Un principio de incendio colmó la paciencia del gremio.

Una adscripta del liceo 18, del Prado, tuvo que salir a apagar un incendio. Literalmente. Ocurrió el martes cuando un alumno prendió fuego una papelera. La funcionaria corrió hacia el tacho con una tabla de madera, con la intención de extinguir el foco, y los restos del plástico caliente le cayeron sobre el antebrazo. El hecho colmó la paciencia de los profesores que hoy ocuparán el centro.

Ya en marzo, ni bien comenzaban las clases, el núcleo sindical del liceo 18 pidió a Secundaria que incrementara la cantidad de adscriptos para "controlar" a la masa de 865 estudiantes divididos en dos turnos. Pero "los inspectores hicieron oídos sordos", se quejó Luis Martínez, presidente de la Asociación de Docentes de Educación Secundaria de Montevideo (ADES).

En un comunicado, la directora de Secundaria, Celsa Puente, dijo que hay cuatro adscriptos por turno, para los quince grupos, y que se cumple la regla de que haya uno cada cuatro.

"Es una respuesta engañosa y falaz", cuestionó Martínez. "Las características edilicias determinan que esa relación mecánica no sea de recibo: es un edificio enorme, con recovecos, dos patios y hace tres años, en un salón del primer piso, hubo un cortocircuito y quedaron encerrados alumnos", recordó.

Para el sindicalista, el tema de fondo es "la carencia presupuestal: no hay capacidad de otorgar nuevos cargos". Ante esta incertidumbre, algunos padres se reunieron ayer en el liceo y exigieron —a través de un comunicado— la presencia de las autoridades del Consejo de Secundaria en una asamblea que realizarán hoy a las 17 horas.

En el comunicado, Puente se limita a informar la cantidad de funcionarios. Los consejeros no confirmaron todavía la asistencia a la asamblea.

ENSEÑANZA EN CRISIS