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Hasta US$ 225 mil por doce años en el colegio más caro

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Foto: Darwin Borrelli

Los colegios de elite

Idiomas, hostelería y estatus; parte de la oferta de “elite”.

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Hay un pizarrón, hay bancos de clase y alumnos que ocupan esos bancos, como en cualquier escuela. Hay un programa que seguir, hay quien enseña sobre Artigas y un libro que sigue demostrando que 2 + 2 = 4, como en cualquier lado. Pero, ¿en qué intentan hacer la diferencia los colegios más caros del país? ¿Qué hace que un padre prefiera invertir entre US$ 120 mil y US$ 225 mil por 12 años de educación de su hijo en lugar del equivalente en una casa en el Prado o un auto para cada integrante de su familia?

Dicen que en Uruguay no hay ricos, al menos no para ingresar en las listas de los selectos multimillonarios del mundo. Tal vez sea eso, o la manía casi batllista de identificarse con la clase media, lo que hace que en el país no existan los colegios de "elite" —al estilo de los reyes europeos o de la serie homónima que puede verse en Netflix. Pero los detalles, y una cuotas que superan los 29 mil en el liceo, tienen su por qué.

A los alumnos del colegio más caro de Uruguay les queda menos de un mes de vacaciones. El 7 de febrero, cuando sus pares uruguayos aún estén dándose un chapuzón en la playa, los estudiantes del Uruguayan American School comenzarán el año lectivo. O, mejor dicho, el semestre. Porque su calendario educativo coincide con el hemisferio norte y ahora solo les queda el último trecho del año.

Esa coincidencia con los tiempos de otros países, que también se extiende a los programas de estudio, es para Matthew Beata uno de los distintivos de la institución que dirige. "En el American los estudiantes pueden titularse con el diploma uruguayo, con el bachillerato internacional que les facilita el ingreso a las universidades europeas, o con el bachillerato norteamericano que los deja en igualdad de condiciones a quienes egresan de un liceo en California o Nueva York".

En "El American" —como se le llama en criollo a este colegio de Carrasco Norte— las fotos de cada generación se parecen a una publicidad de esas revistas europeas de multiculturalismo. Es que de los 300 alumnos que integran la institución, una cuarta parte son uruguayos, una cuarta parte estadounidenses y el resto de más de 30 nacionalidades.

"Nuestros programas, y nuestro calendario invertido, están pensados para que los hijos de diplomáticos o de empresarios de multinacionales puedan venir al colegio sin que les afecte su trayectoria educativa", explicó Beata. Hasta la comida —que se cobra aparte de los $ 42.896 que sale la cuota mensual en Primaria— está pensada para que tenga una variedad tal que no afecte a la integración del alumnado. De ahí que sea frecuente encontrar desde chop suey de cerdo, con verduras, reducción de soja y miel y arroz aromático, hasta las clásicas milanesas de berenjena o el pollo al curry; todo bajo el sello de la mediática Ana Durán.

Pese a esta impronta internacional, El American es made in Uruguay. Fue fundado hace 60 años por un grupito de uruguayos y estadounidenses que querían "sacar lo mejor del sistema de cada uno de sus países". Por eso, bromea su director, el deporte "es algo que no puede faltar". En especial, el colegio se ha destacado en competencias internacionales de básquetbol, bajo la dirección de Jeff Granger.

El deporte es también uno de los distintivos del segundo colegio más caro: The British School. A solo tres cuadras de El American, El British sobresale por sus más de seis hectáreas con todo tipo de canchas, incluyendo una de rugby en la que aprendió a jugar el senador Pedro Bordaberry.

La infraestructura deportiva suele ser uno de los distintivos. Foto: El País
La infraestructura deportiva suele ser uno de los distintivos. Foto: El País

Al menos tres precandidatos a la Presidencia de la República son exalumnos del British: los colorados Ernesto Talvi y José Amorín Batlle, y el nacionalista Luis Lacalle Pou. Incluso a algunos de ellos es frecuente verlos en las obras de teatro de fin de año, uno de los hitos del colegio que utilizan una infraestructura que es la envidia de cualquier compañía de comedia musical del país.

No es casualidad que a estos colegios de "elite" acudan algunas celebridades o sus hijos. Es que además de la hostelería, el deporte y el bilingüismo, los institutos más caros suelen valorar el estatus social.

El sociólogo alemán Max Weber explicaba que las propiedades, el prestigio y el poder (las tres "P") hacen a la posición que un individuo ocupa en la sociedad. Luego otros autores se encargaron de complementar esa teoría en el entendido de que el grupo de pares permite mantener ese posicionamiento. Dicho en un lenguaje sencillo: es más fácil que mi hijo consiga determinado trabajo si sus compañeros de clase son hijos de grandes empresarios.

