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Los fósiles de 18 en el Cordón

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En 18 y Pablo De María un edificio está desocupado y revela deterioro en balcones. Foto: A.Martínez.
Edificio en riesgo por su antiguedad, categoria de construcciones fosiles sobre Av. 18 de Julio, ND 20150220, foto Agustin Martinez
Archivo El País

Si en el tramo de 18 de Julio entre la Plaza Independencia y Ejido hay una quincena de edificios parcial o completamente abandonados, varios de ellos con claras señales de estado ruinoso, muchos más se ubican en la misma avenida, entre Ejido y el Obelisco. Sobre la acera sur hay cinco y en la norte una veintena. En la lista, no pocos tienen características semejantes al que se incendiara el pasado martes en 18 de Julio, entre Paraguay y Río Negro.

A esas construcciones se las puede considerar más o menos "fosilizadas", según el término utilizado en arquitectura para categorizar a edificaciones que, debido al abandono "se suelen encontrar en un avanzado estado de deterioro" y "en ocasiones muy cerca de poder ser consideradas ruinosas".

Tanto en el Centro como en el Cordón, eso se constata en construcciones que originalmente fueron viviendas y hoy tienen solo locales comerciales en la planta baja, y a veces depósitos de mercaderías en una o dos de las plantas altas. Por disposición de la ley 15.896 le compete a Bomberos determinar las medidas de protección contra incendios, pero no la evaluación edilicia.

Los trámites de habilitación son efectuados por los emprendedores comerciales y no los propietarios de los inmuebles.

Piso por piso.

Según dijo a El País el encargado de relaciones públicas de Bomberos, Leandro Palomeque, "están exceptuadas del trámite únicamente las edificaciones destinadas a núcleo familiar". En los casos de comercios instalados en la planta baja de construcciones con más de un pi-so, a Bomberos le corresponde habilitar solo el espacio de exhibición y ventas. Los pisos vacíos o abandonados no requieren habilitación. Pero si el local tiene en las plantas superiores depósitos, talleres, vestuarios o salas de bienestar del personal, sí requiere la habilitación.

Cuando se aspira a utilizar nada más que la planta baja, "se exige que no haya comunicación directa entre los pisos"; los usuarios deben tapiar las puertas o sacar las escaleras, explicó Leandro Palomeque.

En el caso del edificio de tres plantas de 18 de Julio 1061, desplomado después del incendio que provocó seis colapsos de las estructuras, perdura una prohibición de ingreso tanto de Bomberos como de Seguridad edilicia de la Intendencia de Montevideo. La imposibilidad de acceso de cualquier persona hasta que se determinen las tareas de demolición o remoción de escombros y hierros es lo que viene postergando las pericias para conocer el o los motivo del siniestro. En el lugar se apostó una guardia de vigilancia y se mantiene habilitado el tránsito porque no hay riesgo de derrumbe de la fachada, de acuerdo con Bomberos.

Más degradación.

A partir de la convocatoria realizada por la Facultad de Arquitectura a propuestas de investigación, en 2012 los arquitectos Ángela Perdomo y Raúl Velázquez, quienes trabajan en talleres de proyectación, realizaron un estudio para la recuperación del Centro, identificando las oportunidades de actuación en edificaciones degradadas, vacías o subutilizadas en las manzanas frentistas a 18 de Julio, entre las calles Ejido y Florida, en la Plaza Independencia.

En una próxima etapa, los técnicos abordarán la situación en el Cordón, que El País adelanta en esta nota. Seguramente lleguen a igual conclusión que en su primer trabajo, a propósito del estado del eje cultural, comercial y de transporte.

Se sostiene en esas páginas que "con una importante inversión social colectiva, la principal avenida de Montevideo requiere hoy de un nuevo impulso que, aprovechando su estratégica importancia, recalifique los sectores que han sido descuidados a lo largo del tiempo".

Raúl Velázquez comentó a El País que la curiosidad de la investigación que está llevando adelante con la directora del Taller de Proyectación de la Facultad de Arquitectura, Ángela Perdomo, radica en que "en las viviendas fosilizadas, la planta baja sigue en uso; en otros lugares del mundo son fincas abandonadas. El problema es que en realidad la Intendencia o el gobierno nacional, salvo en cuestiones reglamentarias, no tienen muchas posibilidades de actuar sobre las propiedades privadas. No pueden decir que se debe mejorarlas, salvo que expropien, que es un mecanismo que se usa muy rara vez. Solo se puede actuar de manera indirecta, con estímulos, como dando créditos. Pero se da una cosa extraña; es más negocio alquilar la propiedad en el estado que está y no demolerla para hacer un edificio de apartamentos, por ejemplo. El Centro es poco atractivo para inversiones inmobiliarias. El tema es que si no mejora la edificación, la avenida sigue degradándose".

