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Gastronomía a la orilla del mar

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Comer en la playa: la mayoría de los paradores cuentan con decks de madera. Foto: R. Figueredo

EL PALADAR TAMBIÉN SE VA DE VACACIONES

Seis paradores desde Manantiales hasta la Península con oferta variada de tragos y platos.

En Río de Janeiro aseguran que cuando Dios empezó a repartir las bellezas naturales de Brasil, comenzó por la ciudad carioca; se entretuvo y cuando se dio cuenta, vio que había colocado demasiadas. En Uruguay se podría decir lo mismo de Punta del Este y su extensa cadena de playas de blancas arenas, pero que no serían lo que son sin el rosario de paradores que permiten a los visitantes resguardarse del sol, tomar un refrigerio, almorzar y cenar viendo un espectáculo de primer nivel.

Esto ha hecho que posaran sus ojos en nuestro principal balneario importantes marcas internacionales, como el caso del parador Bagatelle Beach de Manantiales, uno de los 11 que la cadena tiene en el mundo y que ofrece una experiencia de cocina franco-mediterránea diferente.

No importa la hora para un rico trago. Muchos eligen probarlo en la playa. Foto: R. Figueredo
Bagatelle beach: el sitio elegido en Manantiales. Foto: R. Figueredo

En un solo día, la cadena sirve más de 10.000 almuerzos y cenas en todos sus locales del mundo, en los que los clientes pueden ser incorporados a una base de datos para recibir una mejor atención.

"Cuando un cliente se presenta en la entrada, y se lo busca en la computadora, tiene la misma atención que recibe en Miami, en Nueva York o en Saint-Tropez. De esta manera el año próximo, cuando el cliente venga al local que abriremos en Londres, sabremos que a él le gusta más el vino blanco, o que come sin gluten", dijo a El País el manager general del parador, Laurent Attias.

Tragos y tablas.

La caipiroska es uno de los tragos preferidos de los turistas que llegan a Punta del Este. El precio varía según el parador, pero oscila entre 240 y 400 pesos. Los menores prefieren los licuados de frutas a los refrescos, y la oferta incluye múltiples gustos. El maracuyá es la vedette de la temporada: se usa como ingrediente en las bebidas con alcohol, en jugos y en postres.

Las tablas de mar y la pesca del día (brótola, sobre todo) con acompañamientos exóticos lideran el ranking en cuanto a platos en los paradores. Las rabas son la mejor opción para quienes prefieren aprovechar más horas el sol y comer en la arena, en vez de subir a degustar los platos en las mesas. El sushi también es una tendencia y varios lo tienen como especialidad de la casa en sus menús. El País recorrió algunos paradores desde las playas de Manantiales, pasando por la Barra, y siguiendo por la Brava y la Mansa para ver las ofertas gastronómicas de la temporada 2018.

Comida exótica.

Un gran cartel negro con el nombre del parador en letras blancas y un largo camino de madera da la bienvenida a los visitantes que se arriman a Fabric Nikkei. Es el primer año que esta marca, presente en Argentina, se instaló en el balneario uruguayo, y por eso la mayoría de los turistas que concurren al lugar son de la vecina orilla.

La carta del parador ubicado en Manantiales es una de las más originales y sofisticadas. Incluye sushi, ceviche y variadas tapas de mar. Diez piezas de sushi cuestan 500 pesos. El ceviche de pulpo y langostinos con crema de wasabi sale 600 pesos. Los comensales pueden consumir sus platos en camastros ubicados en la arena.

El amplio parador cuenta con una barra de tragos: el más solicitado es el Aperol Spritz (espumante Aperol, soda y rodajas de naranja) y cuesta $ 350. En esta época almuerzan y cenan en el lugar alrededor de 400 personas por día y el público que predomina está entre los 20 y los 40 años. El postre que recomiendan es el cheescake de maracuyá ($ 450). Abren de 12:00 a 17:00 y de 19:00 a 2:00 de la mañana. Todos los atardeceres los musicaliza un DJ distinto y en la noche está Juan Maya.

En el parador Ovo Beach frente al Hotel Enjoy Punta del Este, también ofrecen distintas variedades de sushi: las más pedidas son el New York (salmón, palta y queso Philadelphia) y el California (kanikama, palta, Philadelphia y sésamo); ambos al precio de $ 550 las 9 piezas. El licuado preferido de los adolescentes es el Tropical Ovo que incluye mango, naranja y ananá, y cuesta $ 280.

