EDUCACIÓN

En el último cuarto de siglo, se duplicó la cantidad de alumnos matriculados en institutos educativos privados en Maldonado.

El crecimiento fue 25 puntos mayor al que se registró en la enseñanza pública en el mismo período. Eso convierte a este departamento en el que se ha incrementado más la participación del sector privado.

Uno de cada cinco estudiantes de Maldonado —desde Inicial hasta Bachillerato— asiste a la educación privada. En Montevideo, donde tradicionalmente la asistencia a centros privados es mayor, asiste a este tipo de instituciones el 28% del alumnado. Mientras en la capital la relación se mantuvo estable, salvo durante la crisis de 2002, en el departamento esteño hubo un salto, revela un estudio sobre la privatización educativa en Uruguay realizado por la federación mundial de sindicatos de la educación (Internacional de la Educación).

Parte del incremento registrado en Maldonado va de la mano con el aumento de la oferta. Fue el departamento con mayor crecimiento en cantidad de establecimientos privados en Primaria: una variación de 13%, cuando el promedio a nivel del país fue solo 3%.

Uruguay es una excepción en el continente. Seis de cada siete alumnos asisten a la educación pública y ese sector sigue siendo predominante. Aun así, el estudio concluye que el país no es ajeno a los nuevos procesos de privatización. Los ejemplos más claros se dan en la primera infancia e Inicial (con programas como los CAIF) y en Secundaria con los llamados "liceos públicos de gestión privada" (Los Pinos, Jubilar, Impulso, entre otros).

Sobre todo estos últimos casos "son utilizados por algunos actores como instancias de naturalización, legitimación y modelo de reformas pro privatización a mayor escala", afirma el documento de la Internacional de la Educación. Menciona la opinión de Ceres, bajo el liderazgo de Ernesto Talvi, y del colectivo Eduy21. Los investigadores también afirman que se "han naturalizado" en el discurso "otras formas de privatización" como lo son "las exoneraciones impositivas".

Las entrevistas realizadas para esta investigación que se presentó ayer en el IMPO, revelan que, a excepción del Frente Amplio, el resto "tiende a identificar a los sindicatos docentes como espacios de resistencia a todo cambio". En parte porque los "actores progresistas" no han planteado "proactivamente" alternativas.