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"Nadie demostró que Sendic tiene $ 10.000 más gracias a Ancap"

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"El 2015 fue muy duro porque hubo muchos más conflictos que en otros años"; dijo.
Nota a Juan Castillo, Director de Trabajo, sindicalista y politico uruguayo, ND 20160108 foto Fernando Ponzetto
Archivo El Pais

El 2015 fue un año “muy duro” para el director nacional de Trabajo. Fue uno de los años más conflictivos en los últimos 10 años, afirmó en entrevista con El País.

El “convidado de piedra” de la negociación colectiva fue la situación económica marcada por una fuerte desaceleración del crecimiento. En materia política, reconoce que hace falta una “autocrítica” de todo el Frente Amplio por la gestión que se hizo en Ancap. De todos modos, aseguró que hasta ahora “nadie pudo demostrar” que hubo corrupción de parte del vicepresidente Raúl Sendic. Por ese motivo, pidió “separar” los problemas de gestión de los actos de corrupción.

Una secretaria le alcanza un mensaje en un papelito. "Acá son todas malas noticias", afirma el director nacional de Trabajo Juan Castillo, un poco en broma y un poco en serio. Para él, el año pasado fue "muy duro" por la alta conflictividad y a eso se suma un problema coronario que sufrió por el que le colocaron dos stents.

¿Recientemente tuvo un problema de salud que está asociado al estrés de su función? 

—Algún problemita de salud tuve y no se lo quiero achacar a la responsabilidad de gobierno, porque capaz que ya era producto de lo que venía de antes. De hecho, el médico descubre que yo había tenido en algún momento hace 10 años atrás un infarto y no me había dado cuenta. Esta tarea es atrapante, nos lleva muchas horas del día y esto nos ha traído alguna complicación extra que, por suerte y por la dedicación de los profesionales que me atendieron, se resolvió con la colocación de dos stents y con 48 horas en un sanatorio.

—¿El 2015 cerró con mayor conflictividad de la esperada?

—Fue un año duro, especialmente duro y comprimido porque para nosotros fue un año de nueve meses, porque empezamos en marzo. Cuando medimos al final de año la estadística marca que en nueve meses tuvimos mucho más conflictos que en un año común o normal, me refiero a cualquiera de los años anteriores de los últimos 10 años. Pero para mi gusto el balance es positivo porque el inicio de los lineamientos de gobierno fue muy conflictivo. Lo cierto es que de 61 grupos, 44 ya firmaron el acuerdo.

—¿Le preocupa la cantidad de Consejos de Salarios que todavía no han cerrado?

—Lo del año pasado está terminando dentro de los porcentajes normales, tal vez a esta altura como todavía nos falta alguno estemos un poco distanciados de la cifra estadística, pero viene bien. Nos faltan 17, algunos porque están negociando todavía o no tienen fecha de convocatoria, porque las partes nos dijeron que se iban de vacaciones.

—¿Fue dura la ronda salarial?

—Ha sido. Yo no tengo forma de medirlo. Hubo negociaciones duras y más que duras, diría que algunas dieron más trabajo de encontrar el acuerdo. Me parece que el grupo de transporte interdepartamental fue uno de los más trabajosos, pero finalmente encontramos una brecha de voluntad de las partes para acordar.

—¿A qué atribuye tanta conflictividad en 2015?

—Hay dos razones que estaban previstas, como lo es el primer año de gestión de gobierno que supone la aprobación del presupuesto y la otra es la convocatoria a la primera ronda de negociación colectiva. El convidado de piedra con que nos esperó está gestión de gobierno en este período es que la situación mundial no es la misma que 10 años antes. Las tres cosas hicieron un combo de nivel de conflictividad y acotaron el margen de maniobra que teníamos nosotros. Nadie viene a hacer el papel de malo, pero sería una actitud demagógica responder todo que sí cuando no tenés espalda para dar cobertura. Lo dije pila de veces, me hubiera gustado estar como director de Trabajo cinco años atrás.

—Cuando era coordinador del Pit-Cnt muchas veces criticaba al sector empresarial, ¿qué piensa de ellos ahora?

—Se ajustaron a los mismos criterios que ellos habían declarado. De hecho, tienen una actitud muy conservadora, que es parte tradicional del sector empleador uruguayo. Han sido conservadores históricamente y en esta ronda mantienen esta tesitura. Para ellos todo es de cuidado, todo es de preocupación, no es unánime, pero generalmente tienen una visión muy pesimista. Es muy difícil que un empresario reconozca que está bien. No conozco a nadie que salga a decir: Nosotros estamos bien. Siempre están a cuenta, si están bien en este momento están pensando que dentro de seis meses van a estar mal y dentro de un año van a estar peor. Muy pocas veces te enterás que habían estado bien, porque te lo reconocen cinco años después. Me parece una actitud tradicional de los empresarios y no hubo una exageración de eso en esta ronda, de la misma forma que el movimiento sindical siempre está demandando la necesidad de más ajuste producto de viejas demandas.

