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Otorgan perdón judicial a hombre que falseó nombres de hijas ajenas

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La jueza Blanca Riero consideró que si procesaba al acusado "criminalizaba la pobreza". Foto: Archivo
Fachada del Juzgado de la calle Juan Carlos Gomez 1238, Ciudad Vieja, Montevideo, ND 20141020, foto Agustin Martinez
Archivo El Pais

UN CASO INÉDITO

Pareja de la madre acusado de hacer peligrar las identidades de las niñas.

La jueza Blanca Riero consideró que si procesaba al acusado "criminalizaba la pobreza". Foto: Archivo
La jueza Blanca Riero consideró que si procesaba al acusado "criminalizaba la pobreza". Foto: Archivo

En un hecho inédito, la Justicia Penal otorgó el perdón judicial a un hombre acusado de haber cambiado el apellido de las dos hijas pequeñas de su pareja de 25 años en forma ilegal.

La jueza de 9° Turno, Blanca Rieiro, exoneró de pena al acusado por entender que, si actuaba de otra manera, se estaría aplicando un derecho penal de "máxima intervención", "desintegrando una familia" que, en los hechos, "surge probado que conviven en forma armoniosa".

La denuncia contra el hombre fue presentada por dos familiares directos de la madre, que habían solicitado a la Justicia la tenencia de ambas niñas. En su denuncia, alegaron que el acusado dio su apellido a las dos niñas —entonces de cinco y dos años— en forma irregular, poniendo en "grave peligro" la identidad y el estado civil de las mismas.

También señalaron que la madre de las pequeñas no es una persona idónea para resolver los problemas de su vida cotidiana.

Las denunciantes expresaron que la madre de la pequeña convive con el denunciado desde noviembre de 2015 en una finca "muy precaria" y no se alimenta "en forma adecuada".

La denuncia pasó a estudio del fiscal Gustavo Zubía, quien consideró que existían elementos de convicción suficientes y la existencia de semiplena prueba de que el acusado cometió el delito de suposición del estado civil (falseó los nombres de las niñas) establecido en el artículo 259 del Código Penal. Dicha norma señala: "El que de cualquier manera, creare un estado civil falso o engendrare el peligro de su creación, será castigado con dieciocho meses de prisión a ocho años de penitenciaría".

Pese a ello, Zubía pidió a la jueza Rieiro que aplicara el perdón judicial si el delito fue cometido por móviles de piedad, honor o afecto a criterio de la magistrado, en cuyo caso no prosperaría su pedido de responsabilizar penalmente al denunciado.

Medida.

En su dictamen, la magistrada recordó que el artículo 39 del Código Penal permite que el juez perdone a la persona que delinque de cualquiera de sus acciones cuando son perpetradas por móviles de piedad, honor o afecto.

En este caso, dijo la jueza, "debe tenerse presente lo dispuesto en el artículo 39 del Código Penal" (...) Surge sin hesitaciones que el móvil del denunciado al reconocer como sus hijas a las dos niñas de su pareja fue realizado por el afecto, el amor que les profesa, a las que trata como sus hijas legítimas".

Rieiro señaló que en esa familia pueden existir carencias económicas como en cualquier familia de trabajo, pero de allí a concluir, como pretenden las denunciantes, que el móvil del acusado para el reconocimiento de las niñas fue otro "dista un abismo" y "sería criminalizar la pobreza". Tras advertir que su postura no debería ser entendida como la no aplicación de normas legal, la jueza Rieiro señaló que no podía criminalizar una conducta nacida del amor fraterno del acusado hacia dos pequeñas niñas carentes de reconocimiento por su padre biológico.

"Cabe preguntarse —en qué forma se perjudicaron las niñas con el reconocimiento del denunciante— si el padre biológico no se preocupó ni ocupó de ellas; no las reconoció legítimamente como era su obligación jurídica demostrando un total desinterés en la suerte de las niñas", sostuvo Rieiro.

Madre de las niñas: "Él es como un padre".

La madre de las pequeñas declaró en el Juzgado Penal de 9° Turno: "A mi actual pareja, denunciado por mi tía y abuela, lo conocí en 2014 en el trabajo y comenzamos a salir. Un día fue a mi casa y se encontró con mis dos hijas menores. Antes de tener un vínculo con él, lo hablé con las niñas, más que nada con la más grande. Cuando las niñas lo conocieron, se apegaron a él. Él las cuidaba como propias. Salíamos los cuatro como una familia". La madre sostuvo que no sabía por qué su tía y abuela quieren sacarle sus hijas. "El padre biológico nunca las quiso reconocer", dijo. Agregó que su pareja "se hizo cargo de las niñas y es como un padre para ellas. Respecto al cambio de apellido, lo hablé con ellas. La más grande me dijo que era bueno que llevara el apellido de él porque lo quería".

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