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Juego por amor a la camiseta

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De verde y blanco está Racing y el rival parece Sud América, pero es El Tanque. Foto: archivo El País
Racing vs El Tanque Sisley, 2-0, Torneo Clausura del Campeonato Uruguayo de Futbol 2015-2016, Est. Pque. Roberto, ND 20160207, foto Ariel Colmegna - Archivo El Pais, Matias Acuña (ETS)
Archivo El Pais

Cambios de diseño y colores de equipos de fútbol se suman a ganancias de otros rubros.

Ya sea en la sociedad patriarcal de buena parte del siglo XX como en la más reciente, cuando el feminismo se afianzó y las botineras comenzaron a imperar alrededor de campos de entrenamiento, estadios y otros sitios, el hombre aficionado al fútbol comentaba que era posible y probable cambiar de pareja, de barrio, de trabajo, gustos musicales, gastronómicos, alcohólicos o de marcas de cigarrillos, pero jamás de camiseta. Hoy también son muchas las féminas que coinciden con esa idea.

Los treintañeros y veteranos de las décadas de 1960 y 70, cuando los grandes del fútbol uruguayo andaban volando a nivel internacional, ponían un codo en el mostrador del boliche barrial mientras conversaban y luego empinaban la copa de grappa con limón, caña o espinillar y el vaso de soda de sifón.

Con el paso del tiempo, en los 80, y mientras otra vez Peñarol y Nacional retomaban destaque en la Libertadores y la Intercontinental, muchos de aquellos parroquianos ya habían pasado a consumir whisky, con hielo o sin hielo, primero los de Ancap y después los importados, del Caballito a Johnnie. Pero seguían contrariando los cambios de camiseta, y eso dicho literalmente.

No era solo que no dejarían de ser bolsos o manyas, sino que querían ver a sus equipos luciendo la mayor cantidad de veces la indumentaria típica que hizo gloriosas a sus insignias a lo largo de décadas.

Pasar a otro club y lucir otros colores terminó siendo solo cosas de jugadores, cada vez mejor remunerados, desde que ellos, entrenadores y dirigentes exclamaron allí y allá: "¡Esto es por plata!", un concepto financiero europeo, vinculado a las primeras sociedades anónimas deportivas, que vieron en el fútbol la combinación perfecta de juego, deporte, espectáculo y negocio.

Con el laureado Manchester United, en el país inventor del once contra once y la pelotita al medio, apareció la Bolsa de Valores. Consultoras como Deloitte & Touche comenzaron a prestar atención a las conquistas multimillonarias en dólares que ese cuadro registraba.

Hace diez años, en 2006, el Manchester United tuvo ganancias por 200 millones de dólares. Ese año era el más rico del mundo. Le seguían Real Madrid y Milan. Y figuraba tercero entre los más mediáticos, después del Real y el Barcelona.

A partir de la temporada 2015-16, y por los próximos diez años, el Manchester United pasó a vestirse con Adidas a cambio de 940 millones de euros. El club inglés se convirtió así en el líder en cuanto a ingresos por este rubro a nivel global.

A estas alturas pues, el fútbol se consagró como un producto, si bien el proceso venía gestándose desde años atrás. En 1990, en España se sancionó una ley en la cual pasaba a regularse las sociedades anónimas deportivas, cosa que permitiría justamente la cotización de acciones en el mercado bursátil.

La norma dispuso que los equipos profesionales que participen en competencias oficiales "adoptarán la forma de sociedad anónima deportiva". Entró en vigencia en 1992 pero autorizando a no subsumirse en esa figura jurídica a los clubes que fueran asociaciones civiles siempre que justificaran un saldo positivo en sus balances desde 1985. Hasta hoy no ingresaron en España a la condición de SAD ni Real Madrid, ni Barcelona, ni Bilbao ni Osasuna.

En Uruguay, en 2001, la ley del deporte introdujo por primera vez en Sudamérica la nueva concepción. Hasta ahora el salto al profesionalismo de las altas ligas no prosperó ni está claro su futuro, pero sin embargo algunos clubes casi desaparecidos salieron del letargo o remontaron en su afán de llegar a la primera división con proyectos de sociedad anónima deportiva a la uruguaya, vía gerenciamientos de extranjeros. El primero fue Boston River (desde 2009) y le siguieron la IASA y el Deportivo Maldonado.

