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Juicio laboral: comprueban con Google que empleada hacía menos horas de teletrabajo

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Uno de cada 10 uruguayos ocupados declara haber teletrabajado en la semana. Foto: Shutterstock

HERRAMIENTA TECNOLÓGICA

La justicia uruguaya validó una estadística informática como prueba en una demanda donde la mujer reclamaba el pago de horas extras.

Una mujer reclamaba el pago de horas extras, pero los demandados comprobaron no le correspondía. Pero lo que podía haber sido un simple juicio laboral, terminó en un desenlace inédito: se usó un informe de Google para evidenciar que la teletrabajadora no había cumplido con el contrato. Y el juez validó la herramienta tecnológica.

La pandemia del COVID-19 aceleró algunas tendencias que pronosticaban los técnicos. El aumento del trabajo a distancia y mediado por la tecnología es un ejemplo. En julio, el Instituto Nacional de Estadística comprobó que uno de cada 10 uruguayos ocupados había realizado teletrabajo en la semana previa a la encuesta. Y aunque el Parlamento aún discute una regulación del nuevo método laboral, la Justicia local ya incorpora las herramientas informáticas como mecanismo válido de control de empleados y empleadores.

La sentencia de Pablo Misa Reboledo, juez letrado del Trabajo de la capital del 9° turno, fechada el lunes, parecería haber dado un paso clave en esa discusión que en Uruguay permanecía latente, había informado Subrayado.

Todo comenzó el 16 de julio de 2019. Ese día, una señora demandó a la fundación en la que trabajaba desde hacía 11 años. Era el clásico reclamo por horas de trabajo impagas, por acusaciones de haber trabajado un tiempo “en negro”, y que entre el ida y vuelta judicial tenía intentos de conciliación, ampliaciones y entrevistas a testigos. Lo novedoso llegó en junio de 2020 (retraso mediante a causa de la emergencia sanitaria): los demandados presentaron las analíticas web y, en particular, un informe de Google Analytics en el que se detalla la actividad que la trabajadora realizaba en el campus virtual de la fundación.

La demandante realizaba el 98% del trabajo a través de una computadora, en la plataforma de la fundación, y las estadísticas de Google (Google Analytics) expresaban al detalle los usuarios conectados, el tiempo de actividad y el tipo de tareas.

Fue así que se comprobó que el promedio mensual de trabajo de la señora en el campus virtual fue de 18.29 horas. No solo se trataba de una cifra “notoriamente” más baja que las horas extras que reclamaba, sino incluso inferior a las 30 horas por las que había sido contratada por la fundación.

Formas de mejorar las búsquedas en Google. Foto: Pixabay
Foto: Archivo El País.

“Así como las capturas de pantalla de Whatsapp sirven como prueba documental, también puede serlo un informe estadístico que sale de los servidores”, explicó el magistrado Misa a El País. “Antes se discutía si un CD o luego un pendrive podrían usarse en un juicio, hoy ya no se discute”.

En ese sentido, “el fallo judicial viene a romper con el prejuicio de que en el teletrabajo es imposible controlar el horario”, consideró Gustavo Gauthier, socio de Brum Costa y Asociados, quien junto a Nicolás Gómez diseñó la estrategia de defensa de los demandados. Y la prueba que esta vez sirvió para rechazar una demanda, “en otro juicio podría servir para apoyarla”.

Aquel control del horario de un trabajador que antes se llevaba en un cartoncito que perforaba una máquina, que luego evolucionó al pasaje de una tarjeta electrónica o la huella dactilar, ahora podría darse mediante estadísticas que dependen de terceros (en este caso Google).

“Es posible que el mundo avance hacia allí porque, en definitiva, desde lo jurídico podría tener la misma validez que un informe que se le encomienda a una consultora”, reflexionó el juez Misa, quien reconoció que en sus 16 años de magistratura “la profesión se ha ido aggiornando”.

El ejemplo extremo es Estonia. Allí, en el país “más digital del mundo”, hay robots que hacen de jueces para casos simples. Gauthier ejemplificó con un pleito por una infracción de tránsito: “se ha comprobado que los robots son más objetivos y eficaces que los jueces para casos de este tipo, porque no se cansan o no necesitan seguir sumando pruebas a cuestiones que la propia tecnología demuestra en forma contundente”.

El magistrado Misa no está pensando en que el robot sustituirá al juez, al menos en el corto plazo, pero sí le parece necesario que la sociedad entienda que “los jueces están en constante evolución, en contacto con la realidad y no son seres de saco y corbata que viven alejados del mundo”.

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