Descuidos y peligros que no pasan inadvertidos

Fachadas diversas entre sí según los pisos de un mismo edificio, vidrios rotos o ventanas tapiadas con chapas, balcones que asoman temerarios, con falta de revoques y hierros a la vista, pisos completos que ya no son residenciales sino que están vacíos o bien, ocupados con mercaderías de los comercios que funcionan en las plantas bajas, o vegetales que crecen entre las fisuras del hormigón, no solo son cosas que se ven en el Centro, sino también en el Cordón, a lo largo de todo 18 de Julio.

Casas que estropean principal avenida

La identificación de construcciones con sus fachadas de frente a 18 de Julio abandonadas total o parcialmente, es una tarea que permite establecer oportunidades de inversión, sustituyéndolas por nuevas obras o reciclando lo existente.

Para el arquitecto Raúl Velázquez, la avenida 18 de Julio ha mejorado respecto a su aspecto después de la crisis económica de 2002.

"El Centro sigue teniendo ofertas culturales y comerciales en cantidad, y trabaja mucha gente, pero la recuperación debe pasar por una repoblación, lo que implica la recuperación de esos edificios que están en estado calamitoso. La complicación se da porque el mercado inmobiliario no va para ese lado, tiene una tendencia fuerte sobre la costa y la ley de promoción que otorga beneficios a quienes construyan en determinadas zonas, entre ellas el Centro, no ha tenido un efecto tan explosivo sobre 18".

Con la nueva normativa de la década de 1950 se pretendió darle a la principal avenida, trazada sobre el punto más alto de la topografía, una altura de 36 metros, equivalente a 12 pisos. Sin embargo, nunca se completó, y los edificios antiguos quedaron conviviendo con los nuevos, como ocurrió durante un tiempo aunque no en forma tan ostensible en la Avenida del Libertador.

"Hay una cantidad de construcciones viejas, que se hicieron desde 1930 y no se sustituyeron y en algunos casos permanecen entre dos edificios altos y aparecen como una muela cariada", dijo a El País el arquitecto Raúl Velázquez.

En 18 de Julio, desde la Plaza Independencia hasta Ejido hay solo dos fincas de una planta, el Palacio Santos en Cuareim, y el Estévez en Florida. Desde la calle Ejido hasta el Obelisco, en cambio, se cuenta casi una decena que siguen batallando en una especie de "guerra tipológica", como la define el investigador Velázquez.

El arquitecto Mariano Arana, intendente de Montevideo durante dos períodos, dijo a El País que de Ejido al Obelisco hay muchas edificaciones relevantes, como en el Centro, por ejemplo el de 18 y Vázquez, caracterizado por dos cúpulas y recuperado el año pasado, en donde funcionara el Bar Capitol. De todos modos, agregó que se asombra por la cantidad de edificios "muy poco compatibles con la calidad de la avenida", así como por la presencia de zapaterías. "No sé porqué hay tantas zapaterías enormes, pero no solo en el Centro, también en 8 de Octubre, en Colón, en el Paso Molino".

La agonía eterna de un esqueleto

Desde hace varias décadas la postal de 18 de Julio y Tacuarembó es un edificio abandonado. Para posibilitar su recuperación por parte de un inversionista, la Intendencia aprobó en 2012 una importante quita a su deuda que superaba los US$ 3 millones. El último esqueleto de 18 de Julio fue adquirido por la firma Nation S.A., a la que se le dio un plazo de 120 días para regularizar su deuda. Como contrapartida, la Intendencia de Montevideo se comprometió a hacerle una quita del 75% del Impuesto a la Edificación Inapropiada a las unidades que integran el inmueble. El decreto aclaraba que si las obras no terminaban en un plazo de 36 meses, se reactivaría la deuda original, con las multas y los recargos correspondientes.

En medio de ese proceso y mientras se realizaban juicios de desalojo apareció un nuevo adquirente de la Galería Costa, una persona física, y una prórroga de los plazos. Más allá del entramado jurídico y económico muy enrevesado, el esqueleto perdura, deteriorándose año tras año, mientras solo funcionan algunos locales comerciales en la planta baja.

La estructura inacabada se suma a otras que existen Montevideo, como la del Edificio Varela (en la intersección de esta avenida con la exPropios).

Según informó en aquel año a la Junta Departamental el director de Recursos Financieros de la Intendencia, Arturo Echevarría, las soluciones planteadas para esos dos edificios son excepcionales, por la gravedad de las situaciones planteadas, que entre otras cosas generan inseguridad.

"Se trata de edificios en los cuales no estamos tratando de contemplar al deudor sino que la intención es que la ciudad vuelva a tener esos edificios en condiciones de ser habitados, o sea, que vuelvan al "negocio de los hombres", como creo que dice el Código Civil, que vuelvan al ámbito en que esas propiedades se pueden volver a comercializar o se pueden terminar y ser habitables", dijo el jerarca de la Intendencia.

En 18 y Pablo De María un edificio está desocupado y revela deterioro en balcones. Foto: A.Martínez.
En 18 y Pablo De María un edificio está desocupado y revela deterioro en balcones. Foto: A.Martínez.
Foto: Agustín Martínez.
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Foto: Agustín Martínez.
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