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Certificados de Científica, un problema de larga data

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PREOCUPACIÓN

Al menos tres irregularidades fueron detectadas desde 2008 en Certificaciones y Trámite Interno.

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En 2006, los certificados de Buena Conducta eran firmados en blanco por el director de Policía Científica de la época los viernes y quedaban sobre la mesa de una oficina de Certificaciones por si había que tramitar un pasaporte de último momento.

Ello implicaba un gran riesgo: la utilización espuria de esos documentos dejados librados al azar. Nunca trascendió si faltó alguno de esos papeles en blanco. Sí se supo que jerarcas de Policía Científica evitaban firmarlos y las rúbricas eran realizadas por funcionarios de menor jerarquía.

Al llegar el lunes siguiente, el jerarca de Certificaciones de Policía Científica revisaba si se había tramitado algún pasaporte el sábado o el domingo y controlaba si se habían sacado los antecedentes penales del o de los interesados. Hasta ahí un procedimiento correcto.

Lo que no sabían los jerarcas era que, los fines de semana, algunos funcionarios iban a la sede de Policía Científica ubicada en Tres Cruces y utilizaban esos certificados en blanco de buena conducta ya firmados para elaborar pasaportes para personas con antecedentes penales, según dijo una fuente de Policía Científica de la época.

Es decir, las sospechas de algunos responsables que dudaban en firmar esos documentos eran acertadas.

Pero uno de ellos se interesó en el tema y empezó a investigar con minuciosidad lo que pasaba en Trámite Interno, la “cocina” donde comenzaba el proceso para expedir un pasaporte.

Con el correr de las semanas, el responsable detectó una anomalía: dos funcionarios policiales cobraban a particulares los trámites de pasaportes como urgentes, mientras que en la caja señalaban que el expediente era común y luego lo tramitaban en forma rápida. Al ser detectada la maniobra, los dos policías pidieron la baja.

Según la fuente, las sospechas de que algo anómalo pasaba en Trámite Interno y en Certificaciones nunca cesaron.

“Al llegar un nuevo director, lo primero que pidió fue que inventemos una fórmula para blindar los certificados de buena conducta. Asociarlos de alguna manera al prontuario de la persona que hacía el trámite. Pero eso duró poco tiempo”, agregó la fuente.

Era moneda corriente en Policía Científica que se aceleraran los trámites de otorgamientos de pasaportes. Ello generó investigaciones internas y traslados de funcionarios. En 2008, las irregularidades se agudizaron. Eran detectados dos o tres certificados de buenas conductas sin prontuarios por día. Ello significaba que el funcionario que efectuaba el trámite no podía saber si esa persona había incurrido o no en un delito.

Ello lo obligaba a rearmar el expediente como se dice en la jerga de Policía Científica.

“Y algunos certificados de buena conducta que caían en otros funcionarios no tan meticulosos, pasaban de largo. Se les daba el pasaporte sin haber visto el prontuario de la persona. Eso ocurría en la sección Trámite Interno”, expresó la fuente ya en situación de retiro.

Desde el Ministerio del Interior de la época llegaban expedientes con tapas amarillas requiriendo a Policía Científica que determinara si las personas tenían o no antecedentes penales. Esos expedientes iban dirigidos al director de esa repartición.

La fuente recordó que, en una ocasión, memorizó los nombres de dos personas nombradas en dichos expedientes. Y agregó que luego cuestionó a un funcionario cuando retornaban los expedientes a la sede de la cartera. “Mañana mismo regresan”, le contestó el funcionario.

Al otro día, la fuente se fijó en los documentos y estos decían que las personas carecían de antecedentes.

“Fui a una oficina y pregunté por sus prontuarios y así confirmé que ambas personas sí tenían antecedentes penales”, expresó la fuente.

Es decir, esas dos personas recibieron sus pasaportes sin problema alguno como si fueran primarios absolutos.

En la actualidad, el sistema continúa presentando vulnerabilidades.

El exjefe de la custodia del presidente de la República, Alejandro Astesiano, tenía un frondoso legajo de indagatorias y antecedentes penales. En el informe enviado a Luis Lacalle Pou no figuraban los antecedentes.

Más tecnología

El 16 de octubre de 2015, se comenzó a emitir un pasaporte con chip con el objetivo de brindarle mayor seguridad.

En ese momento, el entonces director de Identificación Civil, Ruben Amato, dijo que el nuevo pasaporte contará con “seguridades de 1°, 2° y 3° nivel; es decir que más allá de la información en el chip, las hojas que lo conforman cuentan con niveles de seguridad que se pueden ver a simple vista, otros que necesitan luz ultravioleta y otras que requieren una ‘experticia’ mayor que son las que nos reservamos para la Comisión Técnica de Autenticidad de documento”.

Con la nueva libreta Uruguay comenzaba a reunir las principales sugerencias realizadas por la Organización de Aviación Civil Internacional (ICAO) y que colocó a este documento como “uno de los más completos del mundo”, según informó en un comunicado la administración del fallecido expresidente Tabaré Vázquez.

Lo destituyen y se va aplaudido

El exsubdirector de Identificación Civil Alberto Lacoste llevaba 37 años de carrera en esa unidad. Hizo un trámite de un adelanto del certificado de antecedentes judiciales para la emisión de pasaporte. Se trata de un trámite habitual pedido por muchas personas. El exjerarca no sabía que el destinatario del pasaporte era el narcotraficante Sebastián Marzet. Y nadie se lo advirtió. Poco después, Lacoste quedó en medio del fuego cruzado entre oficialismo y oposición. Fue destituido, lo que lo obligó a su retiro. Se fue ovacionado por su personal. Era docente de la materia ética profesional y vivía de acuerdo a lo que dictaba, dicen en Identificación Civil.

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