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El lento fin de las escuelas de un turno

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Foto: Fernando Ponzetto

Educación

Padres y autoridades de la educación coinciden en extender el tiempo pedagógico

Aquello de que los niños "aplicados" van a clase por la mañana y los "vagos" lo hacen por la tarde, más allá de ser un mito, en unos años carecerá de todo sentido. Aquella imagen de los escolares corriendo a tomar el ómnibus al mediodía, unos apurados para llegar antes de que suene el timbre y otros para irse a sus casas, quedará obsoleta. La escuela pública uruguaya cabalga hacia las jornadas de tiempo completo, a un ritmo que se parece más al paso que al trote o al galope.

Uno de cada seis niños se quedó sin cupo para ingresar a la escuela de tiempo completo que sus padres habían elegido para este 2018. La demanda del llamado "doble turno" crece año a año, acorde aumentan las dificultades de las familias para cuidar a sus hijos y conforme se reclama un enseñanza más "integral" u2014eso que antes era un lujo de quienes se podían costear un colegio privado. Hoy la escuela pública da la comida, las vacunas, la computadora, las clases deportivas, las artísticas y las lenguas extranjeras.

Pero más que un reclamo, esta tendencia es una apuesta de las autoridades de la educación u2014una de esas pocas políticas en las que hay consenso en la casi totalidad de los actores. Es que "Uruguay sigue teniendo una escuela de poco tiempo: el año lectivo es corto, la jornada escolar es corta, el número de asuetos es muy alto y también son muy altas las inasistencias", reconoció Héctor Florit, consejero de Primaria. Un alumno uruguayo va a clase, si es que va siempre, unas 720 horas al año. Un japonés acude más de 1.300 horas.

Si bien nada hace pensar que un niño aprenda más por exponerse más horas a un aula, sí está comprobado que "la escuela pública accede a lugares a los que hay muy poca oferta de servicios públicos y, en ese sentido, es necesario universalizar el derecho de los padres de que sus hijos encuentren un cupo en los centros de tiempo extendido o completo".

El Consejo de Educación Inicial y Primaria hizo malabares para que, aun con un magro presupuesto, se extienda el tiempo pedagógico en 15 escuelas más para el 2019.

El año lectivo comenzará con siete nuevas escuelas de tiempo extendido, lo que elevará en 1.328 los cupos. Se trata de propuestas de siete horas: un turno clásico con una maestra y en el contraturno los estudiantes participan de talleres. Ocho escuelas, además, se transformarán en tiempo completo; un formato de seis horas y media con un único maestro a cargo. Y siete centros que ya son de tiempo completo, abrirán un grupo más cada uno.

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Así las cosas, durante el 2019 serán 343 las escuelas que ya tendrán un tiempo pedagógico de doble turno.

La universalización de la propuesta de tiempo pedagógico extendido "está siendo muy lenta", criticó Juan Pedro Mir, quien fue uno de los impulsores para que, al término de este período de gobierno, haya más de 400 centros educativos bajo esta modalidad. Prueba de esta lentitud, dijo, "es que en la oferta privada crece la matrícula en la extensión pedagógica mientras cae en la parcial y que hay escuelas públicas que se desbordan enseguida".

La Escuela Brasil es un ejemplo. Suele tener una demanda muy superior a su capacidad locativa y las autoridades ya visualizan que hay padres que desisten hasta de hacer el intento de encontrar un cupo allí.

Pese a que en la ANEP aún confían en que se llegará a la meta trazada, saben que es difícil teniendo en cuenta que la planificación era en base a un presupuesto del 6% del PIB y apenas se supera el 5%. Para la extensión del tiempo pedagógico, más allá de voluntad, es necesario dinero: un niño cuesta $ 52.182 al año en la escuela común y $ 94.680 en la escuela de tiempo completo.

Florit reconoce que apretar el acelerador es una prioridad, porque "hay servicios que si no los acerca la escuela, no los acerca nadie; no existe un plan B".

El arte es un buen ejemplo. Las escuelas de música apenas cubren al 1,5% de la matrícula escolar. Si los talleres de música pasan a ser una extensión de la escuela obligatoria, el acceso ascendería a 340 mil niños.

Eso sí: Mir advirtió que la escuela de doble turno tiene sentido si hay una "intencionalidad pedagógica, profesionalidad y mejora de la calidad". A su entender, "es tan mala la inasistencia de los niños como el exceso de exposición cuando no hay una estrategia clara".

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