Mercado y colores.

Más allá de negocios y fondos non sanctos, en todo el planeta el marketing y la presencia cada vez más abarcadora de las transmisiones televisivas, junto a la incursión de marcas multinacionales de ropa deportiva y a las aspiraciones de sponsors, incidieron en los cambios de diseño y colores de los uniformes futboleros, fundamentalmente de los atuendos de alternativa, pero cada tanto también de los fijados por las instituciones como oficiales para disputar la mayoría de partidos de cada temporada.

De la mano de este fenómeno aparecieron las tiendas de venta de camisetas, pantalones, medias o camperas, primero en las sedes de los clubes y después en avenidas comerciales y shoppings.

Hasta los abusivos cambios de camisetas pueden comprenderse cuando se trata de equipos con cientos de miles de seguidores y socios, por ejemplo el Barcelona de España. Más difícil de aceptar resulta que quienes siguen la moda empresaria sean equipos modestos, como los "chicos" de Montevideo, que poca gente llevan a las canchas, aun cuando en estos casos también es verdad aquello de que "cualquier monedita sirve", incluidas las magras cuotas sociales, aunque más no sea para ayudar a pagar la cuenta telefónica, la luz o el combustible de las calderas con que calentar el agua de los vestuarios.

Justo es también no olvidar que otras alteraciones de colores no han tenido ni tienen fines comerciales porque guardan relación con homenajes puntuales, como ser a las primeras "blusas" del club.

Grandes y celestes.

En Uruguay, en 2013 Nacional vistió la celeste con una diagonal blanca, como la usada en 1903, cuando el club cosechó la primera victoria oficial de la selección uruguaya en tierras extranjeras, 3 a 2 ante el combinado argentino.

En tiempos remotos hubo asimismo cambios de camiseta pero no pocas veces por inconvenientes con las tintas de las telas o la escasa disponibilidad. El propio seleccionado, antes de incorporar la celeste, jugó de blanco, de rojo y de verde.

Antes de 1899 la camisa de Nacional era roja. Como desteñía hubo que reemplazarla por la blanca. Mientras compitió en la B con un cuadro de reserva, por 1908, empleó camisetas negras y azules con rayas transversales. El blanco, azul y rojo homenajean a la bandera artiguista.

Peñarol, que históricamente lució la rayada amarilla y negra, colores tomados de la Locomotora Rocket y representativos del gremio ferroviario, últimamente presentó varios cambios en su indumentaria. Compitió completamente de amarillo o de gris, color este último que se valoró "mufa". Por eso en 2008 estrenó una en negro, parecida a otra que presentó el equipo en la década de 1990. En 2010 usó una del CURCC que puede apreciarse en imágenes de 1904, la negra con rayitas amarillas del lado izquierdo. En 2013 emergió del túnel la rayada en franjas negras y grises. Y casi nadie recuerda que por la década de 1970 su alternativa era una camiseta verde con dos bastones finos a la izquierda, uno negro y otro amarillo.

Colores de barrios.

En los orígenes de algunos equipos no dejaron de influir las tendencias políticas de la época al momento de votar por los colores.

En 1927 Progreso comenzó a jugar con su tradicional camiseta amarilla y roja a franjas. Pero la primera de los gauchos del Pantanoso era negra con vivos blancos, fue cambiada a fondo rojo con vivos amarillos y más tarde a franjas rojas y negras. Esto aparecía vinculado a una filiación anarquista de los socios fundadores del club en 1914, integrantes del sindicato de picapedreros, lo cual no era bien visto en la esfera asociacionista. Para no entrar en choques surgió la de franjas amarillas y rojas, pero al parecer esa elección se dio pensando en la bandera catalana, provincia con gran concentración de anarquistas. Entre más versiones hubo testimonios de tejanos que recordaron que el amarillo y rojo no respondían a la bandera española sino a los colores de la bandera del partido comunista de Catalunya.

Basáñez, fundado en 1920 en la Unión usó una camiseta mitad celeste y mitad roja, hasta que los anarquistas quedaron a cargo e impusieron el rojo y negro, con el mismo diseño que tendría Alto Perú, fundado el 1° de mayo de 1940.

