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En lo que va del año, ya se registró el mismo número de muertos en cárceles que en 2018

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En noviembre se registró el último hecho. Emanuel, de 25 años y a tan solo 20 días de recuperar la libertad, murió luego de ser agredido en su propia celda del Módulo 4 del Comcar.

El pasado viernes 1 de noviembre murió el interno número 37 en lo que va del año. Esa cifra es la misma que hubo a lo largo de todo el 2018. Emanuel, de 25 años y a tan solo 20 días de recuperar la libertad, murió luego de ser agredido en su propia celda del Módulo 4 del Comcar.

De acuerdo a lo que informó el Comisionado Parlamentario Penitenciario, de esas 37 muertes hubo 26 que se desarrollaron en forma violenta. En total, se registraron 16 homicidios, dos por accidentes u otras causas violentas no aclaradas y ocho por suicidios. Las restantes 11 corresponden a diferentes enfermedades.

En 2018, de las 37, fueron 27 violentas: 17 homicidios, una por violencia institucional, una en circunstancias violentas no aclaradas y ocho por suicidios. Las restantes 10 fueron por enfermedad.

El lunes 4 de noviembre, luego del último trágico hecho, el Comisionado Parlamentario recorrió el lugar donde se produjo el homicidio.

Juan Miguel Petit, comisionado parlamentario para el sistema carcelario, dijo: "Hablamos con los internos que estaban con él. La muerte fue por una discusión motivada por algo totalmente pasajero, banal, entre personas que pocas horas antes compartían la comida y la convivencia. La lección es muy clara. Cuando hay una convivencia que no es rica de actividades, cuando es difícil salir a un patio, se genera un tensión de base y una muy mala manera de resolver los conflictos de todos los días que hace que la violencia estalle en cualquier momento. Y eso es una muy mala escuela de futuro. Lo que evita la violencia es tener un proyecto de vida. Cuando no hay un proyecto de vida, la persona se desestructura, y cae en la violencia. Violencia hacia los otros y hacia sí mismo, encuentra enemigos, y los encuentra por cualquier cosa. Recorrí las tres celdas donde pasaron los hechos y está bastante claro lo que pasó y el contexto en el que pasó. Es muy amargo, una vida joven que se pierde, con una familia y una hija chica. El desafío de seguir generando proyectos de vida dentro de las cárceles nos convoca a todos".

"Generalmente cuando muere alguien en la cárcel solo queda un silencio y una silueta desconocida. No conocí a este muchacho de nombre Emanuel. Sin duda tuvo problemas en su vida. Pero me llamó la atención cómo sus compañeros hablaron de él. Todos coincidieron en que era el más solidario, que ayudaba a todos, como sabía dibujar y hacer manualidades le preparaba regalos a los demás para que se los dieran a sus hijos. En una celda de varias personas, él la pintaba y hacía dibujos para alegrar el ambiente, cosa que pude ver y fotografiar en detalle. Esa pelea en otra convivencia no se habría resuelto así. Somos lo que somos, pero somos también lo que nos permite o anula la convivencia que tenemos. ¿Por qué no animarnos a decir que, pese a todo, era un buen muchacho, que debió haber encontrado allí un proyecto de vida? Ese es el desafío, llenar los lugares más inhóspitos con desafíos de vida, con el derecho a una vida digna. El Estado es responsable de eso, y todos los que trabajamos en el Estado somos responsables de tratar de responder a cabalidad ese desafío", añadió.

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