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"Nos iban a prender fuego si no les dábamos el dinero"

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Tras el robo, las propietarias del local cerraron el local cuatro horas antes. Foto: El País

ROBO CON ARMAS Y NAFTA

Rapiñeros rociaron nafta en un local de cobranzas y amenazaron a empleadas.

Tras el robo, las propietarias del local cerraron el local cuatro horas antes. Foto: El País
Tras el robo, las propietarias del local cerraron el local cuatro horas antes. Foto: El País

Eran las 8:38 de la mañana cuando un auto negro estacionó a pocos metros del Redpagos ubicado frente al Zoológico de Villa Dolores. De él se bajaron cuatro personas, uno vestido como guardia de seguridad y todos encapuchados, con guantes y fuertemente armados. Ingresaron al local de cobranza —que también funciona como quiosco— y comenzaron a rociar el mostrador y parte del local con nafta que habían traído en una botella. "¡Danos la plata o quemamos todo!", gritó uno de los delincuentes, mientras los otros agarraban a las dos empleadas y las obligaban a abrir la caja fuerte.

"Agarraron a mi hermana de los pelos, la tiraron al piso y le pegaron una patada en la cabeza y otra en la costilla. Otro tomó a mi compañera y también le pegó para obligarla a que abriera la caja fuerte del Redpagos porque si no prendían fuego todo", contó a El País una de las copropietarias del comercio que llegó después de que había culminado el asalto.

Contó que hacía poco rato se habían ido varios clientes y que según lo que pudo ver a través de las cámaras de seguridad, los delincuentes estuvieron parados observando un rato antes de realizar el atraco. Supone que estaban esperando que los clientes se fueran.

Los rapiñeros, según relataron las protagonistas, estuvieron unos cuatro minutos en el interior del local porque seguían reclamando por más plata. "Al final lograron hacerse con el dinero del Redpagos; no sabemos el monto exacto, pero debe haber sido bastante porque estamos con el pago de las jubilaciones. También se llevaron 5.000 pesos que era la recaudación que teníamos del comercio", contó la dueña del local.

Uno de los rapiñeros salió antes del lugar y se encargó de acercar el auto hasta la puerta del comercio. Lo dejó encendido, esperando que sus cómplices salieran y luego se dieron a la fuga por la calle Osorio. "Agarraron contramano", aclaró la mujer.

El auto fue hallado por la policía abandonado cerca del Estadio Centenario, poco rato después del robo.

Pérdidas.

"Además del dinero perdimos toda la mercadería de los mostradores porque rociaron todo con nafta y eso no se puede vender. También rompieron una impresora que teníamos", dijo la dueña del comercio. A pesar de que el monto que le robaron no fue mucho, la mujer asegura que "igual duele".

"Estamos 12 horas metidas acá adentro, no nos sobra la plata; la trabajamos como cualquier persona. Nos levantamos a las seis de la mañana, hacemos nuestras cosas, preparamos a nuestros hijos y nos venimos a trabajar hasta las ocho y media de la noche. Y así todos los días, de lunes a lunes, para que vengan y nos roben", se quejó la mujer.

Historia repetida.

Es la tercera vez en el año que rapiñan el local, y la octava desde que tienen el comercio.

"Hemos tomado varias medidas pero igual seguimos siendo víctimas de la inseguridad. Contratamos a un guardia que nos ayuda a abrir y otro que viene de tarde. Pero no podemos tener seguridad privada todo el día porque cuesta mucho dinero", indicó.

Las últimas dos veces que rapiñaron el local (en mayo y en septiembre) estaba el guardia y "fue peor, más violento", aseguró la propietaria. "Te digo que no sé qué es mejor, porque hablábamos con la policía y decíamos que si hubiera habido un guardia con un arma, los delincuentes podían haberlo matado, porque eran 4 y todos tenían pistolas", reflexionó.

La última vez que le robaron fue cuando estaba cerrando el quiosco.

"Pasó una moto en actitud sospechosa y cuando la vi no me gustó nada. Volvió a pasar unos minutos después y en esa ocasión se bajaron, le partieron la cara al guardia, a mí me pegaron un culatazo con el arma y lograron robar todo lo que habíamos recaudado ese día", explicó la propietaria.

Ese día fue solo un golpe, pero hace dos años, durante un robo, el ladrón le fisuró una vértebra y le aplastó otra, por lo que debió permanecer un mes internada. "Vamos a vender el local, porque al final terminamos trabajando para pagar seguros", aseveró.

Reconocieron al rapiñero, pero la jueza lo dejó libre

"Hace dos años entraron y se robaron un montón de plata. Mi hermana estaba ese día en el local y dijo que les veía cara familiar, a pesar de que llevaban sus rostros cubiertos; dijo que eran las mismas personas que habían venido a comprar anteriormente. La segunda vez que vinieron a robar, estábamos mi hermana y yo. Íbamos a abrir el local y nos rodearon. Se notaba que no tenían intención de lastimarnos, pero trajeron a un cliente con un revólver en la cabeza y amenazaron con matarlo si no abríamos. Yo reconocí a los delincuentes. Al otro día vino la policía y

al rato entró una persona: el mismo que nos había robado el día anterior. Le dije al policía que había sido él y nos llevaron a declarar, pero la jueza dijo que el hecho de que lo reconociera no era prueba suficiente. Si vos atendés casi todos los días a una persona, la reconocés aunque tenga la cara tapada. Pero la jueza lo dejó en libertad.

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