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Fracturas expuestas

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Un muchacho que sabe me dijo que la relación entre el presidente Tabaré Vázquez y el ex mandatario —y actual senador itinerante— José Mujica atraviesa por su peor momento.

Seamos claros. Nunca se llevaron bien. Pero digamos que ahora las cosas han empeorado. Parece que entre ambos el diálogo no existe. Que sólo se comunican a través de terceros. Y que Vázquez hace varias semanas que ni siquiera le atiende el teléfono a Mujica.

Dicen que Vázquez no quiere ceder. Y que Mujica se está cansando de pedir al presidente que lo reciba. "En marzo se termina la tregua", habría mandado a decir Mujica al presidente. Del otro lado, silencio. Primero hay que aprobar el Presupuesto. Y hasta que eso pase todos los votos son imprescindibles. "Después se verá", responden desde el entorno del primer mandatario. Vázquez y Mujica lucen más distanciados que nunca. Y debajo de ellos las cosas no lucen mejores. El ministro de Economía, Danilo Astori, ya no disimula su enfrentamiento con el vicepresidente Raúl Sendic. Lo ataca frontalmente. Expone su pésima gestión al frente de Ancap. Cree que cuando se sepa todo lo que allí sucedió las aspiraciones presidenciales de Sendic se terminarán por esfumar.

Pero, ¿es acaso Astori el único que quiere a Sendic fuera de la carrera para 2019? Nada de eso. Un tropezón de Sendic sería bien visto por otros aspirantes a pelear por el sillón presidencial, como Ernesto Murro, Daniel Martínez y Carolina Cosse, que con mayor o menos sigilo creen tener posibilidades de suceder a Vázquez.

Muchos nenes para un mismo trompo. Demasiada gente pensando en 2019 y probándose el traje de candidato antes de tiempo, mientras el gobierno que integran enfrenta una compleja coyuntura.

Parece claro que la unidad y la fraternidad frenteamplista de la que tanto se habló durante la última campaña electoral fue apenas un eslogan más. Hoy es todos contra todos. Y no lo ocultan más.

Las fracturas son cada día más expuestas. Hay jerarcas que le mandan decir al presidente a través de los medios que renunciarán si pasa tal o cual cosa. Hay legisladores que no acatan las decisiones del Frente Amplio y muestran que el gobierno tiene una mayoría parlamentaria frágil, que depende de la capacidad de articular para que sus 50 diputados se sientan contemplados. Hay decisiones del gobierno, como la esencialidad en la Educación, que son cuestionadas severamente por jerarcas del gobierno y por dirigentes frenteamplistas. Hay demasiada gente pasando facturas del pasado y haciendo zancadillas para el futuro, como para que el gobierno pueda transmitir a todos la sensación de estar concentrado en el presente.

¿No será tiempo de dejar a un lado las rencillas personales y las aspiraciones electorales de cada uno, y de asumir que los uruguayos todos les han confiado la tarea de gobernar el país?

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