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La Ferrari

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Los resultados con que la estatal Ancap cerró el ejercicio 2014 no pueden sino llamar a todos a la reflexión.

La empresa (de todos los uruguayos, como el Frente Amplio y su brazo sindical se han encargado de recordarnos desde las tribunas y los panfletos durante tantos años) no ha hecho sino aumentar en 2014 las ya escandalosas pérdidas reportadas en 2013.

Ancap perdió el año pasado 323 millones de dólares. Es decir, perdió 323 millones de dólares que son (eran, mejor dicho) nuestros. Y lo que perdió en 2014, que se viene a sumar a lo mucho que ya se había perdido en 2013, habrá que pagarlo. ¿Adivinen quién lo pagará? Nosotros. Los mismos de siempre.

Para colmo, nos venimos a enterar ahora que el patrimonio de Ancap (o sea, el nuestro) bajó de los 1.151 millones de dólares que la empresa estatal reportaba en 2012 hasta los 441 millones de dólares de 2014. La empresa tiene hoy un nivel de endeudamiento que es cuatro veces mayor que su patrimonio.

¿Qué pasaría si esto sucediera en una empresa privada? Rodarían cabezas. Los dueños exigirían respuestas. Habría consecuencias. En Ancap las cabezas no ruedan, sino que son confirmadas en sus cargos. Los dueños, que son todos los uruguayos, están más preocupados por los partidos de la Copa América que por cientos de millones de dólares que se han volado. Y no hay consecuencias para nadie. Los mismos que perdieron este dinero, que es de todos, siguen en sus cargos y tomando todos los días decisiones que nos involucran a todos.

Ancap fija el precio del combustible. No tiene competencia. Eso le permite darse el lujo de tener el combustible más caro del continente. Y aún así perdió 91 millones de dólares en 2014 por este negocio.

Ancap pierde decenas de millones de dólares por su negocio cementero. Los privados, que hacen la misma tarea, con menos personal, son socios de Ancap y ganan fortunas. ¿Es normal?

Todavía recuerdo las cosas que el Frente Amplio decía cuando, durante la gestión del economista Eduardo Ache, Ancap había reportado pérdidas millonarias en dólares por un negocio realizado en Argentina. Hoy en día, muchos de los que quedaban afónicos denunciando aquella gestión y clamando que una empresa como Ancap no podía perder dinero se van silbando bajito cuando se conocen los pésimos resultados que la empresa estatal acaba de reportar. Resultados desastrosos que nunca nadie soñó que una empresa monopólica podía reportar algún día.

"Uruguayos haciendo el futuro Uruguay", rezaba la publicidad en la que Ancap nos mostró, en los últimos diez años, sus logros.

Los resultados que desde el año pasado han comenzado a salir a luz parecen mostrar una realidad bien diferente. Una gestión donde se pierde hasta en aquellos negocios donde parecía impensable que Ancap pudiera perder el dinero de todos.

¿No hay responsabilidades políticas? ¿Se hizo todo bien? ¿Es posible que a uno le den una Ferrari, como Ancap, y la choque al mejor estilo de Arturo Vidal? - [email protected]

La Columna de Pepe preguntón

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