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Motochorros balean a policía en asalto

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El "motochorro" comenzó a disparar cuando presumió que había un policía junto al pistero.

Cinco motochorros intercambiaron disparos en la madrugada de ayer con un policía en un intento de asalto a una estación de servicio ubicada en Camino Corrales y General Flores.

La filmación de la rapiña frustrada, a la que tuvo acceso El País, muestra que un delincuente flaco, desgarbado, con una melena larga, se baja de una moto. Viste un buzo negro, pantalón vaqueros y championes. Apenas caminó unos pasos, el motochorro desenfundó un arma de grueso calibre —aparentemente se trata de un Magnum 3.57—. Cruza la pista de la estación de servicios en dirección al pistero y al guardia de seguridad que charlan con un policía de particular.

Supuestamente el delincuente reconoce al policía y dispara. Un fogonazo claro se percibe en el video.

En la filmación se observa cómo el guardia de seguridad y el policía se cubren tras de un auto. El delincuente trata de hacer blanco en el policía y tira otra vez. El agente extrae su arma de reglamento y repele el ataque.

El delincuente corre hacia sus compañeros. Sigue el intercambio de disparos. Varios tiros impactan en varios puntos de la estación de servicio.

La filmación muestra la huida de los delincuentes. Poco después, se observa al policía que, rengueando, camina hacia General Flores. Lleva su arma desenfundada.

Poco después, varios móviles policiales llegan al lugar. En una recorrida, cuatro de los cinco delincuente fueron atrapados, dijo ayer a El País el propietario de la estación de servicios, Patricio Hernández. "Fue una balacera. El policía estaba de casualidad porque es amigo del guardia de seguridad. El año pasado nos pasó una cosa parecida. También había un policía que repelió el asalto a tiros", dijo Hernández.

El empresario señaló que en el 2004 la estación de servicios sufrió una seguidilla de rapiñas. "Sin embargo, las de ahora son más violentas. En las últimas dos atracos los delincuentes tiraron", explicó.

En un extremo de su escritorio, Hernández tiene el monitor de la computadora que muestra las filmaciones de las cámaras de seguridad. Al lado ayer había un ejemplar abierto del diario El País donde ayer se publicó un informe sobre el accionar de los motochorros. Es obvio que el tema le generó una gran preocupación en el empresario, cuyo negocio se encuentra en una zona conflictiva. En otra parte del escritorio, Hernández tenía un ejemplar de "El Padrino", de Mario Puzo. "Nunca me canso de leerlo", dijo mientras indicaba donde impactaron los tiros de los delincuentes.

Sin miedo.

Ángel González Acuña trabaja como pistero desde hace 19 años. Fue víctima en múltiples asaltos. Vio en varias oportunidades el ojo negro de un caño de un arma apuntándole. González Acuña no tiene miedo de ser asesinado por un delincuente en una rapiña a la estación de servicio.

"Me puede pasar acá o en la calle. En cualquier lugar", filosofa con una sonrisa franca.

El pistero cuenta, como si fuera un secreto de Estado, cuál es su estrategia para sobrevivir en una zona donde pasan cientos de jóvenes en motos, muchos de ellos mal encarados, sin casco y observando el movimiento de la estación.

"Nunca, nunca hay que resistirse", explica.

A metros de la estación de servicio, por Camino Corrales, hay una parada de ómnibus.

Hernández dice que se cansó de observar cómo los motochorros arrebatan carteras o arrastran mujeres por el piso causándoles lesiones. "Esa parada está un poco escondida", explica.

Común.

El País publicó ayer un informe sobre los motochorros, quienes protagonizaron centenares de arrebatos en el último año. Muchos casos no son denunciados a la Policía porque las pérdidas son ínfimas.

El fiscal penal Carlos Negro dijo a El País que el arrebato con moto es la modalidad de hurto callejero más común en Montevideo.

Señaló que los delincuentes adquieren motos por sumas irrisorias en el mercado negro o arman una con componentes de distintos birrodados.

La jueza penal, Julia Staricco dijo a El País que los delincuentes usan motos sin documentación. "Mucha gente no hace documentación de las motos pequeñas y ciclomotores", agregó.

La irrupción de las motos chinas en la década de los 90 otorgaron a los delincuentes tres ventajas: velocidad de desplazamiento para huir de una probable persecución, sorpresa y anonimato por el uso del casco. "El casco dificulta el reconocimiento de los delincuentes en el juzgado", opinó Negro.

El fiscal Enrique Rodríguez dijo a El País que los arrebatos se hacen a plena luz del día y las víctimas son mujeres de todas las edades. Según Rodríguez, los arrebatos ocurren en todas partes de Montevideo pero tienen un mayor impacto en los barrios Pocitos, Buceo, Malvín y Carrasco. Motochorros, tiroteo, policía herido, Las Acacias, estación de servicio

Ganancias compartidas

En el 95% de los casos, los motochorros actúan en pareja: el acompañante se baja a realizar el arrebato mientras que el conductor lo espera con la moto encendida a corta distancia. Tras concretar el robo a una mujer, el cómplice se sube y el conductor arranca. Parten a toda velocidad. Son jóvenes mayores de edad. En ocasiones actúan con menores como cómplices.

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El "motochorro" comenzó a disparar cuando presumió que había un policía junto al pistero.

En la madrugada de ayer intentaron rapiñar una estación de servicios 

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