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José Luis Corbo: "Hay amenazas de muerte a jugadores, dirigentes y jueces"

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José Luis Corbo. Foto: Fernando Ponzetto

Además de presidir la AUF, integró el Comité Ejecutivo de la Conmebol y la Comisión de Responsabilidad de la FIFA.

En su gestión que se extendió entre 2006 y 2009 -cuando fue sustituido por Sebastián Bauzá- intentó independizar a la AUF y poner solución a la problemática de la violencia en el deporte con la firma de un protocolo que prohibía la entrega de entradas, entre otras cosas. Diez años después nada ha cambiado y Corbo explica por qué.

—¿Por qué cree que pasan los años y se sigue discutiendo lo mismo respecto de la violencia en el fútbol?

—Se trata de un fenómeno muy complejo. El que sea un espectáculo masivo favorece la desinhibición, el anonimato, el sadismo del super yo con cueste lo que cueste hay que ganar, ya matamos una gallina mataremos otra. Para combatir eso Estado y familia deben actuar en educación. También hay responsabilidad de los medios de comunicación, donde la violencia tiene grandes exposiciones y eso tiene un efecto multiplicador. Por supuesto que hay responsabilidad de la dirigencia que organiza los espectáculos y debe adoptar todas las medidas, y de quien dice que tiene que garantizar la seguridad, que es el gobierno.

—Usted asocia la violencia a la carencia educativa; sin embargo, en el hecho sucedido en Santa Lucía las personas que atacaron eran instruidas.

—De pronto tenían cierta instrucción, pero no tanto educación. La educación supone más que la instrucción, supone el camino hacia una formación personal íntegra de un ser que contribuye a hacer un mundo mejor.

—¿Cree que la Policía debe estar adentro de los estadios?

—No tengo la más mínima duda al respecto. Debemos partir de la base del respeto al orden jurídico que regula nuestra convivencia y tiene como norma preeminente a la Constitución y otras normas que lo aseguran. Un espectáculo deportivo es un acto público y el Estado debe actuar.

—Interior dice que son privados.

—El ministerio tiene un error conceptual. Es un espectáculo organizado por una entidad privada, pero es un espectáculo público. La ley orgánica policial dice que la seguridad en un acto público la tiene que asegurar la Policía. Es un cometido no delegable porque no hay terceros facultados para hacerlo.

—¿Hay zonas liberadas en los estadios?

—Desgraciadamente sí. Cuando yo iba a la Olímpica o a la Ámsterdam se veía la presencia de dos o tres policías y uno sabía que si se quería hacer el vivo la cosa se iba a tornar riesgosa. La sola presencia era disuasiva. Hoy vemos que en la tribuna Ámsterdam no hay agentes policiales y no solo hay actos de violencia, sino otros tremendamente ilícitos como la venta de droga o de objetos hurtados, la violencia privada.

—¿Qué opina de que los clubes contraten barrabravas para la seguridad?

—Nunca estuve de acuerdo con incorporar a los barrabravas a la seguridad. Fue una idea del Ministerio del Interior cuando yo era presidente de la AUF. Lamentablemente no dio resultado. Tiene que actuar gente capacitada, profesionales en la materia. Hemos fallado todos. Yo asumo mi responsabilidad como exdirigente de la AUF.

—¿Los clubes tienen que sacarlos?

— Por supuesto. Todos estos señores, que se llaman barrabravas, deben ser excluidos totalmente del escenario del deporte. Lo otro que lamentablemente contribuye a que se incrementen estos fenómenos de violencia es que no se haya reglamentado el llamado derecho de admisión. La ley 17.951 establece que para ejercer ese derecho debe haberse decretado un auto de procesamiento con una medida cautelar que puede extenderse a lo sumo por 12 meses de impedir el ingreso a un espectáculo. Entonces, si el individuo no resulta ser un procesado con medida cautelar, el policía debe dejarlo ingresar, salvo que incurra en alguna de las faltas. Hay que reglamentarlo con más contundencia.

