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La trama detrás de la incautación de 300 piezas de arte que "nadie sabe dónde están"

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Zorrilla Subastas pretende que la Justicia se retracte y le devuelva antigüedades incautadas en 2017 para que pueda realizar la subasta. Foto: Fernando Ponzetto

UN REMATE QUE NO PUDO SER

Quince minutos antes que comenzara un remate internacional, la Justicia uruguaya incautó obras de arte de origen fenicio, romano y griego, en un caso que parece salido de una película de acción.

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El caso parece salido de un guión de una película de acción. Efectivos de Interpol, un robo al Palacio Taranco, un ladrón de arte, y la incautación de 300 piezas arqueológicas romanas, griegas y fenicias entre otros orígenes, efectuada quince minutos antes de un remate internacional.

Dos años más tarde, el ladrón fue a prisión. Hoy está en libertad, el jarrón que robó fue restituido al Palacio Taranco pero las piezas incautadas no fueron devueltas a sus dueños. “Ni siquiera se sabe dónde están ahora”, dijo a El País el propietario de Zorrilla Subastas, Sebastián Zorrilla.

Ni el rematador ni los dueños de las piezas enfrentaron un reclamo desde el extranjero por la procedencia de las obras, dijo Zorrilla.

El 2 de febrero de este año, el expediente sobre la incautación se encontraba en el despacho del fiscal Ricardo Chiechi. El 20 de noviembre pasó a la oficina del juez del caso. El reclamo de la devolución de las piezas para poder efectivizar el remate fue presentado por el abogado de Zorrilla y del principal comerciante de antigüedades de Uruguay, Gumer Pérez.

Viajes al Líbano

El catálogo de Zorrilla Subastas era imperdible. Titulado “Arqueología”, ofrecía en el remate previsto para el 22 de junio de 2017, piezas de colección de origen egipcio, griego, romano, fenicio y bizantino provenientes de Oriente Medio y Europa.

Muchas de esas piezas habían sido traídas al país por embajadores en la década de los setenta. Otras fueron adquiridas por un comerciante de antigüedades que viaja asiduamente al Líbano a adquirir antigüedades en comercios establecidos en ese país. Es decir, su origen estaba documentado.

El remate estaba previsto para las 16 horas. Quince minutos antes, efectivos del Departamento de Investigaciones Especiales de la Dirección de Crimen Organizado e Interpol ingresaron al local de Zorrilla Subastas. Esgrimieron un documento firmado por la entonces jueza Julia Staricco, la que ordenaba la incautación de toda la documentación y las piezas arqueológicas que iban a ser subastadas ese día.

A través de Internet será posible ver la subasta y también pujar por las piezas. Foto: F. Ponzetto
Algunas de las piezas arqueológicas que serían rematadas. Foto: Fernando Ponzetto.

Pocos días antes, Zorrilla Subastas había ingresado la oferta a una plataforma internacional de remates. La calidad y la cantidad de piezas de reconocido valor, por ejemplo una vasija utilizada en la momificación de faraones y bustos romanos de los primeros años después de Cristo, llamaron la atención de autoridades de Interpol en el extranjero. Es que, en ese momento, el Estado Islámico (ISIS) robaba y vendía piezas de arqueología obtenidas en los saqueos a templos de oriente.

Los jerarcas de Interpol pidieron a la sede uruguaya que investigara la procedencia de las piezas.

Zorrilla dijo que, en lugar de solicitar las certificaciones de compras de los elementos a rematar, la magistrada decidió incautar todos los lotes, lo que impactó en su imagen internacional ya que la subasta se anunciaba en su plataforma.

Esta permite pujar por una pieza y luego recibirla.

Zorrilla agregó que personal del Museo Histórico Nacional y especialistas en restauración del Ministerio de Cultura estuvieron inventariando y guardando todas las piezas incautadas. Entre ellas se encontraba una jarrón de 2.300 años que había sido robado dos años antes del Palacio Taranco por un ladrón de “guante blanco” llamado Yubert Segade. Dos años después de robarlo, Segade lo dejó en Zorrilla Subastas.

Zorrilla recordó ayer que se trataba de una pieza antigua pero que no era excepcional: hay cientos de ellas en el mundo. “Solo en el remate había otras 30. La pieza valía unos US$ 200”, dijo el rematador.

Antes de recibir el jarrón -también conocido como perfumero-, Zorrilla hizo firmar a Segade un documento y le sacó foto a su cédula. Esa información la proporcionó a la Policía.

El abogado Pérez dijo a El País que uno de los dueños de las piezas robadas compró la mercadería en la ciudad de Jounieh, al norte de Líbano, y las pagó a través de transferencias bancarias. “Esas piezas fueron importadas por la empresa propiedad de mi cliente y pasó por el canal rojo de Aduanas. Ello implicó la inspección específica de las mismas”, dijo. Las piezas fueron certificadas por un curador de la Unesco que además es catedrático de la Universidad de la Sorbona.

Pasó de un museo a una subasta de antigüedades

Yubert Segade era portero en un hotel y una tarde de agosto de 2015 decidió que en su momento de descanso iba a ir hasta el Palacio Taranco, según consignó Búsqueda en su momento.

Fue ahí que al entrar al edificio histórico ubicado frente a la Plaza Zabala, comenzó a tantear las vitrinas de los objetos que estaban dentro del Museo de Artes Decorativas. Así que después de algún intento encontró una vitrina abierta. Adentro había un jarrón. El hombre lo guardó y se fue. Tras tenerlo unos meses en su casa decidió llevarlo a Zorrilla Antigüedades para subastarlo. Dos años después fue detenido.

Un largo historial de antecedentes por robos de piezas de arte
A través de Internet será posible ver la subasta y también pujar por las piezas. Foto: F. Ponzetto

Tiene 45 años y una historia vinculada al robo de piezas de arte. El tiempo mínimo que permaneció en prisión fue un mes, según consta en los antecedentes penales a los que accedió El País. El 11 de diciembre de 2018 quedó en libertad tras cumplir su última pena. El hombre estuvo recluido en la cárcel “Piedra de los Indios” en Colonia.

A Yubert Segade se lo relacionó con el mercado negro de las obras de arte desde el año 2005.

Entre los robos de obras del acervo artístico uruguayo, se encuentran piezas de pintores como Juan Manuel Blanes y Pedro Figari. Según informó Telemundo en 2017 el primer procesamiento de Segade fue en 1996. En 1998 fue procesados dos veces por hurto. También fue procesado por el mismo delito en el 2002, luego en 2004 y al año siguiente tuvo dos procesamiento. Sus procesamientos continuaron en 2006, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014. En el 2017 hubo dos más.

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