Publicidad

Un hombre abusó durante 9 años de su hijastra; fue condenado a 12 años

Compartir esta noticia
Personas frente a la sede del juzgado de San Carlos. Foto: Ricardo Figueredo (Archivo)

FALLO JUDICIAL

La víctima contó su historia en mayo de 2020. Su primera interlocutora fue su abuela. A ella le enumeró todos los padecimientos que había tenido que atravesar desde niña.

Camila pudo darse cuenta muchos años después que no tenía por qué sentirse culpable ni avergonzada. Debió pasar bastante agua debajo del puente para que por fin comprendiera que era una víctima.

Camila (que no es su nombre real) contó su historia en mayo de 2020. Su primera interlocutora fue su abuela. A ella le enumeró todos los padecimientos que había tenido que atravesar desde niña. Y le dijo quién había sido el verdadero culpable: su padrastro.

Camila vivió en Rivera primero, luego en Tacuarembó y en 2020, con 15 años, se mudó a la casa de su abuela en Maldonado. Fue allí que pudo, al fin, convertir en palabras todo el martirio al que había sido sometida. La adolescente le contó que desde que tenía seis años su padrastro había abusado sexualmente de ella, y que las violaciones fueron recurrentes hasta que ella pudo al fin irse de la casa.

No hubo un instante en que la abuela dudara lo que tenía que hacer. Y así fue que la llevó a radicar una denuncia en la Unidad Especializada en Violencia Doméstica y de Género. Esta cayó en manos de la fiscalía de 2° Turno de San Carlos, cuyo titular es Jorge Vaz. Así comenzó una investigación que terminó en un pedido de captura del padrastro.

Camila declaró ante los peritos del Instituto Técnico Forense (ITF). Los profesionales llegaron a una conclusión clara: Camila había sufrido abusos en dos etapas distintas. La primera, hasta los nueve años, y la segunda a partir de esa edad, cuando la situación se volvió aún más violenta.

El padrastro la atacaba por las noches, entrada la madrugada, intentando no ser descubierto por otro integrante de la familia.

Los peritos hicieron hincapié en las consecuencias que habían traído en Camila todos esos abusos: “autolesiones, ideas de muerte”, sueños recurrentes donde “su padrastro aparecía de noche en su cuarto” -esto último pasó ya en tiempos en que estaba viviendo con su abuela-. Esto lo cuenta una psicóloga del ITF en un informe que forma parte de la sentencia a la que accedió El País.

La niña vivía con su madre, sus hermanos y con su agresor. Pero nunca nadie se dio cuenta de lo que padecía. El hombre, si sentía ruidos cuando estaba con la niña, se iba corriendo a una sala de la casa y prendía un cigarrillo.

Condena judicial.

A fines de setiembre terminó el juicio oral contra el padrastro. El fiscal Vaz presentó ante la Justicia todos los elementos que fue recabando para probar que la adolescente había sido sometida a reiterados abusos sexuales.

Camila contó que muchas noches intentó trancar la puerta de su cuarto, en su casa de Rivera o en la de Tacuarembó. Que puso sillas trabando el pestillo buscando que el abusador no entrara.

“Según lo consignado por la perito, el relato de la adolescente está acompañado de angustia, miedo, vergüenza, culpa, ansiedad y temor a que su historia no fuera recepcionada por el mundo adulto, descreyendo del mismo”, dice la jueza Dina Salim en la sentencia de primera instancia.

La magistrada tomó como válidas las pruebas presentadas por Vaz y explicó que de distintos exámenes realizados se devela que la adolescente fue víctima de abusos “desde larga data”.

Vaz solicitó a la Justicia que se condenara al hombre por reiterados delitos de atentado violento al pudor agravados -que fueron los ataques hasta los nueve años- y reiterados delitos de violación agravados, y solicitó una pena de 18 años de penitenciaría.

El representante del Ministerio Público argumentó como agravante que los abusos fueron a una menor de edad, que se trataba de su padrastro y que existió continuidad respecto al delito.

La Justicia dio por válida la teoría presentada por la Fiscalía y redujo la pena solicitada por Vaz, ya que el abusador no contaba con antecedentes penales. Finalmente el padrastro fue condenado a 12 años de penitenciaría por ser el autor penalmente responsable de reiterados delitos de atentado violento al pudor agravados y reiterados delitos de violación agravados.

La defensa intentó hacer caer el relato

La defensa del abusador presentó a lo largo del juicio testimonios de familiares cercanos al hombre que buscaron “sembrar sospecha sobre la credibilidad de la adolescente”, intentando “desacreditarla atribuyéndole el carácter de rebelde y poseedora de una conducta sexualizada desde temprana edad”. Así lo explica la jueza Dina Salim en la sentencia. La magistrada entendió que esto no era así y que “no hay razón para dudar del testimonio” de Camila ni de las pericia que se realizó para demostrar que había sido una víctima.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Abuso sexual

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad