Publicidad

La muerte de una chinchilla genera instancia penal entre dueña de la mascota y veterinaria

Compartir esta noticia
Chinchilla en un cuarto. Foto: Archivo

CRUCE DE DENUNCIAS

Mimí fue colocada en la mesa de operaciones. Una veterinaria la sedó para realizarle el corte del pelaje. Pero sucedió un hecho impensado. Y, poco después, Mimí murió.

La chinchilla es un roedor de pelaje fino. En los clasificados de Internet su precio oscila en los $ 3.000. Pero esa no es la inversión más grande para alguien que quiera tener una como mascota. Una casa para una chinchilla puede valer hasta $ 26.000.

Hace tres años, Lucía (nombre ficticio) no escatimó ni un peso. Compró uno de estos roedores y una preciosa casa para ella. La llamó “Mimí”. Como ocurre a menudo con los animales domésticos, la chinchilla enseguida se transformó en un integrante más de la familia.

El 1° de julio de este año, Lucía llevó a Mimí a una veterinaria dedicada a animales exóticos para que le sacaran unos nudos que le habían aparecido en el pelaje. En el local al que acudió es cosa común ver a la venta hurones o erizos.

Allí, en la veterinaria, Lucía observó cómo Mimí fue colocada en la mesa de operaciones. Una veterinaria la sedó para realizarle el corte del pelaje. Pero sucedió un hecho impensado. Y, poco después, Mimí murió.

Julieta (nombre ficticio), hermana de la dueña de Mimí, esperaba afuera de la veterinaria y adentro de su auto.

“Al cabo de una hora, veo salir a mi hermana llorando. Se subió al auto. Me dijo que la veterinaria sedó a la chinchilla sin decirle los riesgos de la intervención”, relató Julieta a El País.

Según Julieta, una chinchilla “dura 20 años”, pero esta falleció mucho antes.

“Era un animal muy querido por mi hermana. De ahí nos fuimos a una seccional policial a presentar una denuncia por daño”, explicó.

Julieta afirmó que, más tarde, ingresó a la página web de la veterinaria y relató los hechos sucedidos para que a otros clientes no les pasara lo mismo. Su mensaje decía: “La veterinaria es una hdp. Le llevamos una mascota para que le cortara el pelo y nos la entregó muerta”. Y firmó el mensaje con su nombre verdadero y su número de teléfono.

Munida de ese dato, la dueña de la veterinaria se dirigió al Departamento de Delitos Financieros de la Dirección de Crimen Organizado y presentó una denuncia por difamación e injurias.

El caso derivó a la fiscal de Flagrancia de 4° Turno, Brenda Puppo. La audiencia entre la médica veterinaria y la hermana de la dueña de la chinchilla se realizó ayer.

En la Fiscalía, Julieta relató a Puppo el contenido de su mensaje publicado en la página web. “Yo estaba muy enojada porque la veía muy mal a mi hermana. Mi madre me contó que ella no dormía y casi no comía. Pese a que tiene 25 años, estaba muy apegada a Mimí y se sentía culpable por su muerte”, explicó.

La joven señaló que publicó lo ocurrido para que otras personas conocieran su experiencia. “Hoy mi hermana no quiere volver a tener una mascota”, agregó Julieta.

La fiscal Puppo dijo a El País que la instancia penal ocurrió por un supuesto delito de difamación realizado por la hermana de la dueña de la mascota y agregó que era posible que la persona denunciada se retracte mediante un texto a publicar en la página web del comercio.

El abogado defensor de la denunciada, Marcos Pacheco, dijo a El País que “no puede ser” que un caso de estas características genere una instancia penal.

“Impresiona la rapidez con que fue derivada la denuncia de la veterinaria a la Fiscalía. La misma rapidez tiene que haber en casos más graves. Tengo casos denunciados desde casi un año y casi no tuvieron movimiento”, dijo Pacheco.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad