La localidad de Carlos Reyles, a 44 kilómetros de la ciudad de Durazno, con 1.100 habitantes, no tiene agua potable y recibe abastecimiento a través de camiones cisterna de OSE.

El servicio se cortó por las filtraciones en el antiguo tanque de almacenamiento de agua.

"Están trayendo agua una y hasta dos veces al día, todos los días", dijo Carina, vecina del lugar, señalando que algunas personas de la localidad, luego de tomar agua de la canilla "les dio dolor de barriga y tuvieron diarrea".

Autoridades de la salud consultadas por El País, como el médico Nelson Álvez, de la policlínica de la localidad —atendida por facultativos de ASSE y la mutualista Camedur—, descartan que el agua potable que viene consumiendo la población de Carlos Reyles esté afectando la salud humana.

"No me consta que el agua potable haya provocado situaciones patológicas en la salud, hay personas que consumen agua embotellada y han estado con virus, enterocolitis, y hay personas que consumen el agua (de canilla) y no han tenido problemas".

El tema fue abordado por el diputado nacionalista Carmelo Vidalín, que en el Parlamento realizó un pedido de informes a OSE, dando cuenta de los problemas con el suministro de agua potable en esa localidad.

Carlos Reyles