En cuatro días, el ministerio de Turismo contará con cifras que permitirán evaluar lo que a priori se presenta como una excelente temporada.

Todos los reportes dan cuenta de un mayor número de visitantes, en su mayoría argentinos que están colmando balnearios de todo el país. Pero también se ha recuperado a los turistas brasileños perdidos el año pasado. Kechichian elogia la eliminación de herramientas disuasorias por el gobierno argentino de Mauricio Macri y dice que hay que mejorar el gasto por estadías de cada visitante para que Uruguay aumente las divisas que obtuvo en 2016, cuando las mismas llegaron a 1.800 millones de dólares.

—En estos días han llegado turistas de varios puntos de la región, sobre todo para veranear en las playas del este de Uruguay, pero también en otros lugares, en el balneario Las Cañas o en Colonia. Todo eso es algo muy auspicioso ¿no?

—Sí, por suerte tenemos una llegada extraordinaria de argentinos por estas horas y hemos recuperado el público brasileño, porque el verano pasado tuvimos un bajón importante de casi un 20 %. Los recuperamos a partir de julio prácticamente a todos, chilenos, paraguayos, colombianos, peruanos y también muchos europeos.

—¿Está preparado Uruguay para recibir tantos turistas? ¿Hay infraestructura y servicios suficientes?

—En estos momentos la gastronomía es el principal atractivo para los brasileños. Hasta hace unos años eran los casinos, y las compras, pero ahora es la gastronomía, que ha dado un salto muy importante. Cuando se habla de infraestructura a veces se reduce a las rutas, que por supuesto son importantes. Las rutas turísticas están en buen estado, pero hoy tenemos además uno de los diez mejores aeropuertos del mundo, una terminal moderna en Colonia, un puerto en Montevideo con un plan de desarrollo estratégico, y las puertas del Polonio ordenadas para el ingreso. Hemos recuperado El Ventorrillo de la buena vista, un centro de bienvenida a los turistas en Colonia, y también acabamos de inaugurar un centro de bienvenida en Rivera, en el Valle del Lunarejo. Hay una inversión en infraestructura turística muy importante en estos años y estamos terminando las estaciones náuticas de Nuevo Berlín y del Queguay.

—¿Qué cifras se manejan en estos primeros días de enero en cuanto a la afluencia de turistas?

—Alrededor del 15 de enero vamos a tener el primer estado de cifras, pero terminamos el 2016 con más de tres millones de visitantes y llegamos a una cifra extraordinariamente alta, récord en la historia del turismo del Uruguay, con dos millones de argentinos. Todo nos hace pensar que estos primeros días continuaron con ese proceso interesante de crecimiento. El 15 vamos a tener cuántos llegaron, cuántos pasaron en tránsito y cuántos uruguayos que residen en el exterior nos visitaron o siguen vacacionando en nuestro país.

—¿Qué le preocupa de la actividad turística en esta temporada con mucha presencia de extranjeros?

—Siempre estamos pensando en los precios, ese es un tema que hay que seguir muy de cerca. Si bien nos reunimos con Cambadu y con la Cámara Uruguaya de Turismo, hicimos un comunicado conjunto y ha habido bastante prudencia, todos los días tenemos alguna denuncia de alguien que se sale un poquito de la raya y finalmente nos perjudica a todos. Eso y aumentar el gasto de los turistas es lo que más nos preocupa y espero que se pueda conseguir en esta temporada 2017.

—¿Se refiere al gasto en materia de estadías?

—El gasto está unido estrechamente a la estadía, y como la estadía baja, el gasto baja, pero para nosotros ése es un objetivo central, porque no se trata de llenar de gente a todos los lugares sino que también le dejen a Uruguay divisas que el año pasado representaron 1.800 millones de dólares.

—¿Qué le ha impactado más de esta explosión de visitantes?

—Diría que la fidelidad y el amor que tienen por Uruguay personas de todas partes del mundo. A veces somos extremadamente críticos con nosotros mismos y sin embargo la gente nos ve casi como a un paraíso, nos considera un lugar con escala humana, con diversidad cultural, en donde eventos como "Jazz a la calle" acá en Mercedes, pueden ser posibles. Me sigue emocionando cómo nos ven desde afuera, a veces mucho mejor de cómo nos vemos nosotros mismos.

—No es su primera visita a "Jazz a la Calle", que ya resulta una referencia cultural que ha trascendido fronteras.

—Nosotros ya habíamos venido otras veces, quisimos acompañarlos este año que tiene también un sentido especial y particular. Creo que el nivel de los músicos, el objetivo social que tiene el festival, el compromiso de toda la sociedad de Soriano con esto, hace que sea un evento de un enorme atractivo turístico y también de un enorme contenido social, lo cual es la combinación perfecta. Este "Jazz a la Calle", con espectáculos de tremenda calidad y muy consolidados, es madre y padre de la realidad que tenemos a nivel de la UTEC, que va a tener una carrera de jazz.

—La explicación del momento turístico que vive Uruguay está dada por el volumen de argentinos que está llegando. Da la sensación de que el cambio que favorece a los argentinos se suma a barreras que se han eliminado, como el cepo cambiario.

—Efectivamente, disuasorias que se habían tomado en el pasado y que nosotros criticamos duramente; al ser levantadas no podemos más que aplaudirlas. El cepo al dólar era una herramienta disuasiva para salir del país, la recarga en las tarjetas también. Yo creo que Uruguay está devolviendo todo el IVA a las compras turísticas, tiene un dólar apreciado y una inflación muchísimo más baja que los países de la región. Las medidas tomadas por el gobierno de Argentina, que vuelvo a repetir son extremadamente positivas, fueron para que los argentinos pudieran salir a cualquier parte del mundo, a Miami, Brasil, al Caribe. Si vinieron a Uruguay, algo bien habremos hecho los uruguayos para que elijan a nuestro país.

—¿Qué piensa de la negociación con Azul por la conectividad aérea de Uruguay?

—Azul viene a instalarse a Uruguay y está dispuesta a absorber persona,l pero no tiene nada que ver con la empresa Alas Uruguay. El emprendimiento está siguiendo su propio camino, iniciaron el periodo de autorización técnica ante la Dinacia y eso lleva un proceso, porque las cuestiones de seguridad no se pueden apurar al gusto del consumidor. Hay un proceso que cumplir y lo están llevando adelante muy bien.

LILIAM KECHICHIAN