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Le pegaron un tiro en el ojo para robarle el revólver y el chaleco

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Operativo Policial en Cerro Norte por narcotraficantes, foto Francisco Flores, nd 20150213
Archivo El Pais

Tras ser herida de bala en un ojo por dos delincuentes, la agente Carla Moreira (37) caminó 50 metros hasta su casa, en un pasaje del barrio Casabó, con el arma desenfundada, y abrazó a su hija de ocho años que la esperaba despierta. Eran las 22:30 del martes 10.

Cuando Carla vio a su marido, solo le dijo: "Me lastimaron", y se dirigió al teléfono para llamar al 911.

Víctor vio que su esposa tenía una herida en un ojo. La visera de la gorra no le había permitido observar antes el rostro de Carla.

Media hora antes de llegar a su casa, la agente Carla Moreira salió de su trabajo en el Centro Coordinador del Cerro, ubicado en Carlos María Ramírez y Chile. Tomó un ómnibus y descendió en la esquina de Pasaje 10 y Ombú, en el barrio Casabó.

Carla, una persona metódica y de rutinas, bajó por la calle Ombú como todas las noches.

Al llegar a la esquina de Austria —a poca distancia de su hogar— observó cómo dos hombres pasaron cerca de ella en una moto. Dieron la vuelta a la manzana y se aproximaron a la agente por la calle Austria.

Carla sabía que delincuentes del barrio habían robado chalecos y armas de policías, y se preparó.

Desenfundó y los esperó de espaldas con el revólver apretado contra el chaleco antibalas. Uno de los delincuentes la apuntó con una pistola calibre 22 y le dijo: "Dame el chaleco y el arma".

Al ver que la policía había extraído su revólver, el rapiñero disparó. La policía repelió el ataque. En total, intercambiaron casi 30 disparos. Uno de los tiros impactó en el ojo de la mujer policía.

Los delincuentes huyeron y la agente, como pudo, caminó hasta su casa.

En el patio, la mujer extrajo las últimas seis balas que le quedaban en el cinto y cargó otra vez el tambor del revólver. Luego lo guardó en el chaleco antibalas.

Tras cargar el arma, Carla empezó a marearse.

"Tal vez se debió a que la adrenalina había comenzado a descender después de todo lo que había vivido", contó a El País su marido, mientras aguardaba, en el Hospital Policial, a que su esposa fuera intervenida en procura de salvarle la vista.

Cerca de la medianoche del martes, al Centro Coordinador del Cerro, llegaron los dos delincuentes que habían sido heridos por la agente. Uno de ellos recibió disparos en la rodilla, el tórax y un brazo. El otro, en la espalda.

Marginal.

En la tarde de ayer, momentos antes de ingresar a la sala de operaciones del Hospital Policial, Carla Moreira trasmitió a la dirigente del Sindicato de Funcionarios de Policía de Montevideo (Sifpom), Patricia Rodríguez, que no deseaba volver a vivir en el barrio Casabó porque temía represalias contra sus tres hijos menores de edad, después de haber herido a dos delincuentes de la zona en el intento de rapiña.

"Por el solo hecho de ser policía se viven situaciones problemáticas en los barrios periféricos, ya que conviven con marginales", dijo Rodríguez.

Criticó al Ministerio del Interior por no tener un plan de viviendas que permita a los policías salir de "zonas rojas".

El Sindicato Único de Policías del Uruguay abrió un colectivo en Abitab para colaborar con la agente, que tiene tres hijos de 8, 11 y 14 años. La cuenta es la número 49196, a nombre de Carla Moreira.

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