A la oposición no le gusta el acercamiento entre el oficialismo argentino y el uruguayo, evidenciado por la visita el miércoles del expresidente José Mujica al candidato del Frente para la Victoria de Cristina Fernández de Kirchner, Daniel Scioli, y por la anunciada venida de este último el próximo martes a Uruguay donde se reunirá con el presidente Tabaré Vázquez.

A dieciséis días de la elección en Argentina, para la que Scioli aparece como favorito, la oposición le pide a Vázquez prudencia y equidistancia. Bajo ese pedido de cautela, subyace el recuerdo de la pésima relación que la primera administración de Vázquez tuvo con la del fallecido Néstor Kirchner. La oposición recuerda que la evidente satisfacción kirchnerista por la elección de Vázquez en 2004 no evitó la larga y amarga pelea provocada por la furia argentina provocada por el funcionamiento de la planta de fabricación de celulosa de UPM, al lado de Fray Bentos.

Mujica ya renunció a cualquier equidistancia y comentó que le parecía que el triunfo de Scioli es "una cosa razonable para que no haya una fogata en la Argentina" dado que los gobiernos no peronistas en ese país terminan mal (en alusión a la salida anticipada del poder de los ex mandatarios Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa, de la Unión Cívica Radical). Esta postura la tomó pese a que llegó a decir de Fernández que "esta vieja es peor que el tuerto" (por Kirchner).

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Desde la oposición el senador de Alianza Nacional Jorge Larrañaga dijo a El País que le parece "muy mal la intervención en procesos electorales de otros países". "Nosotros los blancos no hacemos eso. Nos parece que está mal porque supone intervenir en la política de otro país. No nos gusta hacer lo que no queremos que nos hagan. No queremos ir a pronunciarnos a favor de tal o cual en otro país de la misma manera que no queremos que vengan de otro país a pronunciarse a favor de tal o cual", agregó. Larrañaga reconoció que ha visitado a candidatos antes de elecciones en Argentina y Chile. "Todos hemos visitado a todos. Una cosa es visitar a (Sergio) Massa lejos de los procesos electorales… Pero eso no supone que se me haya escuchado decir que en Argentina respaldo a fulano de tal", señaló Larrañaga.

Por su lado, el senador del Partido Independiente, Pablo Mieres, observó que no tiene reparos a que Mujica visite a Scioli pero que le parece "delicado" que este visite a Vázquez.

"Allá él si le gusta Scioli. Todos tenemos vinculaciones. Pero esos frentes internacionales no le hacen bien a la región. Es mucho más delicada la visita de Scioli. El presidente (Vázquez) tiene que mantener otras distancias, tomar muchas más precauciones. La diplomacia está para eso, hay formas de mandar señales de que la reunión no es querida", señaló Mieres a El País. De todas formas, reconoció que "no es fácil" porque del lado de Scioli podría tomarse una eventual negativa a una reunión de parte de Vázquez como un desaire que podría complicar las relaciones.

Por su parte, el secretario general del Partido Colorado, diputado Germán Cardoso, advirtió que "ya vivimos la experiencia de 2004 cuando Tabaré Vázquez y Néstor Kirchner eran grandes hermanos y estaban en sintonía, cuando le dieron feriado en Argentina a los uruguayos para que vinieran a votar a Uruguay". "Después resultó la peor relación y nos fue muy mal, tuvimos el problema de UPM, no se podía exportar medicamentos, vestimenta, libros, bicicletas", recordó Cardoso. "Yo creo que hay que ser respetuoso, los pueblos son autónomos y la relación debe ser institucional", sostuvo.

"El presidente Vázquez puede reunirse con quien quiera. Pero si viniera (Mauricio) Macri (principal candidato opositor argentino) también tendría que recibirlo. Ojo que no nos pase como en la canción aquella de tropecé de nuevo y con la misma piedra".

