INVESTIGACIÓN

Los dueños de autos robados y luego clonados prácticamente hacen fila en la Fiscalía reclamando sus vehículos. Sin embargo, los fiscales se ven imposibilitados de entregarlos, porque esos vehículos están en un limbo jurídico: sus números de chasis y motor fueron adulterados e inclusive tienen otra documentación. Esta maniobra delictiva se conoce como “autos clonados” o “mellizos”.

El fenómeno es de tal magnitud que la policía que custodia la Fiscalía ya sabe qué decir cuando se acerca el propietario de un auto robado y luego clonado: el caso está en investigación y el auto no puede ser entregado. Así lo señaló a El País una fuente de la Fiscalía.

El “negocio” genera múltiples preguntas a los fiscales: ¿por qué se compran restos de autos chocados a bajo precio? ¿Cuáles son los mecanismos de seguimiento? ¿Por qué se repiten los compradores?

Cada año se roban unos 20.000 autos en el país. Según cifras del Ministerio del Interior en el primer semestre del año de 2019 fueron 9.275 los vehículos robados en el país.

Respecto al mismo período de 2018, este año el robo de autos aumentó un 23,9% y de camionetas un 32,4%, según consignó Telenoche.

El País confirmó que fiscales penales investigan a organizaciones que adquieren restos de autos chocados en remates realizados por aseguradoras. A esos restos, talleristas les extraen números de chasis y de motor, las matrículas y documentos de propiedad. Otros integrantes de las organizaciones se encargan de robar un auto de la misma marca y año. El tallerista le implanta al vehículo robado el número de chasis y de motor del auto adquirido como restos.

Ese auto “clonado” tiene dos destinos: es vendido en las redes sociales a un precio menor al de mercado o delincuentes lo utilizan para traficar drogas, realizar secuestros, ajustes de cuentas o rapiñas.

En las ventas de esos autos no participan escribanos. Generalmente se hace mediante un compromiso escrito entre las partes.

Las organizaciones, que operan en todo el país, se aprovechan que en Uruguay no hay ninguna norma que obligue a una inspección técnica de un vehículo que, en el pasado, fue un conjunto de restos vendido por una aseguradora.

Luego de los “pasamano” de los autos, no es fácil que el Departamento de Investigaciones y Análisis de Tráfico Automotor de Interpol pueda ubicar a las personas que realizaron los cambios de chasis y de motor en el auto robado. En caso que ello no ocurra, las adulteraciones o falsificaciones de números identificatorios quedan sin ser penalizadas.

Hasta el momento a ninguna persona se le inició un investigación por esta causa desde que se implementó el nuevo Código del Proceso Penal el 1° de noviembre de 2017. Sí fueron remitidos por hurto y receptación integrantes de la organización capturados por Interpol, según la fuente.

Quince personas fueron acusadas ayer por la Justicia de Minas por robar autos en Montevideo, clonarlos y venderlos a bajo precio en la capital minuana. Doce de los imputados enfrentarán prisión efectiva y tres de ellos libertad vigilada.

La fiscal de Lavalleja, Tania Vidal, dijo a Subrayado que la organización había hurtado y vendido a través de Facebook unos 50 vehículos.

“Operación Alrai” es el nombre que se le dio a la investigación policial que permitió identificar a la banda. Esta investigación -de la que participaron el Departamento de Investigaciones y Análisis de Tráfico Automotor de Interpol, la Jefatura de Policía de Lavalleja y la Fiscalía Letrada de 1er Turno de Lavalleja- consiguió identificar a varias personas tanto en Minas como en Montevideo que participaban de esta maniobra.

Tras lograr esto, en las últimas horas se realizaron 13 allanamientos. En esos operativos los policías encontraron 24 celulares, $ 61.525, US$ 601, cuatro compromisos de compra venta, 60 libretas de propiedad, 21 autos incautados, nueve autos con depositarios, una moto incautada, cinco títulos de propiedad, punzones para remarcado y martillos, matrículas nuevas en material autoadhesivo.

También fueron decomisados acrílicos para el pegado de las matrículas autoadhesivas, placas de aluminio y letras y números para repujado de las mismas, torno para grabar metales, herramientas para el borrado y grabado en metal y cuatro armas de fuego: dos escopetas, un rifle, y un revólver.