Pese a estos puntos en común, entre los colegios más caros hay una especie de línea imaginaria que divide a los dos más caros del resto de la tabla. Así los señalan los cálculos de Sofía Merzario. En 2014 esta contadora había decidido cambiar de colegio a su hija mayor. Fue entonces que le salió la profesional de adentro y empezó a calcular los distintos precios. Pero como hay instituciones que ofrecen toda la escolarización, otras tienen matrícula de reinscripción o las cuotas varían entre 10 ó 12 al año, se tomó el trabajo se ponderar todas esas variables (ver tablas).

De ahí que los colegios que integran el quinteto de los más caros, no necesariamente lo sean para un año específico, sino en el hipotético caso de que un hijo suyo cursara toda la escuela y el liceo.

Es así que se concluye que la mayoría del "santoral inglés", como se conoce a los colegios que llevan nombres de santos anglosajones, tiene un precio similar a los colegios vinculados con una nacionalidad (Colegio Alemán, Lycée Français, Scuola Italiana o la Escuela Integral Hebreo Uruguaya).

En cualquiera de estos centros educativos hay un especial énfasis en las lenguas extranjeras y en diez de ellos hay un programa de bachillerato internacional.

Inglés en escuelas. Foto: Archivo / Agencias
Foto: Archivo

El St. Brendans School es el único de ellos que ofrece la escolarización completa, desde los tres años, bajo los programas de bachillerato internacional. Quiere decir que su currículo es compatible con el de cualquier otro colegio en el mundo que use ese "sello de garantía". Es que el IB (International Baccalaureate) es como "las normas ISO 9000 pero de auditoría de calidad educativa", explicó la directora del colegio, Jimena Taboada.

Algunos colegios religiosos, como el Seminario o el Jesús María, también están en el rango de los US$ 100 mil por 12 años de educación. Y al igual que la mayoría de instituciones, viene aumentando las cuotas de acuerdo con la evolución de la inflación.

Los privados captan al profesional

"En casa de profesional, los hijos van a colegio privado". Así podría ser el dicho popular y, a juzgar por la estadística, sería cierto. De todos los escolares matriculados en el sistema público, solo el 3% declara tener al menos un padre con título universitario. Puede que la cifra sea un poco mayor, porque no todos los niños están ingresados al sistema con los datos de ambos padres, pero, ni en el mejor de los casos, llegaría a superar al 5%, según releva el programa GURÍ. El nivel educativo alcanzado por los padres conforma lo que los técnicos llaman "el clima educativo del hogar". Según los expertos, es uno de los diferenciales más notorios en el desarrollo que tienen los niños, sobre todo a temprana edad, y suele estar vinculado a los resultados educativos alcanzados. Aun así, las pruebas PISA de 2015 demostraron que a igual contexto socioeconómico, no había diferencias sustanciales entre los colegios privados y los públicos.

Más sueldo para menos rotación

Los docentes de los públicos y privados se forman en las mismas instituciones y bajo los mismos programas. Incluso para que un colegio esté habilitado tiene que seguir los lineamientos de la currícula oficial. Los privados, así lo demuestra el censo docente que realizó la ANEP, tienen menos porcentaje de maestros y profesores titulados. Pero, en cambio, también tienen menor rotación docente. Según la encuesta docente que realizó el Instituto Nacional de Evaluación Educativa, en 2015, en el último año el 22% de los maestros del sistema público había cambiado de escuela y en los privados el porcentaje se reducía a la mitad. Los altibajos financieros son, en definitiva, los que suelen marcar el dinamismo de las instituciones privadas, centros que han aumentado el salario docente en menor porcentaje que en los públicos. El Observador informó que el British redujo su plantilla en 40 trabajadores, la mayoría de ellos jubilados.

En el interior es todo "mucho más barato"

En las escuelas privadas y habilitadas del país estudiaron el año pasado 51.549 alumnos. Más de la mitad de ellos lo hizo en instituciones de Montevideo, donde la oferta es mayor y a su vez donde existe más demanda. Pero la concentración de población en la capital no equivale a que las cuotas de esos centros educativos sean más baratas, al contrario. La prueba más sencilla es fijarse la oferta de colegios católicos que, por estar agrupados y tener una gran penetración territorial permite la fácil comparación. La anualidad en la Primaria en Montevideo cuesta, en promedio, $ 90.815. En el interior, en cambio, sale $ 52.713. Esta notoria diferencia se mantiene en todos los niveles y solo se acorta la distancia en Inicial, según el último censo de colegios católicos. Más de la mitad de los colegios cuesta menos de $ 70 mil al año.

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