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Un 10% llega a sexto de escuela habiendo faltado más de un año

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Faltadores: la directora de Primaria, Irupé Buzzetti, dice que hay núcleos de población “muy vulnerables” en los cuales los valores de responsabilidad “son laxos”. Foto: archivo El País

Educación

Advierten que es “germen de deserciones” en el liceo y UTU.

Dicen que ir a clase, todos los días, es el mejor antídoto contra el fracaso escolar. Y hay 3.155 alumnos que llegaron a sexto de escuela sin la "dosis" deseada de ese reactivo. En su trayectoria educativa han faltado más de 200 días o, lo que es lo mismo, más de un año lectivo entero.

En algunos casos (los menos) es la consecuencia de una enfermedad que los dejó fuera de combate por mucho tiempo. Pero, por lo general, la explicación pasa por una frase que repiten en las reuniones de la ANEP: "Hay infancias difíciles".

La prueba está en que en los departamentos más norteños, así como en Maldonado y el oeste de Montevideo, donde hay más necesidades básicas insatisfechas, también hay más inasistencia. En palabras de la directora de Primaria Irupé Buzzetti: "Existen núcleos de población muy vulnerables y los valores de responsabilidad se tornan más laxos".

Sucede que estas familias "valoran mucho menos la movilidad social que representa una buena escolaridad y los mandan (a los niños) cuando se levantan", cuenta la directora. De hecho los datos demuestran que en las zonas rurales, donde los factores climáticos tienen una incidencia mayor, el acumulado de faltas es inferior al de las zonas de contexto crítico.

Si bien estos escolares son una "minoría" entre los 40.000 que están cursando sexto año (son uno de cada diez), el Consejo de Primaria advierte que esta actitud hacia la escuela "puede ser el germen de las futuras deserciones en la educación media básica" y una manera de actuar que se extiende al "resto de los ámbitos que atravesará esa persona".

¿Por qué? Un estudio de la Facultad de Psicología de la UdelaR demuestra que los alumnos que han tenido que superar obstáculos escolares, y por ende tuvieron una línea ascendente de esfuerzo, tienen mejores logros futuros que aquellos a los que "nada les cuesta". Sin ir tan lejos, el cúmulo de inasistencias tiene otras consecuencias. La más "obvia" está vinculada a los saberes: cuán preparados están los alumnos para manejar conceptos de lengua, de matemáticas y ciencias. Le sigue el aprendizaje de valores, la pertenencia a un lugar, el grupo de amigos y la responsabilidad. Y, por último, la "pérdida de secuenciación" con la que se enseña en la escuela, enumera Buzzetti.

Estas consecuencias no solo repercuten en aquellos que llegan a sexto de escuela con más de 200 faltas. El Monitor Escolar viene detectando que la cantidad de asistencias insuficientes es el talón de Aquiles de Primaria. Así como la repetición descendió y alcanzó su mínimo, el año pasado se dio el pico máximo de estudiantes que asistieron a clase más de 70 días pero menos de 140.

El año pasado hubo 30.670 escolares con asistencia insuficiente (12,6% del total), superando incluso al pico de 2009 cuando la epidemia de la gripe AH1N1 había incrementado la cantidad de faltas. Y si se compara la cifra con el año anterior, implica un aumento de más de cuatro puntos porcentuales. Eso sí: en 2017 hubo ocho días lectivos menos, haciendo que los alumnos hayan tenido "menos chances" de asistir.

Las escuelas Aprender, que trabajan con la población más vulnerable, son las que mostraron la mayor parte de asistencias insuficientes: uno de cada cinco alumnos faltó al menos 40 días en 2017. Por el contrario, en las escuelas donde los futuros docentes hacen sus prácticas el porcentaje cae al 7%.

Caso a caso.

Aunque parezcan datos básicos, previo a la implementación del programa informático GURI, en 2013, era imposible obtener el seguimiento individualizado de los alumnos. Dicho de otro modo: recién para los niños que hoy cursan sexto de escuela y nunca repitieron se puede conocer, uno por uno, toda su trayectoria escolar, cuántas veces faltaron y los motivos, sus calificaciones y las observaciones.

Gracias a esta plataforma fue que este año los consejeros de Primaria conocieron el caso de una niña de Artigas que había llegado a sexto año con más de 200 faltas. Aunque en ese caso la causa era una enfermedad y hubo un "complemento educativo" a través del uso de tecnologías fuera de clase, el caso sirvió para ampliar el horizonte y ver qué estaba sucediendo con el resto de los escolares de sexto año.

El sistema GURI le advierte a la inspección departamental cuando un alumno falta más de tres veces seguidas y ahí comienza un protocolo: ubicar al estudiante o a sus responsables, entender la situación y establecer una estrategia para que, de poder hacerlo, vuelva cuanto antes a la escuela; que además de laica y gratuita, es también OBLIGATORIA.

EN PRIMARIA

Baja 27% la retención de asignaciones familiares

Casi la mitad de los niños que el año pasado dejaron de percibir las asignaciones familiares, por no acudir al centro educativo, eran escolares. Pero en un documento que Primaria acaba de enviarle al Banco de Previsión Social (BPS) se constata una reducción del 27% de las retenciones en ese sistema.

Hay 2.700 alumnos que, a priori, no figuran matriculados en el sistema cuando tendrían que estarlo. Pero puede que la cifra se reduzca a medida que se depure la base de datos. Por ejemplo, hay unos 270 que se fueron al exterior; 130 no estaban en la nómina porque habían pedido pase de escuela a último momento; y 200 cambiaron a un colegio privado.

Esta es la octava fiscalización que se realiza desde que fue aprobado el decreto de control de los estudios para el otorgamiento de las asignaciones familiares, en el año 2013.

El decreto vigente establece dos instancias de regularización: en julio para quienes no se matricularon y en noviembre para quienes no asistieron a clase. Pero la ANEP debe pasar la información al menos un mes antes. Cuando la persona regulariza su situación o acredita que estaba en lo correcto, el BPS rehabilita el beneficio "de forma inmediata".

Durante estos años de implementación, la medida no ha estado exenta de polémica. Las autoridades del Ministerio de Desarrollo Social, en particular la minis-tra Marina Arismendi, han criticado la eficacia de esta política. En cambio, los consejeros de Primaria han sido defensores de las medidas de persuasión para que "todos vayan a clase todos los días".

Solo las inasistencias injustificadas cuentan para la retención de las asignaciones familiares. Por tanto, el cúmulo de estas faltas "da cuenta de una familia que ni siquiera se preocupa en mandarle una cartita a la maestra para explicar por qué se ausentó el niño", había dicho a El País el consejero Héctor Florit. Y concluyó: "La norma hay que cumplirla y no admite titubeos".

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