—En 2008 cuando era presidente de la AUF se firmó un protocolo que prohibía la entrega de entradas gratuitas a particulares. ¿Por qué no se cumple?

—Lamentablemente muchas de las estipulaciones que convinimos en ese protocolo ni unos ni otros las cumplimos a cabalidad. Acceder a la dirigencia de una institución deportiva puede ser por una cantidad de motivos, pero no porque se tenga una específica capacitación para el gobierno y administración de una entidad que tiene un objetivo social tan relevante en esta sociedad uruguaya donde el fútbol hace a la identidad. Al no existir esa capacitación se produce una cantidad de falencias.

—¿Inciden también presiones o amenazas?

—Sí, y no sólo existen para los dirigentes, existen para los jugadores, los árbitros, el personal de recaudación. Son amenazas de muerte, no sólo amenazas de que te voy a dar una paliza. Desgraciadamente se ha llegado a ese estado de sadismo y masoquismo de pasión exacerbada hasta el fanatismo en el fútbol, a los que se han sumado otros ingredientes como la droga y el alcohol. Hay una cantidad de agentes que están permanentemente sometidos a la presión de estos sujetos. Un día estaba en la AUF y me avisó un dirigente que no saliera porque me estaban esperando en un auto por una medida que había tomado un tribunal. Al rato salí y cuando transité unas cuadras me di cuenta de que me seguían y entonces me tuve que escabullir doblando bruscamente en una esquina para esquivar a alguien que no sé lo que pretendía, pero seguramente no quería saludarme. Y eso lo sufren todos. Ha pasado también que van a la práctica y les piden a los jugadores dinero. Son escenarios donde las desinhibiciones y anonimatos se pueden desarrollar con bastante éxito.

—¿Eso no se denuncia?

—Algunas se denuncian y otras no porque son muy difíciles de esclarecer porque son barras que se diluyen rápidamente porque hoy se ha perfeccionado la estrategia. Ya no es que van y los agarran a piñas en una pelea callejera. No, no, son organizaciones que planifican su tarea y trabajo para sacar rédito. No solo rédito para satisfacer su fanatismo deportivo sino sacar rédito económico y poder.

—Cuando asumió el cargo el exministro de Deporte, Héctor Lescano, le reclamó "cepillo y jabón" en la gestión de la AUF. ¿Hay corrupción?

—No. Si entendemos como corrupción los fenómenos que se manifiestan de Conmebol y FIFA, digo rotundamente no, por lo menos que yo conozca. Si yo hubiera conocido algún fenómeno de corrupción sabía lo que tenía que hacer. Cuando hubo algún comportamiento ilícito de funcionarios que se apropiaron indebidamente de lo que no les pertenecía fueron objeto de sanciones.

—Antes de empezar la entrevista decía que la AUF fue la peor etapa de su vida...

—Fue negativa en lo que refiere al funcionamiento del sistema institucional y no a lo que es el escenario deportivo. En el fútbol no hay códigos, por el fanatismo, la pasión y porque alguien que no ha hecho contribuciones muy positivas a la sociedad puede acceder a tener un micrófono cerca, una cámara de televisión, una foto en un diario, viajes de aquí para allá, y para alcanzar todo eso todo es válido: métodos esquivos, irregulares, maléficos. Esa es la gran diferencia.

—¿No sabía que era así antes de asumir?

—Cuando llegué a la presidencia de la AUF yo creí que sabía algo de la cosa, pero me di cuenta que no sabía casi nada.

—¿Qué se encontró?

—Un escenario tremendamente complejo donde hay una contraposición de intereses que generalmente no tienen tanta trascendencia pública y ahí hay muchos agentes con visiones particulares y distintas: árbitros, jugadores, periodistas, dirigentes, clubes, personal administrativo, de recaudación, y en todo ese meollo es casi más difícil que manejar un Estado. Costó mucho hacerle entender a los dirigentes de clubes que ese chico que tienen y piensan que va a ser la salvación cuando lo vendan al Barcelona tiene que primero ser una persona bien formada. Me dijeron que quería matar al fútbol.

