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"Es verdad que pasamos al liceo a alumnos que leen mal"

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Si hay algo que no se le puede achacar a la directora de Primaria, Irupé Buzzetti, es la falta de autocrítica. Reconoce que los alumnos de sexto de escuela no salen con los conocimientos de lectura, escritura y matemáticas que deberían.
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Y que por eso mientras sexto de escuela lo repite el 1,1%, primero de liceo lo reprueba el 31%. Antes de irse espera cumplir con su plan de que la repetición se lleve a cabo solo en tercero y sexto, algo que esperaba implementar ya a partir de este año, pero ha tenido resistencias. Dice que faltan docentes y que es injusto que los maestros jubilados se vean obligados a reintegrarse al sistema para lograr un nivel de ingreso digno.

—Cuando usted asumió anunció que la repetición iba a ser solo en tercero y sexto de escuela. Sin embargo, desde el sindicato dicen que no están dispuestos a esto y que no hay una resolución al respecto. ¿De qué manera, entonces, se piensa llevar a cabo este cambio?

—Lo que planteamos es que haya una evaluación bien clara en tercero para ver si el alumno aprendió a leer y a escribir. Y otra bien clara en sexto. Es evidente que no podemos tener más repetición en primero y segundo, porque si el niño repite ahí, vamos a seguir teniendo en tercero alumnos con 10 u 11 años, y como a los 14 ya no pueden estar en la escuela, van a pasar al liceo sin importar su rendimiento.

—¿Pero cómo se va a manejar esto ante la negativa del sindicato?

—Es que una cosa son las políticas educativas, y otra muy distinta es lo que a una persona le pueda gustar o no.

—¿Existe una resolución de Primaria para esto?

—No y tampoco la va a haber. Al menos este año. Estamos todavía armando los perfiles de logro para tercero y sexto, los cuales son acompañados por unos textos con lo básico que se debe aprender en cada uno de los años. Yo creo que el argumento para implementar este cambio es bueno. Enriqueta Compte Riqué ya decía que el niño debe entrar a los tres años y hacer todo el ciclo hasta los ocho, o sea hasta tercero. Decía esto porque había estado en Europa y se había dado cuenta que lo que la gente miraba era el desarrollo cognitivo del niño, y hoy que estamos en plena época de las neurociencias más sustento tiene esto. ¿Por qué se castiga a los alumnos repitiendo primero? Yo estoy de acuerdo con que el niño que tenga que repetir, repita. No soy abolicionista de la repetición, pero creo que hay que ver su desarrollo hasta tercero.

—A veces desde Secundaria se plantea que hay alumnos que no llegan bien preparados...

—Eso que dice Secundaria de que pasamos alumnos que leen mal, es verdad. Pero esto pasa justamente porque se los hace repetir en primero. Entonces tiene 14 años y lo tenés que sacar. ¿Y a dónde lo mandás? ¿A la calle? No, tiene que ir al liceo. Implementar los cambios es difícil. Hay un consenso que tenemos que tener, incluso, a la interna del Consejo. El consejero Héctor Florit antes pensaba otra cosa, ahora está muy cerca de esta idea. Esto no es un capricho. Es como pienso yo, pero capaz que me voy sin poder lograrlo.

—Desde el sindicato también se ha sostenido alguna vez que hay inspectores que presionan a los maestros para que hagan pasar a los niños. ¿Es cierto?

—Yo fui inspectora y nunca presioné a nadie. Y desde esta oficina no se le está pidiendo a los inspectores que hagan nada. A nadie se le pide que no haga repetir alumnos. Hubo una circular en 2007 que aconsejaba que los niños de primero no repitieran, pero trajo muchos problemas y se sacó.

—¿Cómo se explica la tan baja repetición en sexto de escuela y la tan alta en el primer año del Ciclo Básico?

—Ahí está la lógica de todo. Tenemos 1,1% de los alumnos que repiten sexto y 31% en primero de Ciclo Básico. Obviamente que esto no puede ser así. Hay un montón de razones que tienen que ver con Secundaria, pero no vienen al caso y no las voy a decir. Pero sí voy a hablar de lo que pasa en Primaria. La cifra abultada demuestra que los que salen de sexto quizá no estén en las condiciones de lectura, escritura y matemáticas, que deberían estar. Yo le digo a todo el mundo lo mismo: agarre a un niño cercano a su entorno y dele a leer el título de un diario. Pregúntele si entiende lo que dice. ¡Y no entienden! ¡No entienden! Lo que saben es decodificar, pero no entran a lo que es lo implícito. Yo le digo a los gurises que están en mi casa, a mis sobrinos nietos, bueno, a ver, si hoy es el Día del Centro y hacen un descuento del 18%, ¿cuánto me sale esto?. Y no saben hacerlo. Les digo que calculen el 20%, para que les sea más fácil. ¡Y tampoco lo saben hacer!

