por la fiscal Graciela Perazza.

Miembros de la banda supusieron que la menor se había apoderado de la droga y enviaron a su casa a tres individuos a recuperarla. Uno de ellos quedó en la puerta de la vivienda.

Los efectivos de la Dirección de Lucha contra el Tráfico de Drogas se habían retirado del lugar horas antes. Sin embargo, investigadores de la Zona IV (Cerro, La Teja y barrios aledaños) mantuvieron una vigilancia discreta.

Un móvil policial observó que había un movimiento inusual en la casa. Solicitó apoyo a la División de Hechos Complejos para asegurar la detención del individuo que ejercía el rol de “campana”. Un móvil de Hechos Complejos llegó al lugar y procedió a la detención. Los otros sujetos lograron fugarse.

Un familiar de la adolescente radicó una denuncia penal por supuestas amenazas en la Fiscalía. Posteriormente, levantó la denuncia por temor a represalias. El individuo detenido fue liberado.

Consultada por El País, la fiscal Perazza dijo que hubo una investigación, pero que e no continuará porque se levantó la denuncia.

El martes 21, también en el Cerro, un móvil de Investigaciones de la Zona IV observó a dos mujeres subirse a un taxi en una actitud sospechosa.

Los policías detuvieron el vehículo y solicitaron a las mujeres que descendieran. En el taxi los agentes encontraron un paquete que contenía 2.000 dosis de pasta base. El caso fue derivado a la Brigada Antidrogas de Montevideo.

El jueves 23, la Justicia Penal decretó el inicio del proceso para las dos mujeres por tráfico de estupefacientes.

En la Fiscalía, la explicación para las últimas balaceras ocurridas en los barrios periféricos es que hay una constante disputa por territorios entre bandas. “El delito no para”, dijo una fiscal a El País.

En la Policía hay dos miradas para explicar los tiroteos: una de ellas afirma que la llegada del COVID-19 determinó que muchos traficantes decidieran no trasladarse para evitar contagios y ello generó un faltante de droga y rencillas entre intermediarios.

La segunda hipótesis sostiene que hay mucha droga en la calle, pero que los continuos controles que se realizan en puntos claves de Montevideo afectan el accionar de los delincuentes.

Según informó El País el domingo 19, entre el 2 de marzo y el 2 de julio de este año, se realizaron 61 “operativos de alto impacto” solo en Montevideo.

En esos procedimientos, policías registraron a 21.216 personas y 13.214 vehículos e incautaron 3.348 autos y motos.

Según fuentes del Ministerio del Interior y la Policía, en los primeros cuatro meses de esta administración, hay cifras récord de actuación policial. Por ejemplo, los allanamientos se incrementaron desde el 1° de enero hasta el 16 de julio de este año en comparación con el mismo período del 2019. Pasaron de 1.510 en los primeros siete meses de 2019 a 1.911 en el mismo período de 2020.