En Uruguay, que aún crece, ya no con viento de cola sino más bien del lado de la puerta, unas cuantas empresas han caído o se tambalean: Urupanel, Fripur, Ecolat, Pressur, Frigocerro, Calagua, Copsa; sectores como la construcción, que sufren la reducción de inversiones; la agricultura, afectada por la caída del precio de los granos; tamberos e industrializadoras, que padecen la caída de la cotización de la leche en polvo. Y serán afectados más sectores y empresas, aunque otros continuarán en auge.
Los vientos económicos, que beneficiaron a toda América Latina en los primeros 10 años del siglo XXI, han virado. Las materias primas bajan, el dólar se fortalece y los flujos de capital son más cautelosos.
Uruguay está caro y menos competitivo, como puede comprobar cualquiera que viaje un poco. Sus dos vecinos están en recesión y pueden tener problemas más graves en el futuro.
El precio de la soja —el principal producto de exportación— cayó de casi 500 dólares la tonelada en setiembre de 2012 a unos 370.
Para suerte de Uruguay, los precios internacionales de la carne se mantienen firmes. Sin embargo el sector lechero sufre la fuerte caída de los precios internacionales. El cierre de Ecolat fue un aviso. La tonelada de leche en polvo, entera o descremada, que empresas uruguayas llegaron a exportar a 5.340 dólares por tonelada, cayó a fines del año pasado a la mitad. Ahora ronda los 3.000 dólares.
De todos modos, dentro del bajón generalizado en América Latina, a Uruguay le va relativamente bien. Para la mayor parte de los países terminó una era de opulencia. Algunos supieron aprovecharlo y otros no tanto.
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cambia el ciclo de la regiónMIGUEL ARREGUI