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Familia de preso muerto resarcida en US$ 80.000

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Penal de Libertad: allí se alojan los presos más peligrosos del sistema. Foto: D. Borrelli

Responsabilidad del Estado

Fallo dice que un solo guardia cuida a 30 reclusos peligrosos.

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Los dos presos salieron abrazados del Celdario N° 2 del Penal de Libertad en la tarde del 29 de julio de 2016. Estaban desarmados, según declaró un guardia del Penal de Libertad en el Juzgado de lo Contencioso Administrativo. Minutos más tarde, Esteban Pereyra Egaña, cayó malherido por puñalada de un "corte" carcelario que le dio su "amigo".

El lunes 19, el juez de lo Contencioso Administrativo de 1er Turno, Gabriel Ohanian, condenó al Estado al pago de una indemnización de US$ 80.000 más intereses desde la presentación de la demanda (hace un año) a familiares de la víctima por entender que hubo fallas de servicio del Ministerio del Interior en el cuidado del interno.

Poca seguridad.

Un guardia, identificado como R. relató en la sede judicial: "En el Celdario N° 2 es posible que, a pesar de la requisa, los reclusos reciban cortes carcelarios; hay muchos presos que trabajan en la limpieza y pueden facilitar uno".

La falta de personal y el diseño erróneo de las garitas donde montan guardia los escopeteros fue clave para el homicidio, según el fallo.

Por su parte el agente S. expresó en el Juzgado de lo Contencioso Administrativo: "Recuerdo el hecho que pasó, pero no por el nombre. En ese momento el fallecido venía abrazado conversando con el otro recluso. Cuando en un ángulo de mi visualización, donde yo no tenía forma de realizar un disparo, el preso le da una puñalada al recluso que iba con él. Fue tan rápido todo que no tuve tiempo de evitarlo. Hice un disparo al aire para alertar a la guardia de que había problemas en el patio. El patio lo controla solo un funcionario, solo yo. A veces hay treinta, a veces hay sesenta reclusos. Hay falta de personal".

En su sentencia, el juez de lo Contencioso Administrativo, Gabriel Ohanian, considera clave la declaración del agente S. por ser testigo presencial del crimen y conocedor del lugar donde se produjo el asesinato de Pereyra Egaña.

Según señaló el policía, los reclusos son requisados antes de salir al patio. "El problema que tenemos por más que se haga requisa, es que cuando salen los internos de abajo, los de arriba les tiran cortes porque el celdario son dos plantas. Y cuando salen los de arriba, pasa lo mismo: alcanzan los cortes a los de abajo", dijo el guardia.

Para el juez Ohanian, las pruebas recogidas en el expediente revelan que las carencias —de personal, infraestructura y deficiencias en la seguridad del penal— son "fácilmente" calificables de falta de servicios.

"Y, en ese contexto, debe reputarse que la obligación de medios (devolver al recluso a la sociedad como entró al penal) resulta incumplida", dice el magistrado en su sentencia.

El juez advierte que no existió "hecho de tercero" en la muerte de Pereyra Egaña como alegó el Ministerio del Interior pues si el sistema funcionara en forma correcta no hubieran podido producirle los cortes letales a la víctima. Y agrega que "las anomalías" en el sistema carcelario tornan más que probable y previsible el resultado de muerte de un interno y surge de la prueba testimonial que es frecuente este desenlace entre la población carcelaria.

Los familiares de Pereyra Egaña sostienen que su fallecimiento provocó dolor y tristeza y categorizaron esa pérdida como "perjuicio al afecto". Para cuantificar el daño, toman en cuenta la edad de los reclamantes y de la víctima. Piden un pago de US$ 300.000.

El Ministerio del Interior entiende que no correspondía otorgar indemnización alguna porque no existieron los elementos básicos de la responsabilidad estatal: hecho ilícito o daño provocado por guardias.

La cartera señala que la víctima era un recluso problemático y que no basta con invocar el parentesco, sino que la parte demandante deberá probar el vínculo afectivo existente entre la víctima y los reclamantes.

Ohanian toma en cuenta que solo la madre y la hija de Pereyra Egaña iban a visitarlo a la cárcel y les otorga US$ 25.000 a cada una y US$ 7.500 a cada uno de sus cuatro hermanos, más intereses.

Armas en patios y en las paredes

En este momento, el Penal de Libertad aloja a 1.100 presos. En el sistema carcelario, el penal funciona como un castigo para aquellos presos revoltosos que están en otras cárceles. "Si seguís así, vas a Libertad", dicen los guardias. Nadie quiere ir. Las condiciones de reclusión allí son duras. Mucho encierro y poco patio, según reclusos. En el penal están los presos considerados más peligrosos del sistema. El Ministerio del Interior alegó en el Juzgado de lo Contencioso Administrativo de 1er Turno que los reclusos acceden fácilmente a "cortes" carcelarios de importantes dimensiones. Esos cuchillos son enterrados en los patios e incluso en las paredes o cañerías, según una fuente policial.

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