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Lo mataron para robarle $200; Justicia dictaminó pena máxima de prisión por crimen de taxista

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Policía. Fernando Ponzetto.
Fernando Ponzetto

OCURRIÓ EN 2020

Chuy: pena máxima de prisión para responsables de asesinato de un taxista en 2020. Le robaron $ 200 pesos y salieron corriendo.

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Los taxis, al igual que otras noches, estaban en fila en la parada de avenida Brasil y Leonardo Olivera, en la ciudad del Chuy, a la espera que subiera algún cliente. Ese 3 de abril de 2020 la noche era fría y los conductores aguardaban que saliera algún viaje dentro de los autos.

Cerca de las 2:15 de la madrugada llegaron dos clientes. Primero golpearon el vidrio del taxi que estaba último en la fila y quisieron subirse. El conductor les explicó que tenían que ir al primero, porque así funciona el sistema. Los dos hombres sortearon entonces el resto de los vehículos y llegaron al taxi de Carlos Rodríguez, que esa noche y a esa hora abría la fila.

Ahí conversaron con el hombre y sobre las 2:24 se subieron al auto. Uno en la parte de adelante y otro en la de atrás. Pero el recorrido de ese taxímetro apenas duró unas pocas cuadras. Duró hasta que uno de los ocupantes, le disparó al conductor la cabeza casi a quemarropa a una distancia de 10 milímetros.

Luego le robaron $ 200 pesos y ambos delincuentes y salieron corriendo. Un móvil policial que estaba recorriendo esa zona de Chuy (Rocha) vio un taxi con las luces prendidas y el motor encendido y decidió acercarse. Cuando un efectivo abrió la puerta del conductor vio a Rodríguez herido y, enseguida, solicitaron que lo trasladaran al hospital. Esa misma madrugada murió.

El homicidio del taxista generó conmoción en Chuy y los trabajadores del taxi hicieron un paro reclamando Justicia.

La Policía comenzó a investigar el crimen de Rodríguez para así dar con los dos delincuentes responsables de haber asesinado al taxista.

A través de las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona, se pudo trazar el recorrido que hicieron los dos delincuentes hasta llegar a la parada de taxis. También quedó registrado cuando se bajaron y fugaron. Con las imágenes, más el testimonio de testigos de identidad protegida, los investigadores lograron ubicarlos. Se trataba de un uruguayo de 38 años, con antecedentes penales; y de un brasileño de 24, sin antecedentes en Uruguay.

En mayo de 2020 fueron capturados y la Fiscalía los imputó por un homicidio muy especialmente agravado. Ahí fueron enviados a prisión preventiva a la espera de una acusación fiscal final en el juicio oral.

La semana pasada la Justicia dictaminó la condena para los homicidas. La sentencia, a la que accedió El País, reveló detalles sobre el caso.

Cruce de culpas

“A la boca no los llevo”, fue lo que dijo, según declaró el delincuente uruguayo, el conductor del taxi cuando le dieron la dirección del destino. Rodríguez supo que las dos personas iban a una “boca”.

Según el relato del delincuente, luego de que Rodríguez se negara, escuchó un disparo y luego salió corriendo del taxi. “Nunca fuimos a lastimar a nadie, fuimos a buscar droga para consumir. Yo lo invité (al delincuente brasileño) porque tenía $ 1.500 y fuimos a comprar droga y nada más”, declaró durante el juicio.

El delincuente brasileño, a través de su defensa, manifestó que el uruguayo lo había amenazado con un arma para que esa noche, juntos, robaran un taxi. Pero esta teoría fue refutada por la Justicia ya que argumentó que cuando el brasileño subió al taxi, por la parte de atrás, demoró unos 45 segundos en hacerlo. Si hubiera estado amenazado, en ese lapso, podría haber fugado y escapar del “peligro”. Sin embargo, en la sentencia se detalla que no lo hizo.

La teoría de la fiscal departamental de Chuy, Matilde Mattos, fue que en los primeros días de abril el delincuente uruguayo le dio “alojamiento” al brasileño y su pareja, mientras estos buscaban donde vivir. El 3 de abril ambos salieron de la casa del uruguayo, ubicada en el Chuy, con un arma de fuego. Llegaron a la fila de taxis y se subieron al de Rodríguez. A las pocas cuadras le dispararon y luego le robaron $ 200, una tabacalera y hojillas.

Para Mattos ambos delincuentes son coautores de un homicidio muy especialmente agravado y explicó que, en este caso, la coautoría significa que “la participación en la realización del hecho no corresponde a un solo sujeto”, sino a los dos.

También concluyó que las agravantes fueron la alevosía, el uso de la fuerza, la nocturnidad, la actividad laboral de la víctima y que el crimen se efectuó para realizar otro delito: el hurto. Con una extensa carga de pruebas Mattos solicitó que el uruguayo fuera condenado a 30 años de penitenciaría y el brasileño a 29, por ser primario.

El juez Fabrico Cidade dio por probada la teoría de la fiscal y condenó a las dos personas a la pena solicitada.

“La gravedad de los hechos, el desprecio por la vida humana de los acusados al darle muerte a la víctima que no opuso resistencia alguna, sustrayéndole $ 200, determinan un alto grado de peligrosidad de parte de los agentes del delito, que amerita la imposición de la pena solicitada”, concluyó el magistrado en la sentencia de primera instancia.

MÁS

Era “una buena persona”

“Bueno y tranquilo”, así definieron al dueño del taxi varios testigos durante el juicio. Destacaron que “era una buena persona”, “tranquilo” y que incluso había sufrido una rapiña y que no había denunciado “para no tener problemas” con el trabajo. Los delincuentes nunca pudieron encontrar la recaudación del taxi y terminaron matándolo para robarle $200.

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