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El 25% de jóvenes pobres queda fuera del liceo y de la UTU

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Por fuera: los varones pobres son los más desvinculados.

Educación

Cobertura educativa en adolescentes es de las peores de la región.

"El dinero no es todo, pero cómo ayuda". Sobre todo ayuda a que los adolescentes asistan al liceo o a la UTU. De los jóvenes de entre 15 y 17 años más ricos, la casi totalidad (97%) está en la educación obligatoria. Pero entre los más pobres, de esa misma edad, uno de cada cuatro está fuera del sistema.

El ingreso de los hogares es determinante en la desigualdad de cobertura de la enseñanza uruguaya. Así lo revela un estudio del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) publicado ayer. Y aunque la brecha disminuyó 16,6 puntos porcentuales en la última década (pasa de 38 en 2006 a 21,4 en 2017), sigue siendo una distancia "significativa".

De hecho esta brecha de asistencia es similar a la que América Latina tenía en 2006 y, por tanto, sigue siendo "peor" que el promedio de la región (con cifras muy similares a las que tiene Paraguay).

"En Uruguay el sistema sigue siendo muy selectivo", explica el director ejecutivo del Ineed, Mariano Palamidessi. Dicho de otro modo: "Secundaria sigue funcio-nando bien para lo que ha-cía antes: seleccionar a los alumnos".

Hoy la educación obligatoria llega hasta el término del bachillerato, un cambio que atravesó toda la región. Pero en Uruguay parecería que hay un punto que, pese a la obligatoriedad, se comienza a filtrar al estudiantado. Hasta el término de la escuela la cobertura está universalizada. En los primeros años de la educación media ya empieza a notarse el desajuste, aunque el "efecto de inercia" hace que la brecha entre ricos y pobres no sea tan dramática (son cuatro puntos porcentuales). Y luego sí la estadística "rompe los ojos".

Pero el dinero no es el único filtro. Las mujeres sobreviven a la educación media mejor que los hombres. De las estudiantes de entre 15 y 17 años, el 86% asiste a un liceo o UTU. Entre los alumnos varones, el porcentaje cae cinco puntos. Eso sí: al igual que con los ingresos del hogar, la brecha se está recortando.

En lo que no existe brecha es entre el estudiantado del interior y de Montevideo. En ambas regiones la cobertura es casi idéntica (apenas mejor en la capital). Hace una década la diferencia era más marcada (de seis puntos porcentuales), pero fue achicándose hasta quedar en un punto.

"Esto también indica que las desigualdades en el acceso a la educación entre los quintiles extremos en este tramo de edad no es una problemática que se concentra en la capital, sino que atraviesa a todo el país", dice el informe del Ineed.

Según Palamidessi "la extensión de la obligatoriedad (hasta sexto año) debería forzar otros cambios; el tema es que Uruguay no está haciendo los cambios que tiene que hacer: se sigue contratando a los docentes de la misma forma; la currícula, las asignaturas y las estructuras son las mismas".

El estudio confirma que la ANEP no logrará la meta quinquenal de que el 91% de los jóvenes de 17 años asistan a la educación obligatoria en 2020. "Sería prudente que las metas nacionales definidas en materia de cobertura educativa, y especialmente las que refieren a educación media superior, incorporen objetivos específicos orientados a incluir a aquellos sectores que demuestran mayores dificultades para acceder y permanecer en la educación obligatoria".

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