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Preso que simuló ser fiscal falsificó pruebas y luego acusó a políticos y policías

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El recluso estaba en la cárcel de Cerro Carancho y concurrió ante la fiscal Stella Alciaturi a denunciar a una supuesta mafia. Foto: Archivo El País

ESTAFABA DESDE LA CÁRCEL

El recluso dijo ante la fiscal de Rivera, Stella Alciaturi, que pretendía dejar al descubierto a una banda de estafadores brasileños y uruguayos que actuaban en Uruguay.

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El recluso del Penal de Libertad que simuló ser fiscal hizo un raid delictivo en las últimas semanas como si fuera un villano de Vicio en Miami. Pero a diferencia de lo que ocurre en la serie, a este no le salió bien ninguna maniobra.

A principios de este mes, el preso, de 27 años, se encontraba alojado en la cárcel de Cerro Carancho, ubicada ocho kilómetros al sur de la ciudad de Rivera. Allí pidió para ser trasladado ante la fiscal de ese departamento Stella Alciaturi.

Horas más tarde, frente a ella, el preso dijo que pretendía dejar al descubierto a una banda de estafadores brasileños y uruguayos que actuaban en Uruguay y que entregaba supuestas coimas de más de US$ 200.000 a políticos, funcionarios policiales y profesionales

Durante dos horas, la fiscal Alciaturi lo escuchó. El recluso, de profesión analista de sistemas, mostró documentos que dijo servirían para probar las transferencias millonarias hechas por la banda internacional a cuentas bancarias de los funcionarios públicos presuntamente venales.

Por momentos, su relato era poco consistente. De todas formas, la fiscal documentó la denuncia y decidió empezar una investigación.

Alciaturi ordenó oficios a reparticiones públicas con el propósito de chequear los supuestos datos proporcionados por el preso. Al recibir las primeras informaciones, la fiscal supo que la denuncia no se fundaba en hechos reales.

A la fiscal aún le falta información por diligenciar, pero cuando la complete es probable que el recluso sea procesado por simulación de delitos y eventualmente por falsificación de documentos.

Se presume que el recluso creó los documentos falsos que pretendían probar las transferencias bancarias a políticos y funcionarios públicos, y luego realizó la denuncia en la Fiscalía de Rivera.

Venganza.

El sábado 1° sucedió otro episodio del raid delictivo. El preso, a través de un celular y mucha paciencia, se comunicó con seccionales de Montevideo y del interior haciéndose pasar por fiscales.

Para el engaño, utilizó los nombres de los que lo procesaron en el pasado por estafas al Fondo Nacional de Salud (Fonasa) por US$ 4 millones y a particulares a los que vació cuentas.

Ese mismo sábado el recluso, simulando ser un fiscal, ordenó a la Policía detener en averiguaciones a su expareja, la que se había negado a reanudar la relación con él, al padre de la joven y a otra familiar, dijo el abogado Pablo Casas.

La Policía dice que no se trató de una detención sino que se los llevó para levantarles actas.

Dos reclusos realizaban maniobras con celulares desde el Penal de Libertad. Foto: Fernando Ponzetto
Dos reclusos realizaban maniobras con celulares desde el Penal de Libertad. Foto: Fernando Ponzetto

El encarcelado también ordenó averiguaciones de paraderos de personas en Pocitos.

El miércoles 12, en tanto, la jueza Blanca Rieiro y la fiscal Silvia Naupp procesaron al recluso por liderar una banda de estafadores que ingresaban, mediante engaños, a cuentas bancarias, y luego las vaciaban.

En la audiencia, el preso amenazó de muerte a la fiscal.

Protagonizó maniobra al Fonasa con indigentes y 100 empresas falsas

La investigación por la estafa al Fondo Nacional de Salud (Fonasa) fue realizada en 2017 por la jueza Julia Staricco y la fiscal Mónica Ferrero. Uno de los líderes de la banda era el hoy preso que simuló ser un fiscal y dio órdenes a policías. En aquel momento tenía 23 años.

Esa investigación se inició tras una estafa realizada por ese joven a un banco. En una buzonera bancaria hizo un giro para su novia y luego ingresó el sobre con menos dinero del declarado.

El banco, sin embargo, acreditó el dinero declarado y su novia lo cobró poco después. Horas más tarde, el banco damnificado detectó la maniobra e hizo la denuncia. La investigación policial constató que, además de estafar al banco, ese joven afiliaba a mutualistas a personas que vivían en asentamientos por lo cual recibía un pago.

La maniobra consistía en anotar como trabajadores en 100 falsas empresas a personas que vivían en asentamientos a cambio de pagarles $ 500. Los estafadores luego inscribían a estas personas en distintas mutualistas, con lo que recibían $ 3.500.

Más de 60 personas resultaron procesadas por la estafa al Fonasa.

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