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Mi brindis

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No pido mucho. Me conformo con que en el nuevo año el gobierno que nos gobierna, finalmente gobierne. Que tome decisiones y abandone la inquietante parálisis que arrastra al país todo al quietismo.

Que el presidente, al que los uruguayos votaron para que condujera sus destinos por cinco años, lidere. Y que muestre que no se ha resignado a que su segunda Presidencia pase sin pena ni gloria.

Me alcanza con que el Estado deje de dilapidar los dineros de los contribuyentes. Con que los funcionarios utilicen la plata de los demás como si fuera la suya. Con que a nadie se le ocurra otra genialidad como Alas Uruguay o como Alcoholes del Uruguay (Alur), que después todos terminemos pagando de nuestros bolsillos. Con que nadie se esfuerce por fundir Ancap. Con que no se encare una obra como la regasificadora y se mande a hacer el barco regasificador más grande del mundo para luego admitir que la regasificadora nos queda grande y que el barco fue un error de cálculo.

No debería ser tan difícil que si la Intendencia de Montevideo cobra impuestos para mantener limpia la ciudad, el intendente fuera capaz de mantener limpia la ciudad. O que los sindicatos puedan alzar su voz y reclamar sus derechos sin afectar los de los demás. O que se pudiera entender el daño que hacen al país las ocupaciones de lugares de trabajo, los piquetes, los cortes de calles, y que todos trabajen para evitar estos abusos. La verdad es que no debería serlo.

No creo que sea mucho pedir que el agua potable sea, de nuevo, potable. Que Ancap, que es "la empresa de todos los uruguayos", deje de cobrar a sus dueños el combustible más caro de la región y uno de los más caros del mundo. Que quienes van a las escuelas y liceos públicos, aprendan y se preparen para el futuro. Que la Policía ponga a los honestos a salvo de los delincuentes. Que el Estado deje de contratar funcionarios como si sus sueldos los pagara el Espíritu Santo.

Tampoco sería un exceso soñar con que cada cargo público sea ocupado por el más idóneo. Ni que los ministros o directores de empresas públicas sean removidos de sus cargos cuando no sirven a quienes les pagan el sueldo y sólo se transforman en buscadores de excusas para justificar lo que está mal o para convencernos de que sin ellos estaríamos peor. Ni que la Justicia tenga la venda bien puesta a la hora de investigar al poder político.

Me gustaría pensar que en 2017 las internas del gobierno nos van a dar un descanso. Que todos los que ya sueñan con ser el candidato del Frente Amplio se preocuparan más por trabajar duro estos tres años que por su suerte electoral en 2019. Que la oposición va a mostrarse como una alternativa real de gobierno y, al hacerlo, va a convencer al Frente Amplio de dar su mejor esfuerzo.

El 31, cuando den las doce, me gustaría brindar por esto. Pero tal vez deba conformarme con pedir salud, trabajo y amor. Como siempre. Y que haya paz en el mundo.

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LA COLUMNA DE PEPEPREGUNTÓN

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