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La esquina más cosmopolita está en Durazno y Jackson

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Encuentro: la invitación la realizan a través de la plataforma Couchsurfing. Foto: El País

Extranjeros se reúnen para intercambio cultural y conseguir alojamiento.

Si uno ingresa un jueves después de las nueve y media de la noche al bar ubicado en Durazno y Jackson, probablemente escuche más inglés que español. En ese lugar, al menos 15 personas de distintos países se reúnen una vez por semana para departir e intercambiar experiencias culturales.

Los encuentros se avisan a través de Couchsurfing, "un Facebook" de viajeros que sirve para ofrecer y pedir hospedaje, y facilitar contactos entre extranjeros. En general, cada ciudad tiene una reunión semanal en un lugar. En Montevideo, se realiza desde hace cuatro años en el Bar Kalima, en el corazón del barrio Cordón, en donde ya disponen todos los jueves de noche varias mesas reservadas para la ocasión.

Es un grupo espontáneo: no hay un verdadero organizador del evento, la reunión se crea en la web de esta red social y la gente asiste. Si bien suelen ir casi siempre tres uruguayos y un mexicano, todas las semanas se acercan al menos tres personas nuevas. "No hay semana en que no venga un brasileño de San Pablo", contó Manuel, ingeniero industrial de 33 años. La cantidad de asistentes oscila entre 15 y 40 personas.

"Cuando uno va a reuniones que van extranjeros, es como viajar un poquito sin salir de la ciudad", resume Manuel, el ingeniero industrial que desde hace cuatro años acude a estos encuentros.

Paula, la dueña del local, observa que al principio venían jóvenes y turistas "de paso". Pero luego empezó a detectar que migrantes que viven en Uruguay son asiduos participantes de las reuniones.

Oswaldo es un ejemplo paradigmático. Este mexicano, programador informático de 35 años, vive en Montevideo hace casi cinco años. Y no se pierde casi ninguna de las reuniones.

Alojamiento e idiomas.

Si bien muchos visitantes pueden pedir alojamiento gratuito en la plataforma desde la PC o el celular, deciden acudir al encuentro para solicitarlo en persona.

Según Paula, la dueña del lugar, son "muchos" los que arriban con esta inquietud "a último momento". "En algunos casos tienen suerte y en otros no", indicó.

Y los propios uruguayos saben que en ese lugar hay interesados en pedir alojamiento. Y van a esperar esa inquietud para luego pedirles una contrapartida: "Para la semana o mes próximo me puedo quedar en su casa en San Pablo, por ejemplo", contó Manuel.

El encuentro oficia como un "instituto" de inglés. "Ir a una reunión y hablar con cinco indios de India, con todas las barreras culturales que tenemos, es muy nutritivo. Es el verdadero inglés que se habla en el mundo", apuntó Manuel.

Los extranjeros que vienen también llegan con la idea de practicar español. "Así que se trata de que ellos nos ayuden a practicar inglés, pero también nosotros a ellos nuestro idioma", agregó Oswaldo.

Como las nacionalidades son variopintas, ha habido jornadas cuya lengua aprendida ha sido el ruso.

Historias y viajes.

El lugar ha sido el comienzo de decenas de historias entre viajeros extranjeros y uruguayos. Por ejemplo, la de una mujer brasileña, que pidió alojamiento a Manuel por dos semanas. Al final, terminó quedándose por dos meses. En ese período, llegó a conocer a la familia del uruguayo. El vínculo no duró más que ese plazo. "Manuel: me voy, quiero seguir viajando", le dijo. Hizo sus valijas y se fue.

Compartir experiencias es lo que más buscan los extranjeros. Por eso, Kalima es el punto para que muchos organicen paseos. "Hay gente que busca personas con quienes viajar", manifestó Oswaldo.

Los temas de conversación son variados. Las noticias de acá y de allá son recurrentes.

Con la ola de venezolanos que llega a Uruguay —para este año Cancillería espera que arriben 2.340 desde el país petrolero—, son muchos los que escapan de la crisis y se reúnen en este bar. Según los testimonios, son muy críticos contra el gobierno de Nicolás Maduro.

Con la marihuana legalizada y la venta diaria en las farmacias, no son pocos los extranjeros que visitan el lugar preguntando dónde se puede conseguir la droga.

Servicio con calificación de los usuarios.

Al igual que muchas plataformas que han irrumpido en Uruguay en los últimos años, como Uber y Airbnb, Couchsurfing (con cientos de usuarios uruguayos) funciona con un sistema de recomendaciones de los usuarios. Los visitantes pueden hacer comentarios sobre cómo fue la estadía con una persona y calificarlo con un "Sí, le recomiendo" o "No le recomiendo".

Couchsurfing pide al usuario que escriba las palabras que el usuario dice en público "cómodamente", ya que una vez formulada, no se puede eliminar ni editar.

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Encuentro: la invitación la realizan a través de la plataforma Couchsurfing. Foto: El País

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