El senador nacionalista Luis Lacalle Pou (Todos) dejó entrever que Vázquez debería ser muy cuidadoso y equilibrado y al mismo tiempo evitar dar razones para que Argentina se irrite. "Los gobernantes deben relacionarse institucionalmente. Sobre todo quienes fueron o aspiran a ser presidentes. Obviamente que a veces hay afinidades. El equilibrio es fundamental", consideró. "Con todos los países debemos ser muy respetuosos, especialmente con los vecinos. Más aún con los antecedentes últimos entre Vázquez y los gobiernos argentinos", comentó.

Cerca de Scioli no se preocupan mucho de disimular su afinidad con el Frente Amplio. Rafael Folonier, asesor internacional del candidato, quien tuvo un rol decisivo en la visita de Mujica esta semana a Argentina, le dijo a El País: "nosotros hemos ido a la campaña de allá, nos definimos a favor de la candidatura del Frente Amplio, de Tabaré, estuvimos con él en un par de actos y también el día que ganaron las elecciones".

"Nosotros no somos neutrales. Yo nunca he sido neutral y tampoco trabajaría para un neutral", comentó.

Según Folonier, "con Mujica hemos tenido una gran relación; él lo votó a Kirchner como secretario general de la Unasur, y la relación que hemos comenzado con Tabaré es alentadora".

La mandataria argentina, Cristina Fernández, llamó a Vázquez tras la primera vuelta electoral de octubre de 2014 para felicitarlo pero no estuvo para su asunción el 1° de marzo, en una señal de que conserva el resquemor que su marido tenía hacia Vázquez.

De todas formas, Scioli se ha reunido varias veces con Vázquez de quien dijo, antes de las elecciones en Uruguay, que era el candidato que garantizaba "la continuidad con cambio".

Por otra parte, el vicepresidente Raúl Sendic tiene una aceitada relación con La Cámpora, la poderosa rama juvenil del kirchnerismo. Es amigo del ministro de Economía, Axel Kicillof, con quien se reunió esta semana. Sendic auguró avances en la relación bilateral en materia energética y portuaria.

La Cámpora colaboró mucho con la lista 711 de Sendic durante la campaña electoral para facilitar la realización de tareas en Buenos Aires.

La "lucha de puertos" sigue tan planteada entre Buenos Aires y Montevideo como en la época colonial. En noviembre de 2013 la administración de Cristina Fernández prohibió los transbordos de mercadería en los puertos uruguayos y hasta ahora no ha levantado la medida. El puerto de Montevideo, de todas formas, sigue manteniendo cierto crecimiento porque ha captado mercaderías paraguayas que llegan en tránsito.

En materia de política comercial, Argentina ha afectado los intereses uruguayos trabando la compra de productos locales. De todas formas, es cierto que ha tenido una actitud proteccionista hacia el resto del mundo, y no solamente hacia Uruguay, porque quiere evitar la salida de dólares que suponen las importaciones. Además, ha actuado para retrasar las conversaciones para un acuerdo del Mercosur con la Unión Europea que Brasil y Uruguay impulsan.

Argentina objetó la instalación de terminales graneleras en el puerto de Nueva Palmira. A pesar de que los bloqueos al puente de Fray Bentos terminaron, Argentina nunca levantó sus objeciones al funcionamiento de la planta de UPM, asunto por el que llegó a amenazar con volver a plantear un litigio en la Corte Internacional de La Haya. El gobierno K se enfureció cuando el ex presidente José Mujica autorizó a UPM a producir más.

Las relaciones con Argentina parecen estar congeladas. Si bien el nuevo embajador uruguayo, Héctor Lescano, fue bien recibido por el canciller argentino Héctor Timerman, el presidente Tabaré Vázquez todavía no se reunido con su colega argentina, Cristina Fernández, aunque han coincidido en cumbres. La administración Vázquez parece hacer resuelto no innovar en la relación hasta que se vote el sucesor de Fernández.

La reunión con Scioli genera dudas; Mujica y Vázquez muestran afinidad con él