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Su hijo lo mató de dos tiros mientras dormía

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Blanquillo: la pequeña localidad de Durazno se vio conmocionada por el crimen. Foto: V. Rodríguez
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Matador dijo que le aplicaba picana eléctrica y rebencazos.

Un joven de 17 años mató a su padre de dos tiros en la cabeza mientras dormía. El parricidio ocurrió el domingo 30 de abril en una estancia de Blanquillo, una localidad ubicada a 125 kilómetros de Durazno.

El joven y su padre habían llegado a pasar el fin de semana largo en el campo familiar.

La Policía y la Justicia tomaron conocimiento del hecho recién el día martes, según confirmó a El País el jefe de Policía de Durazno, Sergio Guarteche.

Al parecer, el fallecido, un hombre de 54 años y propietario de varias empresas, discutió con su hijo de 17 años. Ambos se fueron a dormir y en medio de la noche, cerca de las 23.30 horas, el joven tomó un rifle, lo cargó, fue hasta el dormitorio de su padre y disparó dos veces.

Después el muchacho se fue a un baile. Esa noche durmió en la casa de un amigo, según dijo el jerarca.

Lo primero que llamó la atención a los vecinos de Blanquillo fue que el joven apareciera en el pueblo con la camioneta de su padre. Dos vecinos confirmaron a El País que vieron al muchacho circulando por el pueblo a alta velocidad acompañado de amigos de la localidad duraznense.

Los testigos dijeron que el padre del menor utilizaba el vehículo únicamente para trabajar y que era "imposible" que le permitiera usar el vehículo a esa hora y en esas condiciones.

"No era de prestarle la camioneta. Estuvo en el baile y como si nada, anduvo varias veces ligero en la ciudad a altas velocidades en algunos casos, haciendo aceleradas y con jóvenes de acá varias horas de fiesta, eso llamó la atención", dijo uno de los consultados.

La esposa del fallecido, y madre del matador, estaba en Montevideo. Preocupada por no haber tenido contacto con sus familiares, se comunicó con la comisaría de la zona.

El comisario llamó al teléfono del empresario y contestó el joven. Quedaron en que los uniformados se presentarían en la estancia. El joven abrió la puerta de la casa y guió a los policías.

Una vez dentro del casco de la estancia los efectivos se encontraron con la trágica escena.

De inmediato, el joven se entregó a las autoridades policiales. En la sede judicial el joven admitió el hecho y narró con lujo de detalles lo sucedido.

Argumentó que su padre lo sometía a él y a su hermano de 15 años a violencia física y psicológica sin que su madre estuviera enterada. Por otro lado, dijo que recibían golpes de rebenque y que en algunas oportunidades recibieron descargas de picana eléctrica, las que se usan para el ganado.

El jefe de Policía de Durazno confirmó que los investigadores encontraron tres picanas en el establecimiento.

Además, el joven señaló que su padre era "controlador" y que no les permitía tener vínculos con la familia o amistades. Con respecto a los actos de violencia, narró que su padre les había advertido que si les dejaba alguna marca dijeran a su madre que se las habían hecho de manera accidental o peleando con compañeros.

La juez María Andrea Caamaño convocó al hermano del matador y confirmó la versión. De todos modos, resolvió el inicio de un proceso infraccional al adolescente por la "presunta comisión de una infracción gravísima a la ley penal, tipificada como un delito de homicidio intencional especialmente agravado por haberse cometido respecto de un ascendiente".

Caamaño decidió, como medida cautelar, la internación del joven en dependencias de INAU por un plazo de 90 días, según se desprende de la resolución de la juez, a la que accedió El País. Además, resolvió citar al joven para una "audiencia evaluatoria", el próximo 31 de mayo.

Conmoción en Blanquillo.

El homicidio conmocionó a la tranquila localidad de Blanquillo, un pueblo de algo más de mil habitantes. Dos de ellos señalaron que el empresario asesinado era un "buen tipo" que estaba cuando se lo precisaba. Nadie sabía de los maltratos que denunciaron sus hijos. Los vecinos señalaron que el hombre se presentaba solo en el establecimiento y que su familia estaba toda la semana en Montevideo.

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Blanquillo: la pequeña localidad de Durazno se vio conmocionada por el crimen. Foto: V. Rodríguez

HOMICIDIO INTRAFAMILIAR EN DURAZNOV. RODRÍGUEZ / P. MELGAR

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