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La golpiza contra un joven en Pinares: el cierre judicial de un caso que conmovió

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Los cuatro condenados tendrán la obligación de realizar tratamiento psicológico orientado al manejo de la ira. Foto: Ricardo Figueredo

CONDENA

"Lo importante es que estén procesados" , dijo Pablo Romero García, el padre de la víctima sobre los cuatro agresores.

La Justicia condenó, en el marco de un acuerdo abreviado, a los cuatro hombres que golpearon a un joven de 18 años que caminaba por Pinares, Punta del Este, por creer que “era un ladrón”. El hecho ocurrió el sábado 5 de febrero de este año, a las 20:30 aproximadamente, y se conoció el domingo siguiente a raíz de que el padre de la víctima, Pablo Romero García, escribió una carta a la “opinión pública” -que se viralizó en redes sociales- contando lo sucedido y reflexionando sobre el accionar de los agresores.

En la carta el padre contó que golpearon, atropellaron y amenazaron con matar a uno de sus hijos, tras suponer -debido a su estética- que se trataba de “un ladrón que caminaba por la calle con intenciones de robar”.

El joven fue visto por un médico forense el 6 de febrero y el profesional informó que presentaba “dolor en región lumbar baja, erosión en pierna izquierda y dolor en pierna derecha” y señaló que el tiempo de curación sería de entre tres y cuatro días. Sin embargo, lo más severo fue el efecto psicológico, dado que luego de la golpiza el joven estuvo en un estado de shock y tuvo trastornos de sueño y alimenticios, según contó Romero a El País. “Es importante que no se haya expuesto en público porque eso hubiera contribuido en su revictimización”, opinó el padre.

El pasado 11 de mayo, se celebró la audiencia frente al juez de Maldonado, Sebastián Amor, quien resolvió condenar a uno de los cuatro imputados como autor penalmente responsable de un delito de violencia privada agravada en reiteración real con un delito de lesiones personales en calidad de autor. El hombre, que fue quien manejaba el cuatriciclo, tendrá una pena de 12 meses de prisión.

Por otro lado, los otros tres imputados fueron condenados por los mismos delitos aunque en calidad de coautores, y tendrán que cumplir una pena de 10 meses de prisión. A los cuatro condenados se les descontará la prisión preventiva.

Tal como indica la sentencia, la pena de prisión será sustituida por un régimen de libertad a prueba por iguales plazos bajo las siguientes condiciones: residir en un lugar determinado, someterse a la orientación y vigilancia de la Oficina de Supervisión de la Libertad Asistida (OSLA), la obligación de presentarse una vez por semana en la seccional policial, y la prohibición de comunicación y acercamiento en un radio de 500 metros respecto de la víctima.

Además, los cuatro hombres deberán realizar servicios comunitarios dos veces por semana durante dos horas por un plazo de 10 meses y tendrán la obligación de realizar tratamiento psicológico orientado al manejo de la ira. Esto deberá ser acreditado en forma periódica cada tres meses.

Una vez finalizada la audiencia, el abogado de los agresores, Sebastián Serrón, y el padre de la víctima se dieron un abrazo. Romero dijo a El País que este gesto representó una apertura a una instancia de reflexión y diálogo (sobre las reglas de convivencia y los problemas de violencia) que espera que se dé en el futuro.

Cuando se conoció la pena, Romero, quien es profesor de Filosofía y docente de Ética en la Universidad Claeh, publicó en su cuenta de Facebook: “Lo importante es que hayan sido condenados, procesados, lo cual implica que queden con el antecedente penal para siempre; estos tipos lo pensarán varias veces antes de volver a tocarle el hombro a alguien”.

La decisión de optar por un proceso de acuerdo abreviado fue del hijo, para así no tener que volver a declarar.

El principal agresor dijo en la instancia de juicio que había sufrido un “linchamiento mediático” y, frente a esta percepción, Romero manifestó: “El agresor plantea este término cuando justamente el linchamiento es lo que casi comenten con mi hijo y muestra una falta total de autocrítica”. Y añadió: “Este hombre nos debe mucho por el blindaje que ha tenido”.

El abogado de los agresores, dijo a El País: “Si bien los delitos existieron, no fueron como lo narraron en un principio y por eso la libertad a prueba fue siempre nuestro requisito”. A su vez, agregó que ellos entienden que “fue cambiando el discurso tanto del padre como de Fiscalía”.

Pensaron que era un ladrón

El joven de 18 años salió de la casa que estaba alquilando su familia a dar una vuelta por la zona. En la vivienda de al lado estaban los ahora cuatro imputados, a los que les llamó la atención la vestimenta y pensaron que era un “ladrón”.

Acto seguido, salieron “detrás del joven, gritándole que era un ‘chorro’ y exigiéndole que se detenga”. Sin embargo, la víctima, al estar escuchando música, no oyó y siguió caminando.

Ante esa situación, uno de los agresores se le acercó por detrás e intentó “tirarlo al suelo mediante una patada” y cuando la víctima vio al resto de los jóvenes, “salió corriendo”

Minutos después lo volvieron a encontrar y uno de ellos, que estaba en un cuatriciclo, lo “embistió por detrás”. La víctima se logró levantar y corrió a unos arbustos, pero los hombres lo volvieron a encontrar.

Trataron de subirlo al auto para que les mostrara dónde vivía y lo amenazaron “con que ‘si no es tu casa te vamos a matar y tirar a una zanja’”. Finalmente, la víctima caminó “escoltado por alguno de los imputados”, llegó a su casa y la pareja del padre del joven confirmó que vivía allí.

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