A los 91 años de edad, al exministro del Interior Ángel María Gianola se lo ve con mucha vitalidad.

Ayer concurrió a la comisión investigadora de Diputados sobre el espionaje militar en democracia y negó que en su gestión al frente de la cartera (mayo de 1994 a marzo de 1995) haya dispuesto seguimientos o escuchas telefónicas a dirigentes políticos o sindicales, o incluso violaciones a las normas constitucionales.

Además respondió a un cuestionario de preguntas que le formularon los miembros de la comisión investigadora, pero no dio otros detalles porque la investigación así lo requiere.

A lo que sí se refirió en diálogo con periodistas, tras muchos años, fue a su participación en los sucesos del Hospital Filtro en la noche del 24 de agosto de 1994, cuando el Ministerio del Interior recibió un pedido del Poder Judicial para custodiar el traslado de tres presuntos miembros de la organización terrorista española ETA del centro asistencial al aeropuerto de Carrasco para ser deportados. Allí se produjo una refriega entre la Policía y manifestantes que terminó con un ciudadano fallecido.

Gianola fue muy criticado por la intervención policial y luego interpelado en la Cámara de Representantes. Si bien al final no hubo un respaldo directo a su proceder, sí lo fue "implícito", recordó el exministro. En esa época el gobierno del Partido Nacional no tenía mayoría parlamentaria.

"Me he arrepentido de muchas cosas, menos de eso", respondió, cuando se le preguntó si había algo que no haría si viviera aquella noche otra vez. "Lamentablemente murió un ciudadano y la sentencia del juez no pudo determinar la forma o la culpabilidad", dijo.

"Hubo una convocatoria, advertimos que se fueran, que no impidieran la actividad policial. Pero hubo gente que se excedió. La Policía no amenazó a nadie", dijo.

TRASLADO DE ETARRAS