Los inmigrantes con perfil anarquista definieron los mismos colores, pero a rayas verticales, del club Misiones, fundado el 26 de marzo de1906 y fusionado en 1980 con los cebritas de Miramar, de Villa Dolores, quienes mantienen como segunda camiseta la del pocitense Misiones.

Millones en danza y la moda del siglo XXI.

A partir de esta temporada el contrato de derechos televisivos de la Premier League pasa de 4.300 millones de euros a 6.946 millones durante los siguientes tres años. Estas cifras, sumadas a las sociedades anónimas deportivas y sus cotizaciones en el mercado bursátil, decisiones de la FIFA, contratos con marcas de ropa o sponsors y venta de camisetas ha puesto de moda los cambios en diseños y colores de la indumentaria de los equipos. Pasa en todo el mundo, no solo en equipos grandes sino en los menos desarrollados, también en Uruguay.

Una moda para ricos y pobres.

El último en la Premier League de Inglaterra fue el Aston Villa, que ganó solo 1,2 millones de libras por su puesto en la tabla, pero embolsó en total 66,6 millones de libras (87,4 millones de euros). Esas cifras vinculadas a derechos de televisación y otras, como los ingresos por cuotas sociales y venta de camisetas, resultan incomparables con la realidad de los clubes uruguayos. Pero hay una moda común promovida desde la FIFA, las transmisiones por TV, el marketing y la competencia entre marcas de vestimenta deportiva: modificar los diseños de las camisetas oficiales, sean las de primera línea como las alternativas. De eso no zafan ni siquiera las instituciones que en Montevideo prefieren no jugar de locales para no tener pérdidas después de pagar policías, jueces y veedores de los partidos.

Fútbol enparques, curvas y cuchillas

La primera camiseta de Wanderers fue la que le cedió el Uruguay Athletic. Tenía una banda horizontal celeste sobre fondo marrón. Desde 1900 hasta agosto de 1903 compitió con una camiseta a rayas blancas y azules, verticales y angostas, pantalón blanco y medias negras con bandas horizontales en color blanco.

La actual de los bohemios, blanca con rayas verticales negras gruesas, quedó adoptada después de un vínculo fraterno desarrollado a principios del siglo XX con el Estudiantes de Buenos Aires, que llevaba ese diseño y colores. En 1962 apareció la camiseta negra con banda horizontal blanca, que se convirtió en base de la empleada en 1986 durante la Copa Libertadores. En las indumentarias de alternativa ha empleado varias. Entre otras, en 2010 usó la celeste de Uruguay, al conmemorarse los 100 años de esa camiseta de la selección, algo propuesto por la institución del Prado.

Defensor, fundado el 15 de marzo de 1913, quiso desde el inicio vestir de verde, pero en su liga actuaba el Belgrano, que llevaba ese color. La opción fue usar el color negro con una franja verde o celeste. Los tuertos no obtuvieron nada parecido en el mercado de tiendas y al final se quedaron con la lila, que fue oscureciéndose hasta el actual violeta fuerte.

Liverpool, fundado en 1915, siempre usó la casaca a rayas verticales negras y azules, aunque con variantes en el tamaño de esos bastones. Con eso se homenajeó a dos conocidos equipos de la zona de Belvedere: el azul del Titán, que había llegado a ser campeón de la Liga Constitución, y el negro del Defensa.

El 8 de Marzo de 1941 la Comisión Directiva de Danubio resolvió inscribir al club en la división Extra de la Asociación Uruguaya de Fútbol. Sin embargo figura el 1° de Marzo de 1932 como fecha de fundación. Su primera casaca fue a rayas verticales blancas y negras, en homenaje a Wanderers, el último campeón uruguayo de la era amateur. Si bien ya en el 36 apareció la clásica blanca con diagonal negra, se usó poco hasta 1944, cuando se implantó defiitivamente. En años recientes sufrió muchas variantes de colores en la de alternativa.

Entre clubes que alteraron menos su indumentaria puede ubicarse a Rampla (rojo y verde a bastones, debido a los colores de un barco que llegó a la Aduana, al fundarse en 1914), River Plate de 1932 (rojo y blanco a bastones), o Cerro, de 1922, fusión de 11 equipos del barrio homónimo.

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De verde y blanco está Racing y el rival parece Sud América, pero es El Tanque. Foto: archivo El País

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