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"Hay pacientes que sobreviven a lesiones como las de Artigas"

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julio trostchansky
Nota a Jorge Trostchansky, presidente del Sindicato Médico del Uruguay, SMU, ND 20131202, foto Inés Guimaraens - Archivo El País
Archivo El País

Es presidente del Sindicato Médico del Uruguay (SMU), pero también director del Comité de Trauma del Colegio Americano de Cirujanos en Uruguay. Y es cirujano especializado en pacientes traumatizados. 

Advierte que los pacientes de Artigas, si hubieran tenido el tratamiento correcto (fueron trasladados en ambulancia hasta Montevideo en vez de en helicóptero y el viaje duró diez horas) podían haberse salvado.

—¿Qué fue lo que falló en la asistencia a los pacientes quemados tras la explosión de una garrafa en Artigas?

—El problema es la ausencia de protocolos. Hay un elemento fundamental y esencial con pacientes como estos que es el tiempo que se demora en el traslado hacia el centro de tratamiento definitivo. Por eso es necesario que todos los engranajes de la cadena asistencial estén organizados. Que se sepa cómo actuar rápido. Los centros tienen que estar categorizados para saber qué pueden atender. Y eso es seguramente lo que falló. La sistematización no existe. La coordinación no existe. Y, si bien desde el punto de vista profesional los médicos y el resto del personal de salud actuó correctamente, el paciente no se beneficia solo del actuar profesional, sino de cómo actúa el sistema en su conjunto. Si los traslados se demoran, si las cosas no se hacen de forma ágil, si no se sabe desde el inicio a qué centro asistencial se va a llevar a los pacientes, se generan resultados no adecuados. Esto es independiente de lo que suceda al final del proceso, porque nosotros como médicos tenemos que asegurarle al paciente, de cualquier lugar del país, que se lo va a tratar de la mejor manera posible y se le va a garantizar la mayor sobrevida. Un paciente con una situación lesional en Uruguay comparado con uno de otro país donde existen protocolos, tiene una posibilidad más alta de morir.

—¿Qué se pretende del próximo gobierno en este sentido?

—Nosotros estamos confiados en que así como se generó una decisión política que supuso un cambio cultural en lo que tiene que ver con las enfermedades del tabaco, este es el momento de tomar una decisión política para combatir la enfermedad traumática. Lo que se necesita es una organización sistematizada, dirigida y no solo dejada al azar. Y no hablo solo desde el punto de vista sanitario, también debe haber una coordinación con Bomberos, Policía y Fuerza Aérea. Este es un tema del que yo puedo hablar desde mi formación profesional, por ser un cirujano dedicado a esto, como desde el punto de vista personal por haber sufrido un siniestro de tránsito que me tuvo ocho meses sin trabajar. Digo esto en el sentido de que cuando uno va a generar una opinión hay que ser conocedor para poder brindar confianza en la población, y no tratar de disimular las falencias del sistema.

—¿Se ha avanzado en este sentido durante esta administración (2010-2015)?

—No, no hubo avances. Es más, los proyectos en que hemos participado junto con otros profesionales del área de la salud que tienen experiencia en el tema, fueron desestimados en su implementación en estos cinco años. Habían sido impulsados en la anterior administración del doctor Tabaré Vázquez, por eso creemos que ahora se abre un espacio para profundizar. Muchas veces se habla de las distintas medidas que se han tomado en materia sanitaria, como la ley del aborto, pero para nosotros la medida sanitaria revolucionaria ha sido la creación de la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev, creada en 2007), que demuestra que cuando actuamos con una decisión política atrás, los resultados se ven.

—Usted habla de disimular falencias, ¿cree que esto es lo que sucedió con la información que se dio tras el accidente de Artigas?

—No digo eso porque no puedo demostrarlo. Lo que sí me parece es que para el caso de los problemas asistenciales lo mejor siempre es decir la verdad. Y esto incluye dar a conocer las falencias del sistema, más allá de que haya que aceptar que esto pueda tener un costo político. Cuando se trata de salud, para generar confianza, cuando se habla de un hecho adverso como este —porque que quede claro, este fue un hecho adverso porque no se logró generar el mejor proceso asistencial—, creo que lo mejor que uno puede hacer si uno está al frente, si uno es un jerarca, es afrontar las falencias y promover soluciones. Ahora, no hablar de eso, desconocerlo, generar una sensación de que independientemente de lo que se hubiese hecho el desenlace hubiese sido el mismo, habla de una concepción de la medicina que nosotros no tenemos. Tenemos la concepción de que todo paciente tiene derecho a ser asistido de la mejor manera y derecho a morir de la mejor manera posible, habiendo recibido el mejor tratamiento. Hay pacientes que sobreviven a lesiones como las que tenían estos (de Artigas), siempre y cuando se cumplan determinadas condiciones en su traslado, en su atención inicial y en su tratamiento.

—¿Le parece que la ministra Susana Muñiz manejó mal la situación al decir que los pacientes igual iban a fallecer?

—Cada uno tiene que asumir sus responsabilidades. Y cada uno sabrá si se manejó bien o no. Nosotros asumimos la responsabilidad de dar la versión que entendemos que desde el punto de vista médico es la correcta. Los otros tendrán que asumir la responsabilidad que les cabe, cómo trataron el tema, qué conocen del tema o si hablan sin conocimiento.

—¿En qué consiste el plan que ustedes proponen?

—Hay tres grandes sectores que deben estar coordinados uno con otro y que son los que fallan cuando no hay coordinación y los que determinan que pacientes que deben ser trasladados en el menor tiempo posible y al lugar definitivo de atención, sean trasladados en tiempos prolongados o hacia centros incorrectos. Estos son el sector prehospitalario, que es el que atiende donde suceden los siniestros de tránsito o las explosiones; el sector hospitalario que es hacia donde se debe trasladar a los pacientes sabiendo qué tipo de hospital es, con qué capacidad cuenta, con qué recursos humanos cuenta, con qué capacidad de atender las lesiones cuenta; y la tercera etapa que trata a aquellos pacientes que una vez superado el problema agudo busca reinsertarlos a la vida social a través de mejorar aquellas secuelas que pueden haber quedado desde el punto de vista emocional.

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