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Asaltan dos iglesias, hieren a un cura y causan destrozos

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Parroquia María Auxiliadora. Foto: Archivo El País

INSEGURIDAD

El robo en parroquia del Parque Rodó es vinculado con casa del Mides.

La comunidad cristiana se vio este fin de semana nuevamente conmovida por dos asaltos a parroquias de Montevideo, uno de ellos con violencia desatada.

Las iglesias San José Esposo de María, ubicada en el barrio Lavalleja, y María Auxiliadora, en el Parque Rodó, fueron esta vez los blancos de los rapiñeros. En el primer caso, un sacerdote fue atado y herido, pero se encuentra fuera de peligro, según se informó ayer en el portal de la propia Iglesia católica de Montevideo.

En el barrio Lavalleja, el hecho se concretó en la mañana del pasado viernes. Como en otras oportunidades, una persona que es conocida del párroco entró al templo ubicado en Avenida De las Instrucciones y José María Silva, pero esta vez con el ánimo soliviantado no se sabe por qué razón.

A poco de haber ingresado amenazó al sacerdote y lo cortó. Robó cerca de $ 2.000 y dejó atada a su víctima, según confirmó el área de comunicación de la Iglesia católica.

Hasta el lugar llegaron vecinos alertados que de inmediato llamaron al 911, y después de que llegó la policía el sacerdote herido fue trasladado a un hospital público, en donde tuvieron que coserle la herida.

El otro robo se registró en horas de la noche, cuando no había nadie en la parroquia de las calles Canelones y Joaquín de Salterain. En este episodio no hubo por tanto contacto de los curas con los delincuentes.

Tanto en el templo como en la zona de oficinas se encontró un desorden mayúsculo “y desastres”, según el comunicado que fue difundido ayer. En entrevista con la web de la Iglesia católica, el cura párroco se manifestó desconcertado, ya que no entiende aún por dónde se dio el acceso al templo de los malhechores, en la medida que no hay manera de pasar de una zona a otra.

En esta iglesia que está en una zona céntrica, limítrofe entre el Cordón, Palermo y el Parque Rodó, en la pasada jornada todavía no se habían contabilizado los daños y se esperaban pericias de la Policía Científica.

A simple vista, en el templo era posible observar un evidente desorden, con candelabros de bronce dispersos por lugares que no son los habituales para situarlos. Asimismo quedaron vidrios rotos supuestamente con un extintor o bomberito.

El caos también era ostensible en la zona de oficinas de María Auxiliadora.

Esta parroquia ya había sufrido un hurto en este año 2019. Eso ocurrió exactamente en la madrugada del 20 de marzo, cuando alguien ingresó luego de escalar una pared.

En esa ocasión se llevaron ropa que se había ordenado para destinar a las personas necesitadas, y se estaba a punto de comenzar a repartir con la llegada de los primeros días fríos del otoño.

Los vecinos reconocen que el barrio se ha enrarecido bastante en los últimos meses. Y ese clima es fundamentalmente vinculado con la instalación de la denominada Puerta de Entrada del Ministerio de Desarrollo Social, en una casa ubicada casi en la esquina de Maldonado y Salterain, a donde se mudó el servicio que antes funcionaba en la calle Convención y Paysandú.

Las personas en situación de calle se dirigen hasta allí todos los días para inscribirse y responder a un cuestionario que se les hace obligatoriamente antes de asignarle una cama en uno de los refugios que durante este invierno están casi a tope, con algo más de 2.000 personas alojadas para higienizarse y pernoctar durante las gélidas noches.

En febrero de este año, cuando la afluencia de personas en situación de calle se hizo sentir en el barrio, pero aquella vez debido a la ola de calor, un grupo de vecinos se reunió con autoridades ministeriales y municipales y solicitó que se trasladara ese local debido a los problemas generados en las calles. Después de eso, en la casa del Mides permanece una guardia privada y policía pero la realidad en el exterior parece desbordar a veces las previsiones. Estos dos robos a parroquias de Montevideo se suman a los sufridos en este año en la parroquia Nuestra Señora de la Candelaria de Punta del Este, que ahora en julio cerró sus puertas por razones de seguridad. “La iglesia está cerrada por un tema de inseguridad y listo. A la parroquia le robaron sus alcancías. Alguien entró y las rompió”, confirmó el padre Jorge a El País.

De ahora en adelante, las puertas del templo se abrirán una hora antes de cada misa, bautismo o casamiento.

Y ese no fue el único hecho de inseguridad registrado en la jurisdicción de Punta del Este en los últimos días. También robaron la campana de la capilla del barrio Kennedy.

Cámaras, guardias, sensores, rejas y alarmas custodian los altares

Hace exactamente un año, un importante robo se registró en un centro evangélico ubicado en Alicante y Ramón Anador, en Parque Batlle. La iglesia fue prácticamente desvalijada en menos de un mes. Entre los cuatro hurtos, denunciaron el robo de heladera, cocina, garrafa e instrumentos musicales como bombos y platillos. Solo quedaron los bancos. Desde entonces, un hermano de la iglesia comenzó a quedarse como sereno de noche, y después se implementaron otras medidas de seguridad.

En tanto el séptimo mandamiento pierde adeptos, ya es una norma que los templos hayan ido sumando medidas de seguridad: rejas, cámaras, alarmas y personal profesional o voluntario.

Una de las últimas iglesias en enrejarse fue, curiosamente, el primer templo religioso de la ciudad: San Francisco de Asís, en Piedras y Zabala, en la Ciudad Vieja. Eso se dio a comienzos del invierno de 2017, después de una infinidad de trámites ante la Comisión del Patrimonio Nacional.

En la Catedral de Montevideo, dos años antes ya se había instalado en los altares un sistema de cámaras de videovigilancia y un sofisticado sistema de sensores con tecnología láser.

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