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El fin de los permisos en zonas saturadas

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Entre las principales preocupaciones de los habitantes de Montevideo manifestadas a través de denuncias en la Defensoría del Vecino figuran los ruidos molestos.

Ana Claudia Agostino, la titular de la oficina, dijo a El País que están siguiendo de cerca el caso de los reclamos por el funcionamiento del Jackson Bar, porque ya hubo inspecciones que detectaron ruidos por encima de lo permitido.

"Venimos trabajando para contar con normativa que permita seleccionar algunas zonas en donde no se otorguen habilitaciones. Hay sitios que claramente están saturados. Para ese lugar en donde creció el número de boliches se necesita una norma que habilite a no seguir otorgando permisos, pero debe determinarlo la Junta Departamental", sostuvo. "Estos planteos que hemos hecho han llevado a generar grupos de trabajo para coordinar los departamentos y divisiones de la Intendencia que tienen que ver con la temática. Algunos otorgan la viabilidad de uso, otros miden el sonido. Entendemos que es importante que se mire el conjunto y no de manera aislada", agregó.

Además de las mediciones a cargo de Espectáculos Públicos para controlar la acústica de locales en donde se organizan shows musicales o bailes, al Servicio de Instalaciones Mecánicas y Eléctricas (SIME), que depende directamente del Departamento de Desarrollo Ambiental, le corresponde la evaluación del llamado ruido social, ocasionado por la gente que se moviliza o instala en las cercanías de los boliches. Para Agostino, esta última medición es un logro importante de los últimos tiempos. "Se ha llegado a intimar a algunos locales precisamente por el ruido social", señaló.

De modo puntual, por lo que se da en el entorno de las calles Blanes, Maldonado y Jackson, Agostino contó a El País que se han realizado reuniones con el alcalde del Municipio B, la directora del SIME, el de la Inspección General, dueños de boliches y vecinos. "No podemos decir que la Intendencia no está actuando. El expediente de Jackson Bar se está moviendo. Tuvimos otros casos en que se solucionó el problema, los dueños acordaron con los vecinos y no permiten que la gente que está en el local salga a la calle, no venden para que la gente tome afuera. Se han empezado a generar conductas de los propietarios y de los propios consumidores".

Defensoría del Vecino

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