Abre de 12:00 a una de la madrugada. Hay sunsets con DJs, que comienzan sobre las 19:00 horas. El miércoles pasó música Candelaria Tinelli.

En el Parador Brava Grand, ubicado en la Parada 10, el sushi también es el plato de la casa —cuesta $ 860 las 15 piezas— aunque muchos clientes piden la pesca del día que viene acompañada de legumbres y papas rústicas ($ 800).

El trago que más sirve es el daikiri ($ 350), pero hay promoción 2x1. Hay cervezas nacionales a $ 230, y la Corona a $ 287. La novedad es que se vende la cerveza artesanal Cabesas a $ 345. De tarde se sirven crepes dulces y salados.

Parador: en la parada 30 se pueden hacer las cuatro comidas a precio accesible. Foto. R. Figueredo
Imarangatú: no importa la hora para disfrutar un buen trago. Foto. R. Figueredo

Imarangatú, el parador pionero del balneario

El parador Imarangatú, en la parada 7 de la Mansa, es el más emblemático de Punta del Este. Fue el primero en construirse en la costa del balneario. Hoy renovado, recibe en sus modernas instalaciones a un público de todas las edades: desde 20 a 80 años. Los primeros días de enero los brasileños llegan en patota y piden mesa para 15 o 20 personas. El local ha llegado a recibir a más de 1.200 personas en un día.

Abre a las 9:00 y cierra pasada la medianoche; ofrece desayuno, almuerzo, merienda y cena.

Los comensales con un paladar más original escogen los tentáculos de pulpo ($ 760) mientras que los más clásicos eligen la pesca del día que suele ser brótola fresca acompañada con puré de arvejas, ensalada de choclo asado y repollo colorado, a $ 720.

Una oferta exclusiva del lugar son las pizzas napolitanas cocinadas en un horno de barro italiano, con un maestro italiano y con harina y mozzarella traída de ese país. Se hacen durante los sunsets y la cena. Cada día, la caída del sol es musicalizada por distintos DJs.

El trago más vendido es el Ocean Citric que lleva gin, jugo de pomelo y pepino, syrup casero de naranja y cardamomo.

El ojo de bife ($ 850), según el encargado del lugar, nunca falla y la ensalada árbol de frutas es la preferida de las chicas. Incluye hojas verdes, moras, arándanos, naranja, pomelo, castañas de cajú, frutilla, queso de cabra, y aderezo de miel, aceto y oliva ($ 550).

También hay un chiringo que vende crepes de jamón y queso o de dulce de leche a $ 200, choclos a $ 150, panchos a $ 100, cerveza Corona a $ 200 y refrescos a $ 150. También, para aquellos que prefieren el mate, venden agua caliente.

Las opciones para paladares clásicos

En Moby Dick también está de moda el maracuyá. Se sirve el trago San Marino, que lleva esa fruta tropical como protagonista, además de limón, triple sec, vodka y jalapeño. Pero si la idea es tomar algo en la arena lo ideal es la piña colada. La recomendación de la casa es la tabla de mar (por $ 950), que incluye rabas, langostinos al ajillo, ceviche, mejillones y miniaturas de pescado. Los turistas prefieren los aros de calamares ($ 560) y los langostinos a la plancha acompañados de quinoa, mango, palta y tomate ($ 650).

Ocean Beach está ubicado en la Parada 12 de la Brava y vende la caipiroska y el mojito de a medio litro a $ 240. El precio es de los más accesibles. En este parador recomiendan los clásicos mejillones a la provenzal ($ 420), las rabas al alioli ($ 500) y las miniaturas de pescado ($ 480).

El lugar cuenta con un chiringo donde se venden choclos ($ 120), panchos ($ 100), refrescos ($ 120), agua ($ 100), cerveza Pilsen ($ 130) y Corona ($ 170).

Ocean Beach funciona de 10:00 a 19:30. De noche, el local se transforma en una discoteca.

En el parador de la Parada 30 los precios son accesibles. El desayuno cuesta $ 260 e incluye té, café o cortado, tostadas con jamón y queso o variedad de mermeladas, y jugo de naranja. La picada de mar para cuatro cuesta $ 1.490 y tiene langostinos, rabas, miniaturas, chipirones y mejillones.

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