—¿Los empresarios usan la queja como estrategia?

—Normalmente hay una suerte de quejarse de que están mal. Parece ser una estrategia y les debe de dar su resultado. Después cuando flexibilizan su postura en la ronda de negociación en la práctica están demostrando otra cosa distinta. No me gusta generalizar, porque esto no quiere decir que todas las cámaras sean iguales, pero la constante o la primera respuesta del sector empleador es: Estamos mal y la mano viene complicada.

—¿Se asiste ya a una caída del salario real como sostiene el Instituto de Relaciones Laborales de la Católica?

—Les queremos trasmitir tranquilidad a la inmensa masa de trabajadores que a pesar de que decíamos que había ruidos en la economía regional al final de este período no se va a sentir una pérdida en el bolsillo. Esto está lejos de ser un congelamiento del salario real. Al que está en peores condiciones se le asegura que al menos el poder adquisitivo está asegurado para los tres años venideros.

—El mismo informe dice que si el gobierno no modifica sus lineamientos permitiendo aumentos adicionales, la conflictividad en 2016 será elevada.

—Me permito discrepar con esa visión, intenta también ser una visión negativa. Yo creo que será al revés. Si la muestra indica que con estos lineamientos se pudo negociar y encontrar mayoritariamente los niveles de acuerdo y de consenso no sé por qué tiene que cambiar la cultura o la actitud de los actores sociales para este año que comienza. Al contrario, a mi me parece que se despeja la discusión del presupuesto nacional, la educación, lo judicial y lo municipal; queda entonces ahora el cierre de los Consejos de Salarios de la actividad privada. Creo que al final de 2016 se va a estar midiendo un nivel de conflictividad más bajo que en el 2015.

—¿Se perderán más fuentes de trabajo este año?

—No tengo señales de que sea así. No tengo elementos para presumir pérdidas de puestos de trabajo. Las primeras señales hablan de recuperación de los niveles de empleo.

—¿Uruguay está procesando un ajuste de su economía?

—No es un ajuste económico, pero hay que tener especial cuidado a lo que le pase a la economía. Los uruguayos han mejorado sustancialmente el nivel de vida en la última década y para arriba te acostumbrás fácil. El problema es que nadie quiere ir para abajo.

—¿Hubo mala gestión del gobierno en Ancap?

—Todo indica que algunas de las cosas que aparecieron están más ligadas a un problema de gestión que a otro tipo de problema. Parecía que se quería vender una imagen pública de corrupción o que algún dirigente se benefició personalmente. De la información que ha salido públicamente eso no se pudo demostrar hasta ahora, pero queda la sensación de que hay cosas que son producto de la mala gestión. Bueno, si ese es el resultado de la investigación, y eso es lo que dice el informe de los senadores del Frente Amplio, habrá que ver. Para aclarar los tantos, lo mejor que puede pasar es asumir si hay errores de gestión.

—Más que asumir errores parece que se estuvieran pasando la pelota entre sí.

—Sí, pasaje de factura. Eso es lo peor. ¡Estos son de los tuyos; no, de los tuyos! No se puede, las cosas hay que tratarlas con seriedad, porque al frente de la gestión de la empresa hay compañeros, son seres humanos que pueden quedar apuntalados con el dedo sin tener ningún tipo de responsabilidad. Hay hombres grandes que tendrían, por su experiencia, que tener un poco más de cuidado en las declaraciones públicas.

—¿Falta autocrítica?

—Sí, pero insisto, estamos a tiempo. Hagamos autocrítica.

—¿Hay que pedir perdón?

—No, no tengo que pedir perdón. Si hay mala gestión, hay que hacer autocrítica y asumirlo públicamente.

—Esteban Valenti salió a pedir perdón.

—No sé si alguien le pidió que pidiera perdón.

—El Frente siempre se jactó de no tener corrupción ¿Cómo afecta esto a la izquierda?

—Estoy convencido de que queda en la misma manera. Nadie pudo demostrar que haya corrupción o que (Raúl) Sendic tiene ahora $ 10.000 más gracias al problema de Ancap o que recibió un auto o un apartamento. Hay que separar gestión de corrupción.

—El expresidente José Mujica dijo que había quedado afectada la imagen de Sendic ¿Está de acuerdo con eso?

—Será la versión de Mujica, yo no la comparto.

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"El 2015 fue muy duro porque hubo muchos más conflictos que en otros años"; dijo.

JUAN CASTILLOVALERIA GIL

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