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Niños quedan "relegados" en la escuela por ser veganos

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Reglamento: los estudiantes solo pueden llevar alimentos de sus casas para las meriendas. Foto: archivo El País.

EDUCACIÓN

Los alumnos no pueden llevar su almuerzo y Primaria exige a los padres que garanticen una correcta nutrición.

Suena el timbre. Es la hora del almuerzo en la escuela. Los niños se sientan y esperan la comida. Cuando llega el plato, algunos de ellos no saben qué hacer con él. Son hijos de padres veganos o vegetarianos que están en el medio de una batalla entre el sistema educativo y una filosofía de vida, minoritaria pero pujante, para la que aún no hay solución. Los menús de las escuelas públicas uruguayas no tienen previstas excepciones para niños que no pueden comer determinados alimentos por decisión de sus padres. Por el momento en los centros de enseñanza eso se subsana eliminando la pieza alimentaria prohibida del plato del niño. ¿El problema? No se sustituye con otra que compense el faltante.

Tiziano (7) se pasaba desayunando pan y agua. En los almuerzos comía arroz blanco o vivía a ensaladita "sin semillas". Iba a una escuela de tiempo completo en Colonia. Pasaban los días y el niño, según cuenta su madre, iba perdiendo los nutrientes sin ninguna solución. "Ni siquiera le daban cereales y legumbres que, para quienes somos veganos y no comemos ningún producto ni proteína que derive de animales, es nuestra compensación alimenticia", se queja Lourdes González, mamá del pequeño y docente de Educación Física en la UTU. Al mes, a Tiziano lo cambiaron de centro educativo.

Como el caso de este niño, Primaria va recibiendo en cuentagotas las quejas de padres que, por razones no médicas, quieren una dieta específica para sus hijos. Israel es considerado el país con más veganos per cápita. Se estima que allí el 6% de la población no ingiere nada que provenga de un animal. En América Latina la cifra cae a menos del 3% y en Uruguay, si bien no hay datos, "es de esperar que haya menos por la fuerza de la cultura carnívora", dijo González.

En concreto, la Dirección de Programa de Alimentación Escolar solo analizó dos casos de niños veganos este año, y eso que "se reparten cerca de 277 mil comidas al día", explicó Graciela Moizo, titular del Programa. Puede que haya otros casos, de hecho las autoridades saben de más, pero estos se dirimen directamente en cada centro educativo o los padres optan por cambiar a los niños de escuela.

El Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) resolvió, el año pasado, que los padres "podrán retirar a los niños a la hora 12:00 para almorzar, debiendo restituirlos al centro docente (sic) a la hora 13:00". Pero en la práctica, explicó Moizo, se opta "por sacar las proteínas del menú" y se les exige a los padres, a veces en acta firmada, que "dejen constancia que es responsabilidad de ellos la decisión de lo que a sus hijos les falte en la alimentación". Algunos adultos, incluso, envían a la escuela los resultados de los controles pediátricos de rutina para que las maestras estén al tanto.

Cuando hay una razón patológica, como en los casos de diabetes o hipertensión, no hay dos lecturas: "Se sigue al pie de la letra lo que ordenan los facultativos", explicó la directora del Programa. Pero no es posible cuando la razón es "filosófica".

Los integrantes de la Unión Vegana y Vegetariana del Uruguay dicen que comer carne también es "una filosofía" o una opción.

Su postura se sustenta en que la Organización Mundial para la Salud entiende que las dietas veganas también pueden ser saludables.

El crecimiento de la demanda de productos veganos, según González, es fruto de que "la sociedad fue aceptando que son cuestiones culturales y que en Uruguay ya se está en la generación en que niños son veganos desde que nacen".

¿Cómo debe actuar una escuela que, por definición, es pública?

Se respeta el derecho del padre a decidir sobre la alimentación de su niño […] y la forma factible es el complemento del padre al (alimento) que la escuela le puede dar, explicó Moizo.

Los niños no pueden llevar el almuerzo de su casa porque están reglamentados. Pero, concluye la directora, "pueden traer las proteínas en las meriendas".

Una dieta "posible, pero difícil"

El exceso de azúcar, sal y grasas "explican la epidemia de enfermedades" crónicas que hoy enfrenta la humanidad, dice María Rosa Curutchet, de la Asociación Uruguaya de Dietistas y Nutricionistas. Pero eso no significa, aclara, que evitar el consumo de carnes sea más saludable. El ser humano es omnívoro (como animales y plantas) y se ha demostrado que desde que comenzó a comer carne ha aumentado su talla y rendimiento. Curutchet dice que "llevar una dieta vegana es posible, aunque difícil".

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