Justicia

A una agente le hicieron control con “equipo contaminado”.

El 21 de mayo de 2014, el Ministerio del Interior citó en forma sorpresiva a 241 policías jerárquicos y luego los instó a orinar en frascos para realizar una prueba sobre consumo de drogas. Ninguno de ellos dio positivo.

La iniciativa fue del extinto director Nacional de Policía, Julio Guarteche, quien acostumbraba a hacer lo mismo cuando estaba al frente de la Dirección General de Represión del Tráfico Ilícito de Drogas.

Por una denuncia anónima efectuada a fines de 2017, una agente policial de la Zona l (Centro, Ciudad Vieja y zonas aledañas) fue citada al Ministerio del Interior. Allí se le solicitó que realizara una muestra de orina.

El abogado de la funcionaria policial, Diego Etcheverrito, señaló a El País que, una semana más tarde, la agente recibió la comunicación de que su muestra había dado como resultado que había consumido cocaína.

"A partir de ahí, el Ministerio del Interior le inició a mi cliente un sumario administrativo. Ella negó la acusación", explicó Etcheverrito. Al comenzar el sumario administrativo el 1° de diciembre de 2017, la agente enfrentó una retención de medio sueldo durante seis meses y se le retiró el arma.

El profesional solicitó a la cartera que se le extrajese una segunda muestra a la agente pero, esta vez, en otro laboratorio diferente.

"En la segunda muestra da negativo. Atento a los resultados contradictorios, el Ministerio del Interior inició una segunda investigación administrativa", recordó el abogado.

En la investigación, el personal del laboratorio "concluyó que la máquina o el aparato donde se realizó el análisis de la orina (de la agente) estaba contaminado", agregó Etcheverrito.

El informe del Laboratorio del Control de Dopaje de la Secretaria Nacional de Deportes, al que tuvo acceso El País, señala que los resultados de la muestra de la agente y de otros policías "se atrasaron" por los siguientes inconvenientes: se tuvo el equipo GCMSD 2 parado por dos meses esperando un repuesto desde el exterior y el equipo GCMSD 3 estuvo "varias semanas en mantenimiento correctivo" para "descontami- narlo" (contaminado por una muestra muy concentrada) hasta dejarlo operativo para obtener correctamente los resultados de muestras de orina.

Al terminar la investigación administrativa, el Ministerio del Interior le entregó el arma a la funcionaria policial, según Etcheverrito. Y agregó que su cliente sufrió "maltrato psicológico", porque fue enviada a atender víctimas de violencia doméstica en un cantegril.

Etcheverrito dijo que elabora una demanda civil a la cartera por daños y perjuicios sufridos durante el sumario.

El fenómeno de policías adictos preocupa a las autoridades. Los controles de consumo de estupefacientes dentro de la fuerza comenzaron a implementarse, luego de que, el 12 de febrero de 2001, la Dirección General de Represión del Tráfico Ilícito de Drogas informara al entonces ministro del Interior, Guillermo Stirling sobre "situaciones donde desconocidos presentándose como policías se encontraban realizando procedimientos irregulares, ingresando en fincas de narcotraficantes en horas de la noche para apoderarse de forma ilícita de drogas y dinero".

En dos incidentes ocurridos en 2012 y en 2013, tres policías fueron asesinados en hechos supuestamente vinculados al tráfico de drogas. Hoy las jefaturas de Policía solicitan exámenes sorpresivos. En 2014, última fecha en que se conocieron datos oficiales sobre policías adictos, trascendió que más de un 5% de los efectivos a los que les hicieron pruebas había consumido alucinógenos.

El País intentó consultar al Ministerio del Interior pero no tuvo respuesta.