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Una vieja guerra narco, la discusión en un baile y una sangrienta emboscada: qué resolvió la Justicia

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Cómo quedó el auto en que viajaban las dos personas asesinadas. Foto: Ricardo Figueredo - Archivo El País

MALDONADO

En Maldonado, el enfrentamiento entre dos bandas por el control de la venta de drogas provocó una guerra sin piedad, con secuestros, tiroteos, y varios homicidios.

Cuando en un territorio conviven dos grupos de delincuentes que quieren apoderarse de la zona para dominar el negocio de la venta de drogas aparece la violencia. Y en Maldonado hacía varios años que eso venía sucediendo a raíz del enfrentamiento entre dos bandas: “Los pata blanca” y “La banda del Tomy”. Una guerra sin piedad, con secuestros, tiroteos, y varios homicidios.

El primero, el que desató todo, según expuso la Fiscalía en una sentencia a la que accedió El País, fue en 2015. Ese año fue asesinada de varios disparos una joven de 20 años. Pero otros cinco nombres se cuelan en esa lista negra que incluye “secuestros” y “enfrentamientos a balazos ocurridos en distintos puntos de la ciudad”. Estas explicaciones forman parte de lo que expuso la Fiscalía en un juicio que terminó ayer por el homicidio de dos jóvenes en mayo de 2019.

La escena de ese crimen fue de película. Un auto que persigue a otro a toda velocidad durante la madrugada y que, cuando lo alcanza, una ráfaga de disparos salen de un lado a otro. Este hecho, que sucedió cerca de las 5:00 horas del 19 de mayo de 2019 y que se cobró dos vidas, fue producto de ese enfrentamiento entre “Los pata blanca” y “La banda del Tomy”.

Según expuso durante el juicio el fiscal de 1° Turno de Maldonado, Sebastián Robles, esa escena final tuvo su comienzo en un local bailable de Piedras Blancas. En “Viejo Tacuary”, nombre del lugar, coincidieron esa noche integrantes de ambas bandas criminales de Maldonado. En determinado momento se produjo una discusión entre algunos de sus integrantes y un guardia de seguridad tuvo que interceder.

Pero más tarde un integrante de “La banda del Tomy” salió con su pareja del baile. Subieron a su auto y emprendieron su marcha hasta unos cinco kilómetros de distancia, donde se juntan la Ruta 9 y la Ruta Interbalnearia. Es que por ahí iban a pasar los integrantes del otro grupo, cuando salieron del local rumbo a Piedras Blancas, donde vivían. En una rotonda el delincuente quedó esperando que el auto en el que iban seis personas pasara para sorprenderlo.

Sobre las 4 de la madrugada un auto apareció en ese lugar. El delincuente, a toda velocidad, comenzó a perseguirlo y se acercó, pero cuando miró hacia adentro del vehículo notó que no viajaban los personas que buscaba. Volvió al mismo lugar. El próximo auto en pasar por el lugar sí era el que esperaba. Al verlo volvió hacer lo mismo. Arrancó a toda velocidad hasta alcanzarlo y cuando lo hizo disparó varias veces hacia el interior del vehículo. El conductor murió en el lugar y los acompañantes comenzaron a descender a la ruta heridos. El agresor volvió al baile, dejó el auto estacionado, y luego se tomó un taxi hacia su casa. Mientras tanto, uno de los cinco heridos del otro auto manejó hasta un hospital. En ese trayecto falleció otro joven.

Luego del crimen el delincuente estuvo prófugo cinco meses hasta que, en octubre de 2019, fue capturado y enviado a prisión preventiva a la espera del juicio.

Esta instancia tuvo su final ayer. El fiscal logró probar que el delincuente, luego de la discusión en el baile, salió conduciendo hacia la ruta, frenó, esperó a las víctimas, y luego de una embestida arremetió a balazos produciendo dos muertes. La Fiscalía logró así una condena de 26 años de penitenciaria para el delincuente por el doble crimen de 2019.

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