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"El Papa busca que la Iglesia dependa menos del ego y el poder"

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Austen Ivereigh. Foto: Francisco Flores
Nota a, ND 20161107 foto Francisco Flores
Archivo El Pais

Es el principal biógrafo del Papa Francisco. Escribió el libro El gran reformador. Francisco, retrato de un Papa radical.

Periodista y activista católico de la Iglesia del Reino Unido, conoce en profundidad los movimientos del Vaticano y asegura que el argentino Jorge Bergoglio fue elegido para liderar una reforma histórica. Asegura que el Papa apuesta por una Iglesia cercana a la periferia y que en los próximos años se evaluará la posibilidad de ordenar como sacerdotes a hombres casados y que las mujeres tendrán más presencia aunque no alcanzarán el presbisterio. Además, confirmó que el Papa tiene una buena relación con el presidente Mauricio Macri.

—¿Cuándo fue la última vez estuvo con el Papa Francisco?

—Estuve en el vuelo papal a Suecia para celebrar los 500 años de la reforma luterana.

—Francisco se ha reunido con distintos grupos protestantes. Estuvo con los valdenses en Turín, hace poco.

—Sí, tuvo varios intercambios ecuménicos en este otoño europeo. Estuvo con los anglicanos en una gran reunión en Roma y se reunión con el patriarca de los ortodoxos. El año que viene se va a producir una gran reunión con los evangélicos, grupo de cristianos con los que el Vaticano no ha tenido mayor diálogo porque están muy dispersos.

—¿Para qué es todo eso?

—El Papa está convencido que la división entre los cristianos es un escándalo que socava la predicación del Evangélico.

—¿Que hay de positivo para la Iglesia que el Papa reciba cada poco tiempo a figuras de la política argentina?

—Si un jefe de Estado quiere ver al Papa es recibido. No importa si es un dictador africano. Cuando Cristina Kirchner o ahora Mauricio Macri quieren ver al Papa, él los recibe.

—Recibió a sindicalistas y otras figuras.

—Cristina solía llevar a un montón de funcionarios que todos quieren sacarse una foto y después se aprovechan de eso. Él estaba bastante harto de todo eso. La recibió cuatro veces, en las últimas dos visitas se dio cuenta que había cierta manipulación.

—¿Está enfrentado con Macri?

—No.

—En la foto con Macri se lo ve con gesto serio y con Cristina apareció sonriente.

—Con Cristina tienen una relación de afecto, irónicamente cuando él era cardenal ella se negó a verlo y tenían una relación muy fría. Ella no podía aceptarlo por problemas ideológicos, en el momento que fue electo ella se dio cuenta que no le quedaba otra. Durante la primera visita tuvieron una reunión de una hora, nadie sabe lo que pasó allí. Se notó después cierto afecto. Con Macri se conocen bastante bien, hay una relación de mutuo respeto. En el segundo encuentro con Macri la sonrisa estaba allí.

—¿Por qué usted sostiene que Francisco es el gran reformador de la Iglesia?

—Desde que era jesuita fue llamado a ejercer el liderazgo en la Iglesia para reformarla, purificarla, hacer que dependa menos del ego y el poder y volverla a su esencia ofreciendo a Dios al mundo.

—Su planteo se parece mucho a lo que dicen todos los líderes, incluso los papas, cuando llegan al poder.

—Sí, en ese sentido todos los papas son reformadores. Pero no todos tienen la capacidad de gobernar y realizar cambios profundos en la cultura de la Iglesia como Francisco, por eso lo eligieron los cardenales. Alguien tenía que reformar la estructura del Vaticano y también las finanzas y las comunicaciones. Había que reformar la cultura de la Iglesia. Con lo que hizo como jesuita y arzobispo de Buenos Aires vieron a alguien que podía liderar grandes cambios.

—¿Cómo van a reconocer los fieles de la Iglesia las reformas impulsadas por Francisco?