"Pedí contratos a Conmebol y el presidente terminó la sesión"

El manejo turbio de contratos y dineros en la Conmebol, que se hizo público con la caída de la cúpula de la FIFA, incluido el uruguayo Eugenio Figueredo, le hizo vivir al expresidente de la AUF, José Luis Corbo, un episodio que definió como "lamentable". Contó que algunas asociaciones y federaciones del Pacífico le pidieron copia de los contratos que se habían celebrado con Toyota y con Banco Santander para la Copa Libertadores. "El presidente de la Conmebol (Nicolás Leoz) se ofuscó, me trató de que yo estaba desconfiando de la moral y la rectitud de ellos. Dio por terminada la sesión, dijo acá no se habla más y nunca pude tener las copias de los contratos. Así se manejaba la Conmebol", señaló y agregó que esa situación motivó la renuncia de algunos presidentes de asociaciones a la Conmebol.

Consultado sobre si alguna vez cobró los "viáticos" mensuales que salían de las arcas de la Conmebol, sin que quedaran registrados, respondió: "Durante diez meses renuncié a cobrar esos viáticos que se le daban a todos los presidentes de la AUF y después de ese período la solución era o quedaba vacante la presidencia de la AUF representada en la Conmebol y me iba, o daba cumplimiento, y cobraba el viático. Renuncié. Si hubiera concebido que mi participación en el fútbol era para obtener beneficios personales naturalmente que no hubiera renunciado y hubiera aceptado cobrar los viáticos, pero tenía otros valores muy superiores a lo que puede suponer el cobro de un viático".

Por último, se refirió a Figueredo y dijo que le asombró "todo lo que tiene, a medida que salió a luz". "Uno se asombra en cómo en tan poco tiempo pudo adquirir todo ese patrimonio", dijo.

"Nunca fui, desgraciadamente para él y felizmente para mí, santo de su devoción. Cuando se debía elegir el representante uruguayo ante la Conmebol el presidente de Defensor entonces, Eduardo Arsuaga, y yo, que era presidente de Rampla, fuimos los dos que no lo votamos. A partir de entonces, el señor Figueredo, que tiene buena memoria, me marcó y siempre estuvimos a la distancia".

El derecho de imagen y la independencia del Fútbol

Para el expresidente de la AUF la ley respalda a los futbolistas de la selección uruguaya en su reclamo por los derechos de imagen. "La ley 9.739 en su artículo 21 establece que el derecho a la publicación o reproducción de una imagen de una persona solo puede efectuarse con el consentimiento expreso de la misma. Por eso, no tengo ninguna duda de que si no prestan su consentimiento expreso, su imagen no puede ser reproducida, ni publicada, ni objeto de comercio", afirmó Corbo.

En este caso lo que se discute es que la Mutual Uruguaya de Futbolistas cedió los derechos a Tenfield sin el consentimiento de los deportistas. De todos modos, Corbo explicó que no pueden reclamar legalmente puesto que "se aplica lo que se llama la teoría de los actos propios, porque ellos cobraron (por esos derechos) por lo que consintieron de alguna manera". Si bien Tenfield plantea que tiene los derechos adquiridos hasta 2019, para Corbo la empresa podría reclamarle a la Mutual "que fue la que le cedió esos derechos", pero "no a los jugadores".

Por otra parte, se refirió a su propuesta —cuando estuvo al frente de la AUF — de eliminar la cláusula de preferencia que le permite a Tenfield igualar cualquier oferta que presenten otras empresas. Afirmó que no logró modificar ese acuerdo, aunque destacó que durante su gestión "comenzó un período reivindicativo de la independencia de la AUF", y tras "luchas tremendas" lograron eliminar la cláusula de excesiva onerosidad, y volvieron al patrimonio de AUF los derechos de publicidad del tablero del Centenario".

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José Luis Corbo. Foto: Fernando Ponzetto

LA ENTREVISTA DEL DOMINGOLUCÍA BALDOMIR / NATALIA ROBA

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