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El gran dilema

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LA COLUMNA DE PEPEPREGUNTÓN

El gobierno firmó con UPM un contrato por el que se obliga a crear un protocolo de prevención de conflictos laborales que regule las ocupaciones en la obra de la nueva planta que el gigante finlandés analiza construir en Uruguay.

Fuentes de UPM confirmaron a El País días atrás que el acuerdo al que arribaron con el gobierno condiciona la inversión proyectada a la redacción de un sistema de manejo proactivo de los conflictos que evite ocupaciones o piquetes en la obra.

Lo de UPM es más que razonable. Cualquiera que analice invertir más de US$ 4 mil millones en un país, generando miles y miles de empleos directos e indirectos, trataría de asegurarse que los desbordes sindicales no interrumpan el desarrollo de los trabajos ni alteren el cronograma de obras. ¿Quién no lo haría?

UPM demanda, según las fuentes de la empresa, "un ambiente de trabajo estable y previsible" en la obra. ¿Es mucho pedir? En el Uruguay de hoy, sí. Por eso no extrañó demasiado que, una vez que El País advirtió en su portada de este punto del acuerdo entre la empresa finlandesa y el gobierno uruguayo, el mandamás del Sunca, Óscar Andrade, saliera a trancar fuerte y a advertir que el Pit-Cnt no puede asumir un compromiso que el gobierno y UPM celebraron en forma bipartita.

Andrade advirtió que ese compromiso ya había estado sobre la mesa de negociación y no había sido refrendado por el Pit-Cnt. "Es un error lo que hace el gobierno, en el sentido de avanzar de manera bipartita en temas que van a ser de la negociación tripartita. Es una metodología equivocada", dijo el secretario general del Sunca, quien sostuvo que lo acordado entre el gobierno y UPM sobre ocupaciones y piquetes solo complicará las negociaciones que el Pit-Cnt mantendrá con la empresa finlandesa. "Uruguay no desaparece si UPM no viene", sentenció.

¿Se entiende? Repasemos. El gobierno se comprometió con UPM a regular las ocupaciones y los piquetes en la obra que esta analiza encarar en el país. ¿Y el Pit-Cnt? El Sunca asegura que no sabía del acuerdo y que no se compromete a cumplirlo. Y manda decir, de paso, que si a UPM no le gusta, que no venga. Porque Uruguay no depende de UPM.

¿Qué va a hacer el gobierno? ¿Va a cumplir con el compromiso que suscribió y a generar un protocolo de prevención de ocupaciones y piquetes? ¿Se va a enfrentar al Pit-Cnt para cumplir con esa promesa y poder asegurarse la inversión que lidera su Agenda de Gobierno? ¿O va a permitir que, una vez más, la central sindical le diga qué puede hacer y dónde debe detenerse?

¿Qué piensa el Frente Amplio de este compromiso asumido por el gobierno con UPM?

Y si se avanza con esta regulación de ocupaciones y piquetes, ¿esto va a correr solo para UPM? ¿Y las demás empresas, las que ya invirtieron y están manteniendo el país, generando trabajo y peleándola día a día? A esas empresas, ¿se las va a poner también a resguardo de desbordes sindicales, como dicho sea de paso está pidiendo la propia OIT?

¿Se hará, de una vez por todas, lo que debe hacerse? ¿O el gobierno paralelo de la calle Jackson seguirá marcando el paso?

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