—Muchos hablan de un efecto Francisco y es real. Es por cómo se ve ahora el papado en la opinión pública y el respeto que existe para el Vaticano. Hay que preguntarse el efecto en las parroquias. Francisco ha facilitado la vuelta de mucha gente. A veces encuentran que todo está igual y se van de nuevo. El cambio de cultura que está buscando es que la Iglesia sea más misionera y enfocada en las periferias.

—¿La Iglesia del futuro tendrá más poder?

—La Iglesia no está buscando poder. El poder que tiene es como se llama en inglés "soft power", es el poder de cambiar las cosas cuando las personas entran en relaciones de confianza y trabajan juntos por determinado fin. Ese poder tiene la Iglesia. Uruguay es famoso por su secularización pero cada domingo van unas 90.000 personas a misa. Están unidos por lazos de confianza y amistad. No busca poder temporal, no tiene ejército, ni mercadería para vender.

—¿La Iglesia es la fuerza moral de occidente?

—Sí, el hecho de que Francisco sea un referente moral en todo el mundo hace que muchos países pidan al Vaticano que intervenga en conflictos. La relación entre Cuba y Estados Unidos, la situación en Colombia y ahora Venezuela acuden al Papa porque creen que la Iglesia ofrece un espacio neutral.

—Juan Pablo II se enfrentó al comunismo. ¿Cuáles son los enemigos de Francisco? ¿Es el radicalismo islámico?

—El gran fenómeno de nuestro tiempo es el desplazamiento enorme de personas como estamos viendo en Europa y América por razones de guerra o economía. Él considera que este es uno de los signos de este tiempo. Se está interpelando a los países cristianos. El extremismo islámico también es un reto grande. Está convencido que la destrucción del ambiente por el exceso de consumo es otro reto urgente. Es una época turbulenta.

—¿Qué pasará con la visión católica de los homosexuales?

—La Iglesia sigue considerando que el acto sexual es para el contexto del matrimonio y abierto a la posibilidad de hijos. Todo acto sexual fuera de ese marco necesariamente es visto por la Iglesia como pecado. El otro tema es la discriminación sobre un grupos de personas que han sufrido discriminación. Allí la Iglesia favorece la integración y combate la discriminación. Y este papa ha ido un poco más allá, acompañó a muchas personas gays a lo largo de su vida.

—¿Sacerdocio femenino?

—Jesús, a pesar de estar rodeado de mujeres, eligió a hombres como sus apóstoles. Eso es visto como un legado a cuidar por parte de la Iglesia. Juan Pablo II dijo "yo no tengo autoridad para cambiar esto". No se discrimina. Es sorprendente la gran cantidad de organizaciones como colegios y oficinas de la Iglesia, que son lideradas por mujeres.

—¿Los sacerdotes podrán casarse?

—Hay una discusión en la Iglesia sobre la posibilidad, no que se casen los sacerdotes, sino de ordenar a hombres casados. El Papa dijo a varios obispos de Brasil que elaboren y vengan. Eso se discutirá en el próximo sínodo del año 2018 que tratará el tema de la vocación.

—¿Hay alguna chance de ampliar la base democrática para la elección de autoridades dentro de la Iglesia?

—El gran reto ha sido que Roma nombre a los obispos y no los estados locales. Hasta principios del siglo XX los obispos era nombrados por los estados. Si se democratiza la elección de obispos se corre el peligro de la politización. No veo deseos en la Iglesia de democratizar esa elección.

Una voz católica

Se doctoró en Filosofía en Oxford. Su tesis fue sobre la relación entre la política y la Iglesia Católica en Argentina. En su condición de periodista y activista católico en Inglaterra, fundó la fundación Catholic Voices, una organización que procura colaborar en materia de habilidades de comunicación para quienes se presentan ante los medios de comunicación en nombre de la Iglesia Católica. Llegó a Uruguay para capacitar a un grupo de comunicadores.

Perfil

Nombre: Austen Ivereigh

Edad: 50 años

Profesión: Periodista, doctor en Filosofía, escritor, experto en la Iglesia Católica.

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Austen Ivereigh. Foto: Francisco Flores

AUSTEN IVEREIGH

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