—¿Y eso no se lo tienen que enseñar los maestros?

—Y sí. Estoy hablando de un porcentaje, algo básico para la vida, para resolver cualquier problema. Capaz que estamos mal enfocados y hay cosas que estamos dejando de enseñar. Por eso los libros que estamos preparando y los perfiles de logro para tercero y sexto. Porque esto no sucede solo con los niños del quintil 1 y 2, pasa con todos. Desafío a cualquier persona que tenga un niño cerca a que le haga estas preguntas. ¡Te dan ganas de matarte! ¡No puede ser! Entonces uno se da cuenta que lo que dicen los profesores del liceo, que no son uno sino 13 por grupo, es cierto. En Primaria somos autocríticos desde siempre.

—¿Es contraproducente que haya un solo maestro en Primaria y que se pase a tener 13 en primero de Secundaria?

—Lo que influye ahí es otra cosa y tiene que ver con que el niño cuanto más bajo es el quintil en que está, más necesita de contención de parte de las instituciones. Por eso lo ideal es que cada escuela de tiempo completo esté cerca de un liceo, que es lo que pudimos hacer con (la directora general de Secundaria) Celsa Puente en la Barra de Maldonado. Porque el alumno pasa de la escuela al liceo, pero al mediodía puede seguir yendo a comer a la escuela y ahí ver a los referentes de vida con los que compartió siete horas cada día. El chiquilín cuanto más pobre es, más pertenencia con el lugar necesita.

—¿Por qué no se concretan estos cambios?

—Porque para implementar cada plan como este necesito 20 millones de pesos. Porque preciso un liceo a la medida. En vez de tener un gran liceo preciso un liceito que tenga dos primeros, dos segundos y dos terceros; y un laboratorio, que también puedan usar los de la escuela. Pero se precisa plata para todo esto. Hay que largarse. Es todo un trabajo de ingeniería.

—La Federación Uruguaya de Magisterio (FUM) sostuvo que se prevé falta de maestros en Montevideo, Canelones y San José. Entre otras cosas porque 2015 fue el año con menos maestros recibidos, apenas 650. ¿Cómo ve esta situación?

—Hasta el 4 de marzo (las clases empiezan el 29 de febrero), no vamos saber cuántos maestros realmente tenemos. Es claro que donde tenemos el problema más grande es en esos departamentos. Es evidente que la descentralización de carreras en el interior hace que en Montevideo y Canelones se está más cerca de tener otras posibilidades, que no son las que se tienen en Artigas o Rivera, donde es más fácil que la persona haga magisterio como salida laboral. Este año, además, vamos a necesitar 100 docentes más para los niños de tres a cinco años.

—¿Y cómo se va a solucionar esto?

—Hay varias cosas. Por un lado están los maestros que vienen del interior, de Artigas por ejemplo. Después, nosotros tenemos 550 maestros comunitarios y 250 de apoyo Ceibal. O sea que son 800 que trabajan un turno como maestro de clase, y en el otro turno hacen estas actividades. En caso de que falten docentes hay una resolución que establece que estos deberán tomar los grupos por el tiempo que sea necesario. Después están los jubilados, que reciben poco menos del 50% que tenían como sueldo, pero si presentan una solicitud de reintegro pueden volver al sistema, luego de la evaluación que lleve a cabo una junta médica.

—¿Y qué edad tienen?

—Menos de 60 y no pueden trabajar más que hasta los 70.

—¿No es injusto que un maestro después de trabajar tantos años deba seguir haciéndolo cuando esté jubilado?

—De ese tema se puede hablar una vida. Un maestro jubilado de tiempo completo, que es el que más gana, no llega a percibir ni 20.000 pesos. Entonces lo que hace es hacer una suplencia en una escuela de tiempo completo y recibe unos 30.000 pesos más. Claro que esto no debería ser así. La lógica, lo ideal, es que el maestro no tenga que trabajar para completar su jubilación, sino que tendría que poder jubilarse bien y descansar. Pero esto no es lo que pasa acá.

Irupé BuzzettiCARLOS TAPIA

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