En verano unas 100.000 personas consumen agua potable de OSE proveniente de la Laguna del Cisne, situada en una zona agrícola muy cercana al balneario Salinas, en Canelones. Durante la baja temporada unos 30.000 vecinos de la Costa de Oro se abastecen desde ese lugar.

Los estudios y denuncias por contaminación, en particular por fósforo y otros químicos, se acumulan en distintos organismos del Estado. Todo indica que el origen de la afectación ambiental está en los diversos emprendimientos productivos instalados en su cuenca.

En los alrededores de la laguna y sus afluentes hay unos 50 productores trabajando en distintos rubros. La mayor parte de ellos se ocupan de pequeñas parcelas hortícolas de cuatro o cinco hectáreas. Algunos otros manejan pequeños tambos familiares y seis productores cuentan con más de 300 hectáreas para la producción agrícola extensiva con soja y trigo, según datos oficiales.

La Intendencia de Canelones anunció ayer que recibió la anuencia de la Junta Departamental para categorizar los padrones de la zona con el objetivo de "mantener la calidad ambiental de las aguas".

Toda actividad humana que afecte la laguna quedará bajo la lupa de la nueva categorización del suelo. Por ejemplo, toda vez que se realicen obras para el riego deberá ser informada, en esa línea se incluyen los tajamares y "ojos de agua".

De esta forma se modifica sensiblemente las posibilidades de desarrollo productivo en una superficie de más de 4.000 hectáreas alrededor de la laguna, explicó a El País Matías Carámbula, director de Agencia de Desarrollo Rural de Canelones.

La decisión incluye la toma de medidas cautelares que, entre otras cosas, prohiben la producción dentro de los 100 metros previos al agua de la laguna o sus afluentes en la llamada "área natural protegida".

Después de los 100 metros viene una segunda zona definida como "área rural productiva". Allí se puede producir pero hay limitaciones para la fumigación y en el mediano y largo plazo se dará prioridad a los cultivos "agroecológicos", aseguró Carámbula.

El costo de cambiar el sistema productivo será cubierto, en parte, con fondos públicos.

Al respecto, el funcionario aseguró que se desarrollarán "planes de reconversión" para los productores desde la Intendencia y programas de distintos organismos nacionales.

El control de las restricciones estará a cargo de la Dirección de Gestión Ambiental canaria con los mismos criterios que se vienen aplicando para la cuenca del río Santa Lucía, según explicó Carámbula.

Dentro de la "categorización cautelar del uso del suelo en la cuenca de la Laguna del Cisne" se establece la prohibición de la cría intensiva de animales, así como también la instalación de negocios industriales o turísticos. Los emprendimientos ya instalados serán auditados por la Intendencia de Canelones en coordinación con la Dinama.

Freno a producción en la cuenca; alcanza a 4.000 hectáreas